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Atmos Classique Phases de Lune y el amor eterno

 

El Atmos es a la relojería lo que los árboles a la Naturaleza: su transcurrir no comparte las premuras del ajetreo diario; su lento compás ve con una perspectiva diferente la vida que los humanos, sus creadores, viven.  Se alimenta del aire y necesita un retoque cada 3.821 años. Casi no es de este mundo, ¿verdad?

El Atmos fue inventado en 1928, aunque los relojes cuyo movimiento se basan en los cambios de temperatura y presión existían desde el siglo XVII. Se basa en una cápsula sellada herméticamente que contiene una mezcla de gas y líquido de cloruro de etilo que se expande en una cámara de expansión cuando sube la temperatura, comprimiendo un resorte en espiral; cuando desciende la temperatura el gas se condensa y el resorte se descomprime ( el cloruro de etilo -o cloroetano- también se usaba como refrigerante).  Ese movimiento enrolla el muelle real.

Para funcionar con tan poca energía se utiliza un péndulo de torsión con hilo hecho de Elinvar, una aleación de acero y níquel cuya elasticidad no cambia con los cambios de temperatura. De hecho ese nombre tan élfico viene del francés Elasticité Invariable. El péndulo de torsión oscila 2 veces por minuto, 1/60 del número de oscilaciones de un reloj de péndulo convencional. El mecanismo no necesita lubricación. De esta forma el Atmos consume 240 menos energía que un reloj de pulsera al uso.

¡60 millones de péndulos Atmos consumen la misma energía que una simple bombilla eléctrica de 15 vatios!

Jaeger-LeCoultre nos presenta ahora la posibilidad de personalizar el Atmos con fases lunares en oro. Tiene sentido, sabiendo que el reloj seguramente pasará de una generación a otra.  El gabinete de vidrio puede ser serigrafiado, permitiendo así crear letras y motivos personalizados. También es posible colocar una placa en su zócalo.La esfera  es absolutamente clásica para aguantar el paso el tiempo (aunque a mí me gusta más la recreación de Hermès). Lacada en blanco con numerales romanos en negro y manecillas azuladas. Y como es costumbre, el dial con los meses en el interior.

Si ves funcionar un Atmos (cuya Ficha Técnica está aquí) te das cuenta por qué es un reloj que enamora. Simplemente te quedas pegado a la caja, viendo el lento transcurrir del tiempo que es, al mismo tiempo, tan breve como en cualquier otro reloj y tan largo como las oscilaciones de su péndulo. Te da otra perspectiva de la vida -aunque luego esta se empeñe en cambiarte el punto de vista…

Espacio para la personalización del Atmos

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