Con De Bethune me cuesta mucho trabajo ser imparcial, porque es una de las marcas no tradicionales (en el sentido de antigüedad de la casa) que más me gusta. Los diseños que salen de la cabeza de David Zanetta respetan los presupuestos relojeros más rigurosos, pero están envueltos en cajas de una belleza arrebatadora.
Junto con la carcasa relojera para el iPhone, este Dream Watch 5 es el reloj concepto más seductor de De Bethune. Esta nave espacial con forma de punta de flecha (icónica en De Bethune) tiene una formas redondeadas que recuerdan las líneas art déco que gracias al titanio grado 5 pulido seducen permanentemente la mirada. Bajo el zafiro de la carlinga de la nave navegan horas saltantes, un disco rotativo para los minutos y las tradicionales fases lunares esféricas y bicolor de la maison.
El calibre manual incluye dos barriletes alimentados por una corona culminada con un rubí en cabujón (las características completas están en la Ficha Técnica), y que proporcionan 5 días de reserva de marcha.
Si cabe destacar que el ancho total de la nave es de 49 mm, por lo que hay que buscarle un acomodo holgado en la muñeca. Mi mujer dice que se lo pondría si fuera un colgante. He aquí una idea de marketing gratis para Pierre Jacques, el más que simpático director general de De Bethune, que nos enseñó personalmente los relojes el día que se hicieron estas fotos.
El reloj cuesta unos 122.000 €. No es para todos los bolsillos, desde luego, pero es lo que tiene la singularidad.
DB28 Digitale
Aquí sí que volvemos a los dominios más conocidos de De Bethune: pureza de líneas, firmamentos estrellados, fases lunares esféricas… Hay poco que decir de este reloj que no expresen las fotos solas. El rigor técnico de la pieza se presupone, gracias nuevamente al movimiento DB2144. Pero el envoltorio de las funciones rezuma gusto por la elegancia y el savoir faire. En esta revisión de los previos modelos «Digitale» de la marca, el disco de los minutos analógicos está enmarcado por un firmamento estrellado de titanio azulado; la ventana de las horas saltantes tiene el tamaño perfecto, con una tipografía de los numerales clásica, sobria.
Más estrellas rodean la luna, que a su vez se enmarcan dentro de un campo de guilloché semilla de cebada majestuoso en elegante discreción, desde la que dibuja infinitos círculos concéntricos.
Toda esta belleza queda recogida en una generosa caja de 45 mm, que sin embargo se ajusta perfectamente al pulso gracias a las proverbiales asas basculantes creadas por De Bethune.
Gracias al zafiro trasero el calibre queda a la vista. Un nuevo homenaje a la racionalidad representado, una vez más, por la platina en forma de punta de flecha. En su base el volante de silicio y oro blanco.
El precio ronda los 62.000 euros (ciento arriba ciento abajo). Esta es su ficha técnica, por si quieres seguir soñando pero con datos más precisos.