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20 años del renacimiento de A. Lange & Söhne

Primera colección de A. Lange & Söhne expuesta en la boutique de Dresde

Primera colección de A. Lange & Söhne, expuesta en la boutique de Dresde

El 24 de octubre de 1994 tuvo lugar un acontecimiento que cambió el mundo de la alta (altísima) relojería: se presentó la primera colección de la renacida A. Lange & Söhne. La heredera del gran Gutkaes, la guardián de las esencias relojeras sajonas volvía a la vida.  Pero ¿con que cartas se presentaba una marca desaparecida?

La historia de A. Lange & Söhne merece ser sabida, porque es muy distinta a la tradicional historia suiza de maisons que se fundan en el XIX y permanecen abiertas  hasta hoy. Tras la caída del muro de Berlín, la empresa de los hijos de Adolph Lange volvió a sus orígenes de la mano del heredero Walter Lange, que consiguió recuperar la fábrica, la marca y saber hacer relojero de la familia, perdido durante los años del telón de acero.

Cuando en 1994 desveló su primera colección  el mundo relojero se quedó sin respiración: de un plumazo se habían disipado las dudas de si sabría recuperar la genética de la marca y además creo una nueva vara por la que se mediría a partir de entonces la alta relojería. El Lange 1 se convirtió en el icono de la marca, con su esfera descentrada y la gran fecha tomada del reloj de cinco minutos que Gutkaes creó para el Semper Opera House de Dresde pasaron a ser los rasgos identitarios de la marca, y por extensión de la relojería sajona.

Éste es el recuerdo gráfico de aquel día histórico:

Presentación de la primera colección de la renacida A. Lange & Söhne en 1994

Año tras año las novedades presentadas por los alemanes asombraban al mundo por su audacia, personalidad, dificultad y amor por los acabados exquisitos. A día de hoy Lange ya tiene más de 70 referencias y 49 calibres distintos. He aquí algunos de esos hitos:

 

 

Supongo que cuando se acerque la fecha del aniversario en octubre la marca organizará algún evento especial, pero mientras tanto nos ha hecho llegar una entrevista con Walter Lange (que cumple 90 fructíferos años este próximo 29 de julio) que merece la pena leer y que os dejo aquí íntegra.

VIDA

1926: Walter Lange con su padre Rudolf Lange y sus hermanos

El 29 de julio de 2014, celebrará su 90 aniversario. Un buen motivo para hacer una reflexión. ¿Cuál, sin que lo piense mucho, ha sido el mejor momento en su vida?

Seré honesto: mi infancia, aunque suene a lugar común. Era completamente libre, no tenía las preocupaciones de los adultos. Todos los días había pequeñas  aventuras que vivir y crecí en una familia amorosa y protectora. Cuando veo en retrospectiva mi vida, esos son los mejores recuerdos.

Usted nació en una familia de relojeros. ¿Cuándo fue su primer contacto con los relojes?

Hoy en día, los niños juegan con coches teledirigidos u ordenadores. Cuando yo era joven tenía un kit de relojería. No recuerdo cuántos años tenía, pero me armé un reloj con las piezas. De niño pasaba mucho tiempo en la manufactura; eso tuvo un gran impacto en mí desde muy temprana edad.

¿Y recibió formación como relojero?

Cuando tenía 16 años continué la tradición familiar. En ese momento, sólo los cursos de maestría estaban disponibles en Glashütte, así que me fui a Karlstein (Austria). Después de un año y medio tuve que interrumpir el aprendizaje porque fui reclutado por el ejército. Después de la guerra continué mi aprendizaje con Alfred Helwig en la Escuela de Relojería en Glashütte.

¿Cuál fue el peor momento de su vida?

Fueron unas cuantas horas durante la segunda guerra mundial, tras ser herido de bala en la pierna; las pasé tirado en el campo de batalla completamente inmóvil. No me atrevía a arrastrarme fuera de la zona de peligro hasta que cayó la noche. La guerra y todos los recuerdos asociados me persiguen aún hoy día.

 

La manufactura tras el bombardeo

El último día de la guerra fue testigo del bombardeo de la fábrica

Sí, fue algo terrible. Había vuelto a casa atravesando el Mar Báltico y acabé en un hospital de guerra cerca de Glasütte, donde me trataron la pierna herida. Fue una circunstancia afortunada; un golpe de suerte, por así decir. Mi padre me había conseguido un permiso para ausentarme válido del 7 al 15 de mayo de 1945. Estaba increíblemente feliz de volver a encontrarme con mi familia. Pero el 8 de mayo por la mañana sonó la alarma de ataque aéreo y nuestra edificio principal de fabricación quedó destruido por el bombardeo.

Las empresas relojeras en Glashütte fueron expropiadas después de la guerra. ¿Cómo vivió ese período?

Por entonces mi padre Rudolf y sus dos hermanos Otto y Gerhard dirigían la fábrica. Por supuesto, tratamos de seguir trabajando y reconstruir la planta de producción después de que fuera bombardeada durante la guerra. Tuve amplias conversaciones con mi padre y mi tío Otto sobre el futuro de la empresa. Empezamos a desarrollar el calibre 28 de un reloj de muñeca, pero antes de que entrara en producción en serie, la empresa fue expropiada en abril de 1948. Ya no permitieron a mi padre y mis hermanos volver a pisar la fábrica. Me pidieron que me uniera al sindicato, pero lo rechacé. Después evité los trabajos forzados en una mina de uranio huyendo una noche de noviembre de 1948.

Después de su expropiación en 1948, la compañía se convirtió en una empresa de propiedad pública y en 1951 fue fusionada con otros empresas relojeras de Glashütte. La marca A. Lange & Söhne no volvió a usarse. Usted se fue a Pforzheim. ¿Cómo experimentó esta situación desde la distancia?

Con gran preocupación. Me preocupaba sobre todo mi padre, que estaba destrozado por la expropiación. Se vino a vivir con nosotros a Pforzheim, pero no soportó la pérdida de la fábrica y de su hogar. Murió menos de un año después. Todos asumimos que el negocio familiar se había perdido para siempre, y estábamos desolados.

Usted tuvo la valentía de reiniciar el negocio en Glashütte el 7 de diciembre de 1990. ¿Fue difícil?

Era arriesgado, pero era lo único que podía hacer. Cuando cayó el Muro de Berlín ya me había retirado. Pero sencillamente no podía dejar pasar la oportunidad de revivir la herencia de mis antepasados. El 7 de diciembre de 1990 fue uno de los días más felices de mi vida. Registré la marca usando la dirección de un antiguo compañero de clase de primaria en Glashütte. Tuvimos que empezar desde cero.

El edificio original de la manufactura, restaurado en 2001

¿Qué ocurrió después?

Durante las primeras semanas y meses tuvimos que superar numerosos obstáculos. Hay un hecho que aún recuerdo vívidamente. En 1990/1991 negociamos con la agencia fiduiciaria Treuhand la devolución de las propiedades confiscadas a la familia Lange. El miércoles anterior a Semana Santa me reuní con el Director de Treuhand, Detlev Karsten Rohwedder, y tras la conversación tuve el sentimiento genuino de que por fin había hablado con la persona adecuada. Cinco días después, el lunes de Semana Santa por la noche, le pegaron un tiro en su casa. Me quedé anonadado. Las negociaciones ulteriores con Treuhand fueron un fracaso. No fue sino hasta el 2000 que pudimos recomprar el edificio a la ciudad de Glashütte.

¿Quién fue su confidente más importante?

Mi socio Günter Blümlein. Sin el el renacimiento habría sido ciertamente imposible. Blümlein era un hombre de acción y un visionario. Su pensamiento era a largo plazo. Era un excelente estratega y tenía una habilidad especial para el diseño de relojes y el marketing.

Hartmut Knothe (CEO) Walter Lange y Günter Blümlein (Director de Producto)

¿Estaban muy unidos?

Günter Blümlein y yo pasamos mucho tiempo juntos tras la reunificación de Alemania. Muchas veces nos sentábamos con un vaso de vino tinto en el Ladenmühle, un pequeño hotel cerca de Glashütte. Siempre quería que le hablara de los tiempos pasados, de la fábrica de relojes de bolsillo de mis antepasados. Fueron tardes maravillosas que recuerdo con mucho cariño. Más tarde lamentamos no haber grabado nuestras conversaciones. Los días anteriores a la presentación de nuestra primera colección, en octubre de 1994, fueron particularmente emocionantes. Por entonces Blümlein y yo compartíamos oficina. Nos sentábamos enfrente de nuestras máquinas de escribir y juntos discutíamos el contenido de nuestros discursos para la primera conferencia de prensa. Es una tragedia que Blümlein muriera tan joven.

¿Podría resumiros qué visión tenía para el renacimiento?

Desde el principio queríamos crear relojes que fueran elegantes y clásicos de apariencia pero a la vez muy modernos.

Cuando comenzó con una plantilla de 15 personas, ¿alguna vez pensó que A. Lange & Söhne podría converstirse nuevamente en una empresa de altura mundial?

Eso era, por supuesto, lo que deseábamos. Al fin y al cabo mis ancestros tuvieron éxito internacional con sus relojes de bolsillo. Aún se ponen en contacto con nosotros propietarios de relojes históricos de Lange de todo el mundo. Inicialmente queríamos vender nuestros nuevos relojes en Alemania y Europa. Pero pronto llegaron peticiones del otro lado del océano. Estoy encantado de haber logrado situar a A. Lange & Söhne en el panorama internacional.

¿Cuál ha sido el mejor momento de su carrera?

Eso es difícil de decir. La exitosa conferencia de prensa del 24 de octubre de 1994, cuando presentamos nuestra primera colección, es uno de ellos. Hubo otro momento como ése en 2013, cuando mostramos por primera vez nuestro GRAND COMPLICATION -un edición limitada de 6 piezas- en Ginebra. En ese momento volví a sentir que Lange lo estaba haciendo todo bien. Me sentí orgulloso de la tradición, la empresa y sus empleados.

¿Y qué es lo que más disfruta?

Los resultados conseguidos desde unos comienzos tan modestos. Lange no ha sido la única compañía de Glashütte. En este tiempo Glashütte se ha convertido de nuevo en el centro de la industria relojera alemana. Unas 1.300 personas han encontrado trabajo aquí y han transformado la región en un «floreciente paisaje». Por supuesto estoy encantado con papel que A. Lange & Söhne ha representado en este proceso. Al igual que en el tiempo de mi abuelo, Lange es la fuerza motriz de la región. Creo que la mayoría de la gente lo ve así.

1946 – Confiscación de la manufactura por el ejército ruso

El dicho dice que «no hay éxito sin fracaso». ¿Cuál fue el más amargo?

Para mí la expropiación de 1948 fue una de las experiencias más amargas. Pero fue aún peor tener que presenciar el gradual decline de la manufactura original.

El primer aprendiz aún trabaja en Lange. ¿Se tratan de tú?

En 1997 comenzamos a formar a dos relojeros. Uno de ellos está aún en la empresa. Hoy pertenece al equipo de desarrollo de producto y contribuye al diseño de nuevos calibres. Es un joven bastante reservado. Creo que para él yo soy simplemente «Herr Lange», como para todos los demás.

¿Qué le gusta de la gente de Glashütte?

Me gusta su calma y compostura, que probablemente molesta a la gente de ciudad. Pero claro, la perfección no casa bien con la velocidad.

LOGROS

¿Cuáles son las características de un reloj Lange tipo?

Günter Blümlein dijo una vez que un reloj Lange es una fusión de varias artes que consiste en un legado orgulloso, la pasión de nuestros empleados por la alta relojería, el estilo de la compañía, la responsabilidad por sus tradiciones y por último la tecnología y artesanía con la que estamos comprometidos. Y yo estoy de acuerdo.

¿Cuántas veces le preguntan por su nombre? ¿Le incomoda?

Afortunadamente Lange es un nombre común. Fuera del mundo de la relojería rara vez me hacen preguntas sobre él. Para mí es en primer lugar  una responsabilidad. Y eso está menos relacionado con el nombre en sí mismo que con las tradiciones, la empresa, la ciudad de Glashütte y las gentes que viven y trabajan aquí. Cuando era niño vi el masivo desempleo de los años 20 y 30, y me daba cuenta de cuánta aprensión les producía tener que despedir trabajadores. Eso influyó en mi forma de pensar. Fue un motivo importante para volver a levantar nuestra manufactura. Cuando calló el Muro de Berlín mi primera preocupación no fue revivir el nombre de A. Lange & Söhne, sino contribuir a dar a la gente de Glashütte una nueva perspectiva. Quería volver a traer puestos de trabajo a Glashütte.

20 de julio de 1998: Walter Lange recibe la Orden del Mérito de Sajonia

Señor Lange, ¿todavía puede contar todos los premios que ha obtenido?

En realidad no tengo tantos. En julio de 1998 recibí la Medalla del Mérito del Estado Libre de Sajonia. También he sido un orgulloso ciudadano honorario de Glashütte desde 1995. Me gustó particularmente el «Homenaje a la Pasión» como premio a mi carrera que me concedió el año pasado el FHH (Fondation de la Haute Horlogerie) en Lausana. ¡En Suiza, nada menos!

¿Por qué logro se daría usted un premio?

Ah, eso tendrían que hacerlo otros. Estoy agradecido por toda la suerte que he tenido a lo largo de mi vida. A veces pienso: «El destino me había elegido para Glashütte». Sin el renacimiento de Lange Glashütte sería muy diferente hoy. Soy feliz de haber contribuido a revivir la industria relojera en nuestra comunidad de los Montes Metalíferos. Es maravilloso ver tanta gente fabricando relojes en Glashütte. Me hace feliz.

¿Cuál es su visión para el futuro de la compañía?

Ya no estoy involucrado en el día a día. Pero todavía acudo a los eventos importantes. Mientras nuestros relojeros se esfuerzen en crear los mejores relojes del mundo la marca seguirá en la dirección adecuada. No podemos rebajar nuestros estándares: la calidad es lo que hace a Lange. Deber permanecer así.

PASIÓN

Ha viajado de manera extensa. ¿Qué lugar le ha impresionado más?

He visitado muchos países y me he sentido a gusto e muchos lugares. Las pirámides de Giza en Egipto fueron particularmente impresionantes. Estar allí en frente de esas estructuras gigantescas, sabiendo que Cleopatra estuvo allí hace 2.000 años y veía lo mismo que nosotros vemos ahora… las dimensiones son inimaginables. Las antiguas ciudades mayas en México también me impresionaron profundamente. O contemplar la Bóveda Verde de Dresde con sus obras de arte en marfil, ámbar y plata. Cuando piensas en lo que la gente consiguió entonces, sin los beneficios de la tecnología moderna y usando herramientas sencillas… eso me fascina inmensamente.

¿Y Glashütte? ¿Le gusta la ciudad hoy día?

Glashütte está preciosa ahora. Da igual dónde mires: las taras de la ciudad han desaparecido, lo que me hace feliz. Justo el pasado abril estaba en la montaña cerca del observatorio. Hay un banco que te da una maravillosa vista de la ciudad. Una fotografía que data de mi niñez muestra a mi padre conmigo y mis hermanos sentados en ese banco. En aquel entonces subíamos allí a menudo para pasar el día y disfrutar del sol. Al fin y al cabo hay más sol allí arriba que abajo en el valle.

¿Qué personalidades le han marcado más?

Mi padre siempre fue un modelo y un mentor para mí. Mi tío Otto fue otra persona importante en mi vida, en lo que se refiere a la relojería. Cuando era niño a menudo me llevaba a los talleres y me enseñaba muchas cosas.

¿Y su mayor fortaleza?

Quizá mi cabezonería. Si hubiera perdido la esperanza de revivir las viejas tradiciones habría sido un jubilado cualquiera en 1990. Pero para mí, a los 66 años, comenzó un nuevo capítulo de mi vida. Y así es aún: si algo es importante para mí, lo apoyo con todas mis fuerzas. Le digo a la gente lo que me gusta… y lo que no me gusta también, lo que a veces no cae bien a los que les afecta. Pero es aceptable a mi edad y con mi experiencia, creo.

¿Recuerda su primer reloj?

Lange OLIW

Sí, era un reloj de pulsera Cyma. No fue hasta la confirmación que recibí un reloj Lange. era un OLIW. Son las siglas de «Original Lange Internationales Werk». Se lanzó en los años veinte, y eran la línea más asequible de A. Lange & Söhne.

¿Cuántos relojes tiene, y cuál es su favorito?

Es una cantidad manejable. Como relojero tengo una debilidad por las complicaciones técnicas. Por eso me gusta llevar el Tourbillon «Pour La Mérite» de la primera colección; también porque el reloj es un recuerdo del renacer de la marca A. Lange & Söhne.

¿Qué otras marcas relojeras admira?

Me encantan los relojes de péndulo que hace Erwin Sattler en Munich. Una vez me hice con un juego de piezas y lo monté yo mismo. Fue una verdadera delicia. El reloj todavía cuelga en la pared de mi casa.

¿Qué otras cosas, además de los relojes, despiertan su entusiamo?

Horex 350 Regina

Siento debilidad por los coches antiguos. Recuerdo vivamente mi Fiat 600 de motor trasero. Mi mujer y yo cruzamos el Paso del Brennero con él. Fui tocando el cláxon toda la cuesta porque tenía que mantener el acelerador pisado. La gente saltaba a la cuneta para abrirnos paso. O mi moto Horex 350, con su maravilloso sonido.  Mi mujer se sentaba en el sidecar, y hacíamos maravillosos viajes de un día. Hace dos años llevé mi Mercedes descapotable al Concorso d’Eleganza en el Lago Como. Su motor de tres litros ronroneaba, era una maravilla. ¡El corazón se me aceleró cuando llegué a Como y vi tantos increibles coches clásicos juntos en un solo sitio!

¿Qué consejo le daría a la gente joven de hoy?

Cada generación debe descubrir su propio camino. Sólo una cosa, quizá: en mi opinión hay demasiadas quejas hoy en día. Todo el mundo está estresado, nada está bien. Las condiciones eran totalmente diferentes cuando yo era joven. Para un viaje a Dresde mi madre me daba como provisiones unas cuantas patatas hervidas, nada más. O los años de la posguerra: al principio una comida consistía de sopa de agua con patatas ralladas; la llamada «Zudelsuppe». Un año después tenía zanahorias sazonadas del jardín. Nos contentábamos con lo que teníamos. Ojalá los jóvenes de ahora se sintieran así más a menudo.

CUMPLEAÑOS

Va a cumplir 90 años. ¿Puede darnos su receta para una vida larga?

A menudo los fines de semana me iba al campo. Lejos de la ciudad estiraba las piernas, disfrutaba del paisaje y respiraba aire fresco. Se sentía bien recargar las baterías así. Hoy intento caminar al menos una vez al día. Hay un aspecto aún más importante: el pensamiento positivo como hábito. Las noticias están invadidas por titulares negativos. Es deprimente. Deberíamos enfocarnos hacia las cosas placenteras de la vida. La gente como yo que ha vivido la crisis económica mundial del 29 y la II Guerra Mundial sabemos cuán maravillosa puede ser la vida hoy. Pensamiento positivo. Significa hacer lo que realmente quieres hacer y encarar el futuro con coraje y entusiasmo. Para mí esas son las claves para una vida larga.

¿Cómo se encuentra estos días?

Tan bien como puede estar un hombre de mi edad. Desde luego a veces noto dolores aquí y allá, pero en general todavía estoy en buena forma. Estoy muy agradecido por esto.

¿Qué ocurre en un día normal de su vida?

Depende. Cuando estoy en casa los días no son muy emocionantes, claro. Leo, hablo por teléfono, paso tiempo en el jardín. Cuando estoy viajando el horario viene determinado por los eventos a los que acudo: entrevistas o una cena. En Glashütte me gusta visitar los talleres de nuestros relojeros. Y da igual dónde esté: siempre intento echar una siesta después de comer. Me relaja y me da fuerzas para la segunda mitad del día.

¿Qué hará en su cumpleaños?

No tengo planes definitivos. Aún no estamos seguros. En cualquier caso estaré con mi familia y amigos cercanos ese día. Más tarde, en agosto, tendremos una pequeña fiesta con los miembros del equipo de Lange.

¿Cuál es el mejor regalo de cumpleaños que ha recibido?

Difícil de decir. He recibido unos cuanto que han significado mucho para mí. Clientes y coleccionistas me han hecho regalos maravillosos. Viéndolos de cerca se aprecia el afecto con el que se hicieron y el pensamiento que inspiró la elección del que lo hizo. Realmente aprecio estos regalos. Están expuestos en un aparador de mi oficina de Glashütte y los disfruto cada vez que estoy allí.

¿Cuál es su deseo personal para su 90 cumpleaños? ¿Qué sueños le gustaría ver realizados?

Buena salud, es mi único deseo. Aparte de eso, soy feliz en todos los aspectos.

1941- El relojero Walter Lange

 

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