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L.U.C 1963 Chronograph. El que faltaba

Chopard L.U.C 1963 Chronograph detalle

Lo más habitual es encontrarnos con cronógrafos automáticos. Desde su aparición en 1969  todas las marcas compiten por sacar cronógrafos automáticos más precisos, más bellos, con mayor reserva de marcha. En lo que yo sé Chopard también. Sus cronógrafos, tanto con calibre manufactura como con ebauches adquiridos son todos automáticos. Hasta ahora.

En la feria de Basilea ví el L.U.C 1963 (estas son sus características), pero desafortunadamente no estaba este cronómetro. Porque, como siempre ocurre con Chopard -afortunadamente para los que nos gusta la relojería- , no les gusta quedarse a medias. Así que, inspirados por el deseo de Karl-Friedrich Scheufele, nos presentan un calibre de la división L.U.C, el gran almirantazgo de la manufactura relojera: es un cronómetro con certificación COSC, y además tiene el sello Qualité Fleurier, aún mejor (en este artículo expliqué lo que significa ese sello). Por qué se llama «Chronograph» y no «Chronometer» es algo que no entiendo.

Reverso del Chopard L.U.C 1963 Chronograph

 

L.U.C Chrono One de 2006

En palabas, de Karl, «Siempre había soñado con hacer un cronógrafo de carga manual. Siento una auténtica pasión por este tipo de movimiento, que representa la quintaesencia de la relojería tradicional en su forma más pura y más noble.  Esta pieza estaba programada desde que presentamos el  L.U.C Chrono One en 2006 y, para mí, es un sueño hecho realidad» A la derecha se puede ver el modelo de 2006. Si se amplía la foto se aprecia la diferencias de acabados. Claro que carecer de rotor favorece la belleza, pero desde luego se notan los años y la diferencia de nivel de exigencia. La calidad constructiva y de acabados es espectacular. El L.U.C 03.07-L es una versión a la vez más sencilla del calibre 03.03-L automático. Pero su carga manual  hace que se aprecie mejor su construcción. Y con las nuevas exigencias del sello Qualité Fleurier el nivel de detalle y acabados es francamente impresonante.

 

La esfera destaca por su equilibrio entre clasicismo y deportividad. Mantiene los tradicionales numerales romanos, pero ser curvos le da dinamismo y le resta seriedad. 42 mm de diámetro de caja permiten alojar tres contadores con gran visibilidad. El toque deportivo lo da el color rojo de las manecillas.

Digamos por último que 1963 es el año en que la familia Scheufele adquirió la Casa Chopard. Chopard siempre debería ser una de las firmas a considerar cuando se compra un reloj. Máxima calidad y exclusividad (en este caso aún más, sólo hay 50 ejemplares).

Esta es su ficha técnica completa. Merece la pena leerla.

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