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Edouard Meylan, la industria relojera y el franco suizo

Evolución de la cotización de franco suizo

El pasado miércoles el Banco Nacional Suizo, conocido como el Banco Nacional más previsible del mundo, sorprendió a todos anunciando que dejaba de proteger la cotización del franco suizo frente a la euro, suprimiendo la cotización mínima de 1,20 francos por euro. La consecuencia fue inmediata: la divisa nacional helvética comenzó a apreciarse fuertemente, al punto de casi alcanzar la paridad con el euro y apreciándose fuertemente respecto al dólar y el yen.

¿Qué significa esto? Un país cuyo balance fiscal depende en gran medida de las exportaciones –Suiza es un país pequeño y sus ventas al extranjero suponen el 35% de su PIB– de repente se ha encontrado con que sus productos son mucho más caros y por tanto menos atractivos y más difíciles de vender frente a los competidores que tiene a la puerta (léase principalmente –aunque no sólo- Alemania).

Los relojes suizos no sólo son el objeto de pasión de muchos de nosotros; también es una industria importantísima para Suiza, y no sólo –aunque fundamentalmente- en términos económicos, sino también de imagen de país. Mientras en España estamos en permanente lucha por sacar a flote la “Marca España” en Suiza no tienen ese problema; nadie se pregunta qué significa “Swiss Made”.  Si todos sabemos que Suiza es un país escandalosamente caro en todo, también tenemos la idea de que los relojes suizos son un lujo asequible.

Pues eso puede estar a punto de acabarse.

Y para explicar por qué, nada mejor que leer la carta abierta que Edouard Meylan, CEO de H. Moser &Cie, ha dirigido al presidente del Banco Nacional Suizo el mismo día de conocerse la noticia. Ya dije cuando publiqué la charla que mantuve con Edouard que no es un Director General al uso, sino que sorprende su frescura y su falta de tapujos. En un mundo tan medido (y valga la metáfora) como el relojero, en el que no se dice una palabra que no se haya calibrado antes convenientemente, el tono casi beligerante de Edouard llama particularmente la atención, pero refleja muy bien el sentir de muchos empresarios suizos, relojeros o no.

Neuhausen am Rheinfall, 15 de enero de  2015

Quería mostrarle, personal y públicamente, mi agradecimiento por su dramática acción de suprimir la cambio mínimo del franco suizo de 1,20 frente al euro.

Cuando me desperté esa mañana tenía un extraño sentimiento. Mientras miraba las noticias me preguntaba “¿qué voy a hacer hoy?” –aparte del quehacer habitual en enero. No había conflictos nuevos, no había noticias de que los mercados emergentes se estuvieran ralentizando y, gracias a Dios, no había un nuevo ataque terrorista.

Yo soy un emprendedor y poseo una pequeña manufactura relojera llamada H. Moser & Cie., radicada en Schaffhausen, Suiza. Muy excepcional es el lema de H. Moser & Cie. Muy Excepcional porque producimos 1.000 relojes, somos emprendedores en un negocio familiar que emplea a 55 personas y porque somos una manufactura en el verdadero sentido de la palabra, desarrollando y produciendo nuestros propios –e ingeniosos- relojes.

Como emprendedor en una pequeña compañía suiza me gustan los retos: ya sea la presión de los grandes grupos del lujo sobre los suministros o la distrbución, o la lucha para hacer más con un presupuesto pequeño y contra la avalancha de los grandes anunciantes y su marketing. Pues bien, hoy, Sr. Presidente, su decisión ha elevado un punto esos retos: el 95% de nuestros relojes se venden fuera de Suiza, y ese mismo día llamaron los primeros distribuidores para cancelar pedidos.

Así que esta mañana a las 10:38, cuando mi Director Financiero me envió un correo titulado “Últimas Noticias”, pensé “ajá, por fin algo que hacer”. Algo que me obliga a encontrar soluciones inteligentes para continuar con nuestro crecimiento y mejorar nuestros beneficios para asegurar la continuidad de H. Moser & Cie. y los 55 empleados que trabajan para mí.

De hecho, se me ocurrió algo: ¿por qué no trasladarnos simplemente dos kilómetros, a Alemania, y continuar operando en la Unión Europea? Así incluso podría ignorar esa otra restricción sobre los permisos de trabajo para trabajadores de la UE que entró en vigor en Febrero de 2014: aproximadamente el 20% de mis empleados son alemanes.

Permítame que se lo diga claramente, en nombre de muchos negocios pequeños y medianos que emplean a tantos suizos: espero que tenga un plan firme que nos permita seguir adelante con usted a largo plazo. Porque de otro modo, al igual que otras muchas maravillosas creaciones suizas, es posible que los relojes de H. Moser de repente se hayan convertido en algo muy, muy, muy excepcional.

Atentamente,

Edouard Meylan

CEO of H. Moser & Cie.
Es difícil explicar más claramente la situación. En la misma línea se ha manifestado Nick Hayek, Director General del Grupo Swatch: «No tengo palabras. Es un tsunami para la industria exportadora y para el turismo y, al final, para toda la economía suiza». A las 3 y media de la tarde del 15, las acciones de Swatch ya habían caído un 17%.

En marzo tiene lugar la feria de Baselworld, en la que se presentan nuevos modelos. Pero en esa feria lo más importante no son los periodistas y aficionados que vamos a conocer las novedades, sino los compradores.  Ahora mismo se habla de un incremento de precios entre el 15 y 20%, algo insostenible para cualquier empresa (relojera o no). Como bien dice Eduard, al lado de Suiza está Alemania, con una creciente y cada vez más apreciada industria relojera. En la gama alta de repente A. Lange & Söhne puede parecer no tan caro, al igual que Moritz Grossman. NOMOS, salvo la espiral, ya produce sus propios calibres en su fábrica, y puede ser más interesante que un, digamos, Longines (a decir verdad a menudo ya lo es).

Más allá está Japón, que produce calibres que compiten perfectamente con los ETA. Si me apuras, hasta Rusia podría beneficiarse, si bien el problema que tiene con el petróleo está afectando a toda la capacidad productiva del país y además nunca han sabido comercializar sus relojes fuera de sus fronteras.

Es por supuesto demasiado pronto para saber qué consecuencias a medio y largo plazo puede tener esta decisión del BNS. A lo mejor éste entra en pánico (al parecer esta operación ya le ha costado unos 60.000 millones de euros que compró en su momento) y vuelve a intervenir para volver a encauzar la situación, pero daría una imagen de falta de seriedad que no cuadra con cómo se opera en el mundo occidental. Si las cosas siguen como están a día de hoy, la industria del cantón se va a tener que replantear muchas cosas. Por decirlo claramente, van a tener que plantearse cómo ser más competitivos, lo que pasa, como ya sabemos, por producir más barato: despedir gente, bajar sueldos, buscar proveedores alternativos, llevarse la producción a otros países (como dice Edouard)…

Jack Heuer el hasta hace muy poco presidente honorario de TAG Heuer, siempre ha defendido que la crisis del cuarzo no vino porque de repente la gente prefiriera los relojes a pila, sino porque la fuerte apreciación del franco suizo en aquel entonces hizo que los únicos relojes asequibles para el mundo fueran los que venían de fuera de Suiza. Pues estamos ante ese mismo panorama.

Tanto decir que la siguiente crisis de la relojería suiza podría venir por el lado de los relojes inteligentes y resulta que la gran bomba no se ha fabricado en Cupertino, sino que se ha ensamblado, armado y explosionado en el corazón del país transalpino.

 

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