El reloj más decididamente clásico de MB& F es sin duda el Legacy 101. Simplemente se reduce a mostrar la hora y los minutos, la reserva de marcha y el volante que los gobierna. Y sin embargo nadie diría que es un diseño «de toda la vida». Ese es su mérito: aunar la inspiración clásica con el diseño hipermoderno.
Ahora Maximilian Büsser ha querido ahondar aún más en la relojería tradicional. En vez de ofrecernos materiales exóticos (como ya vimos en el HM 5) ha vuelto su mirada a materiales tan clásicos como el oro rojo y, sorprendentemente, al oro amarillo, una opción no muy habitual. Pero es que además la esfera, y esto es el auténtico tour de force del reloj, lleva un tratamiento de «escarchado», una forma decorativa que muy pocos relojeros llevan a cabo por su dificultad.
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el escarchado se creaba tratando los componentes con mezclas especiales de ácido y calentándolos directamente sobre una llama (¿qué podía ir mal?). El resultado era un efecto blancuzco plateado que se asemejaba a la escarcha y que protegía las superficies de la oxidación; esto era muy importante en un momento en el que los relojes de pulsera y de pared no estaban protegidos contra la humedad.
A medida que los relojeros iban prestando más atención a los peligros potenciales de trabajar con poderosos ácidos, fueron explorando métodos alternativos, resultando el más eficaz —en lo que se refiere a calidad del acabado— el de cepillar con mucho cuidado la superficie con un cepillo de alambre. Sin embargo, es extremadamente difícil obtener un resultado uniforme porque basta con una ligera presión en exceso o con un cepillado demasiado largo para arruinar rápidamente la anhelada superficie mate con un pulido irregular.
En la actualidad existen muy pocos artesanos con la habilidad y la experiencia necesarias para crear un acabado escarchado tradicional y estos guardan celosamente sus secretos. El escarchado con cepillado tradicional moderno en realidad bruñe la superficie (comprime el metal sin eliminar material), creando un acabado tan duro que es imposible grabarlo a mano.
De hecho no es una esfera como tal, sino la platina superior del movimiento (por cierto, el primero íntegramente desarrollado en la casa). Y la verdad es que el escarchado queda de fábula. Hace que los puentes rodiados tengan más presencia, enalteciendo la belleza del volante y el escape de áncora. Que por cierto se mueve a 18.000 alternancias, por lo que es muy agradable de ver.
Las dos esferas también resaltan más, y por fin se demuestra que mezclar numerales romanos y arábigos y que queden bien es posible, gracias principalmente a la excelente tipografía de los arábigos. Recordemos aquí que las elecciones estéticas en este reloj son del maestro Kari Voutilainen, uno de los mejores relojeros actuales.
A mí particularmente me gusta más la versión en oro rojo, me parece la más elegante. Como el reloj sólo tiene 40 mm de diámetro queda muy bien en la muñeca, pero no olvidemos que el domo de zafiro es particularmente alto, o sea que no es el reloj que se lleva con una camisa de puños ajustados precisamente.
Es una edición especial de 33 unidades en oro rojo y 18 en oro amarillo, con un precio cada una de 58.000 francos suizos + IVA (unos 52.300 euros al cambio). Estarán disponible a partir de finales de abril.
Y los numerosos datos sobre el reloj están, como siempre, en su Ficha Técnica Completa.