El relojero de Dresde, Ferdinand Adolph Lange -cuyo bicentenario tuvo lugar el 18 de febrero de 2015– introdujo la platina de tres cuartos en la alta relojería. Surgió de su compromiso por elaborar piezas de relojería con una precisión y fiabilidad supremas y pronto se convirtió en un elemento que definió todo un estilo en sus relojes de bolsillo. Y por ende, de la relojería que viene de Glashütte.
Tras establecer su manufactura el 7 de diciembre de 1845 Ferdinand Adolph Lange se embarcó en la búsqueda sistemática por mejorar el diseño de los calibres. Un aspecto técnico de esta época en los movimientos de los relojes de bolsillo era lo que más le molestaba: generalmente, todos sus rodamientos y engranes estaban ubicados por debajo de los puentes y ejes, separados entre sí. Durante el proceso de ensamblado, el relojero debía maniobrar laboriosamente estas piezas con sus respectivos engranes hasta lograr la posición adecuada de uno con respecto al otro. Una tarea tediosa basada en el principio de prueba y error. Esto ocurría porque si se modificaba el alineamiento de un eje todos los demás tenían que volver a ser revisados y posiblemente también reorientados. Además, era sabido los ejes que se desplazaban ligeramente con el paso del tiempo así que los relojes frecuentemente debían ser reajustados.
Para Ferdinand esto no era aceptable. Su objetivo era crear relojes de manera fiable y de calidad duradera. Por ello desarrolló una platina superior que acomodara todos los pivotes de los engranajes más importantes. La posición de los rodamientos quedaba ahora fija. Su nuevo enfoque aceleró de manera significativa el proceso de ensamblado, aunque se necesitaba una habilidad especial para conducir simultáneamente todos los ejes a sus respectivas bases en la parte inferior de la platina. Durante casi 20 años Lange siguió redefiniendo el diseño de esta platina en diversos pasos, hasta que en 1864 cubrió tres cuartas partes del movimiento. Sólo el volante con su eje quedaban al descubierto. El puente del volante, sin embargo, quedaba integrado sobre la platina superior. Así quedó plasmada la forma definitiva: había nacido la platina de tres cuartos.
En marzo de 1875 Lange obtuvo la patente en Estados Unidos. Describía una solución para relojes con platina de tres cuartos que tenía que ser desmantelada completamente incluso si sólo hacía falta sacar el barrilete. Ferdinand diseñó un barrilete que podía ser quitado de manera independiente soltando dos tornillos bajo el rochete.
Después de 1990 se reintrodujo la platina de tres cuartos como marca de la casa de A. Lange & Söhne. Gracias a las máquinas fresadoras y a las de electroerosión de hilo (también conocidas como máquinas de mecanizado por descarga eléctrica por hilo metálico o wire EDM en inglés) se puede crear con una precisión suprema, y tolerancias que se expresan en milésimas de milímetros.
Se realiza en plata alemana sin tratar, una aleación que contiene cobre, níquel y zinc, usada tradicionalmente por Lange para todas sus piezas. El material se caracteriza por su alta estabilidad y resistencia a la corrosión. A lo largo del tiempo va adquiriendo una patina dorada que la protege, y no necesita ningún recubrimiento electrolítico anticorrosión. Se decora con nervaduras Glashütte, convirtiéndose así en un escenario perfecto para los tornillos azulados a fuego que aseguran los chatones de oro sobre los que se asientan los rubíes.
Así cada platina de tres cuartos honra al fundador de la industria de la relojería sajona, nacido hace 200 años.
(traducción de la nota oficial en inglés con elementos añadidos).