El 1966 es el reloj con presencia más clásica de Girard-Perregaux. Sin embargo su origen responde a un progreso técnico que no se asocia a los modelos más tradicionales: en 1966 la manufactura lanzó su primer calibre de alta frecuencia (36.000 alternancias/hora) como respuesta al deseo de movimientos automáticos más precisos, plasmado en el Gyromatic Chronometer HF. El 1966 es el homenaje de la casa a ese gran avance.
Aunque el Gyromatic tenía un aspecto muy de su tiempo, el homenaje de GP resultó en la quintaesencia del reloj de vestir: una caja redonda, correa de piel y en la esfera horas y minutos, segundero central y fecha. Una fórmula perfecta que con el tiempo ha ido variando tamaños y decoraciones, pero cuya esencia ha permanecido siempre igual.
Si el mes pasado presentamos el 1966 con esfera azul (aún mi favorito), ahora Girard-Perregaux nos anuncia una versión que se centra en el trabajo artesano en la esfera: está decorada con una técnica especial de guilloché llamada flinqué. Esta técnica consiste en un grabado hecho a mano con un buril -o a máquina- que, movidos de forma concéntrica, van labrando líneas rectas o curvadas (como en este caso). El resultado es un dibujo complejo que juega con los contrastes que crea la luz al incidir en la superficie texturada, dándole un aspecto de reloj antiguo. Los segmentos coinciden con los índices, que son pintados en negro salvo las cuatro horas principales que son índices de oro aplicado. Una decisión inteligente para no sobrecargar la esfera con demasiado brillo y mantenerla dentro de la sobriedad esperada en un reloj así.
Tal vez por eso la ventana de fecha no acaba de pegar porque interrumpe la decoración con un diseño demasiado básico, y sobre todo con el fondo de la ventana en blanco en vez de plateada como el resto de la esfera. Bien es cierto que la fuente usada para los numerales está bien elegida, pero es un detalle, el del fondo de la ventana, que en todas las versiones del 1966 no dejo de señalar, particularmente cuando estamos hablando de un reloj de 14.800 Euros.
Como en los demás modelos la información la genera un calibre de manufactura, que, gracias a su altura de 3,20 mm permite crear un reloj de vestir muy plano, corroborado por la medida clásica de la caja: 38 mm de diámetro, sujeto al pulso mediante una correa de aligátor que contrasta a la perfección con la caja de oro rosa (todos los detalles técnicos están aquí).
Hay además una versión de mujer con caja de 30 mm (pequeñita para lo que se lleva ahora) y diamantes engastados en el bisel. Al ser más pequeña se ha prescindido del segundero central y la fecha, porque de otra forma no se apreciaría el trabajo de decoración.
Espero ver las dos versiones el próximo mes en Baselworld.