Rado sigue con su política de perfil bajo, introduciendo modelos sin armar mucho ruido (salvo cuando se trata de acciones con su embajador Andy Murray) que sin embargo tienen, constructivamente hablando, una de las tecnologías más avanzadas. La cerámica es cosustancial con Rado; casi se podría decir que la inventaron ellos y sin embargo no tiene la apreciación que merece.
Yo creo que el problema viene de que en apariencia la cerámica -y recordemos que todo el reloj está hecho de cerámica, incluido el brazalete– no se diferencia del acero inoxidable a primera vista, y sin embargo las sensaciones son completamente diferentes cuando se tiene en la muñeca. Para empezar el Rado HyperChrome Chrono Tachymeter es ligerísimo; todos los Rado lo son, de hecho. No se nota que se lleva, lo que alivia la sensación de portar una caja de 45 mm de diámetro. La sensación sobre la piel es cálida, no fría como el acero. Y tiene un brillo matizado y suave, muy elegante.
En este Rado HyperChrome Chrono Tachymeter la casa ha decidido poner acentos dorados, seguramente porque sus mayores mercados están en Oriente y la India. El PVD de oro rosa empleado da una sensación metálica que sirve de contraste con el fondo de la esfera gris y decoración rayos de sol. Francamente, puede no ser para todos los gustos.
Sin embargo la corona y los pulsadores están muy bien resueltos, aquella con un labrado bien ejecutado y estos con unas líneas suaves y ergonómicamente acertadas. De hecho yo creo que quedan mejor porque, como se puede leer en la Ficha Técnica Completa, son de acero inoxidable recubiertos de PVD dorado. Da la sensación de que el PVD agarra mejor en el metal que en la cerámica.
El Rado HyperChrome Chrono Tachymeter lleva, como los demás hermanos de familia, un calibre ETA 2894-2 (no olvidemos que Rado pertenece a Swatch). No hay mucho que añadir sobre este fiable movimiento, pero sí merece la pena resaltar el rotor, que repite la forma de ancla que también tiene el logotipo de la empresa. Y además en negro, que lo hace destacar más.
No olvidemos por cierto el taquímetro que da nombre al reloj: está grabado sobre el bisel y recubierto de SuperLuminova, lo que garantiza su visibilidad en la oscuridad.
El reloj cae bien sobre la muñeca, gracias a la curva de las asas que además le da un toque sesentero en conjunto con la estética de la esfera. No es en absoluto pequeño y no pasa desapercibido, porque la altura de la caja, sin ser exagerada, no es precisamente corta: 13 mm. Pero como decía al principio su ligereza perdona los excesos de cintura.
Digamos por último que el precio del Rado HyperChrome Chrono Tachymeter es de 4.600 euros. Se me antoja mucho para la maquinaria que ofrece. ¿Estás dispuesto a pagar por la exclusividad de un reloj fabricado enteramente en cerámica?