Los Métiers D’Art Savoirs Enluminés reabren ese debate eterno (eterno y por lo demás infructuoso) sobre cuál es la mejor manufactura en el que siempre se cita a Patek Philippe, Audemars Piguet y Vacheron Constantin. Es un debate inútil porque ni siquiera están claros los parámetros para elegir «la mejor»; empresas que llevan más de un siglo a un altísimo nivel siempre van a tener altos y bajos, propuestas más o menos acertadas.
Pero es que además no sólo nos dejamos fuera a gente de Suiza (por ejemplo, y de forma pardigmática, Rolex), estamos excluyendo al resto del mundo. ¿Acaso no hay que tomar en a A. Lange & Söhne o a Jaeger-LeCoultre?
Como digo es un debate inane que al final se reduce a los gustos personales. Pues bien, si hablamos de gustos personales para mí, ahora mismo, Vacheron Constantin está un paso por encima de las otras dos marcas (aunque con Lange ahí, ahí -Jaeger un escalón por debajo, pero de mis favoritas también-). No mecánicamente porque, a estos niveles de perfección, mi conocimiento está a años luz de poder discernir diferencias a favor o en contra de un calibre u otro. Me refiero a la estética de los relojes, a la minuciosidad de los acabados, al gusto de los motivos usados. Buena prueba de ello son los relojes que podemos ver aquí que además, como filólogo enamorado de la estética medieval, me toca una fibra particularmente sensible.
El Bestiario de Aberdeen
Esta obra artesana (que es lo que significa Métiers d’Art) está basada en el Bestiario de Aberdeen, una obra del siglo XII. Los Bestiarios se utilizaban en la Edad Media como medio de transmisión de información histórica, religiosa y moral. En ellos los animales no aparecen como tal sino como símbolos: de la Creación, de los distintos conocimientos disponibles, de los preceptos… son figuras centrales de las historias que se narran en esos libros.
Por supuesto esos libros están ilustrados (iluminados) con unos dibujos intrincadísimos y con una gran viveza de colores. Entonces era parte del proceso de propagar la sabiduría (normalmente religiosa). Hoy es una fuente de admiración constante.
El Bestiario de Aberdeen tiene 103 folios que fueron iluminado por diversos maestros artesanos, cada uno encargado de una labor específica: el monje copista escribían el cuerpo del texto; el dorador aplicaba el pan de oro allí donde el copista le había dejado indicado. Por último el miniaturista plasmaba la ilustración directamente sobre el pan de oro, realizando el trazado y después combinando pigmentos naturales y la coloración capa por capa.
Es este espíritu y método de trabajo el que Vacheron Constantin ha seguido para crear estos Conocimientos Iluminados Artesanos, que tal es la traducción de Métiers d’Art Savoirs Enluminés.
Son tres piezas en serie limitada de 20 unidades cada una, con un animal del bestiario distinto en cada uno. El primero modelo es «Buitres», los emisarios de los cielos en cuya mirada, según el folio 44 del Bestiario, se adivina el peso del conocimiento. Sobre un fondo de tonos rosáceos en dégradé, sus cuerpos forman un círculo, símbolo de la infinidad y la longevidad.
El segundo motivo es el del «Alción», el ave marina que construye su nido sobre los mares y que representa la serenidad (según el folio 54v). La meticulosidad con que se ha elaborado su plumaje azul verdoso, la elegancia de sus alas y la flexibilidad de su postura se adaptan perfectamente a la forma circular del dial.
Por último el tercer modelo, «Cabra», está dedicado a la Tierra (extracto del folio 14r). Presenta una cabra de color azul noche, con una mirada penetrante reflejo de su excepcional capacidad de juicio.
Los tres apelan a oficios antiguos: el arte del esmalte Grand Feu, reminiscente de la iluminación, el grabado en reconocimiento a la caligrafía, junto con una delicada fase de sombreado y texturización del oro, para crear el efecto del pan de oro.
La complejidad de estos relojes puede apreciarse a primera vista gracias a su cuadrante de dos niveles, elaborado en oro de 22 quilates. El elemento superior, delimitado por un friso, muestra una criatura fantástica en su centro. Adornado con esmalte Grand Feu, el dial superior combina exquisitamente las técnicas de la miniatura y el champlevé.
La tarea de esmaltado es laboriosa y de larga duración, al requerir que los colores se apliquen, mediante el uso de microscopio, uno tras otro, antes de pasar por el horno en sucesivas ocasiones, todo ello tratando de mantener la mayor fidelidad posible al original. En el fondo de la esfera, la base de oro esmaltada está magníficamente texturizada a mano, con la ayuda de finos pinceles y diminutas muñequillas, para emular en la mayor medida posible el efecto de pan de oro.
El nivel superior se abre por el lado derecho, revelando la parte inferior. Esa parte inferior contiene un texto de los folios 80 y 81 del Bestiario, pero que en realidad es el primer versículo del capítulo 1 («Del Hombre y sus Partes») del Libro XI de Las Etimologías de Isidoro de Sevilla, llamado genéricamente «Del Hombre y Los seres Portentosos» y que dice así:
“Natura dicta eo quod nasci aliquid faciat, gignendi enim et faciendi potens est. Vita dicta propter vigorem vel quod vim teneat nascendi atque crescendi”
que traducido significa:
«La Naturaleza debe su nombre a ser ella la que hace nacer las cosas. Es, por lo tanto, lo que tiene capacidad de engendrar y dar vida»
El Bestiario recogió la frase, 5 siglos después de que la escribiera el obispo sevillano.
Esta minúscula pieza de oro está estructurada en tres niveles de detalle, ninguno de ellos con un grosor superior a los 0,9 mm. Las letras pulidas en relieve contrastan con el fondo graneado, mientras que los números arábigos del anillo horario, dispuestos en semicírculo, están pintados en la superficie superior. Por último, entre estos dos niveles de la esfera, los números de las horas se deslizan sucesivamente de la parte superior a la inferior, en lapsos de 60 minutos.
Esta asombrosa visualización es posible gracias a un exclusivo mecanismo: el calibre de carga automática 1120 AT, que incorpora un movimiento base ultra-plano y que es, como mínimo, tan llamativo como la esfera que lo cubre. Desarrollado y elaborado por Vacheron Constantin, Los tres radios de la rueda horaria se prolongan en un carrusel. Cada uno sirve de soporte de cuatro numerales de horas, cuya dirección viene determinada por una leva con forma de Cruz de Malta, un mecanismo patentado que recuerda al emblema de la marca. La rueda de las horas gira de modo que el carrusel que sirve de soporte al respectivo numeral quede sucesivamente colocado frente a los minutos correspondientes pintados sobre el dial inferior. La hora se desliza progresivamente hacia abajo, antes de desaparecer tras cruzar el indicador de los 60 minutos. Al hacerlo, cede su lugar al numeral de la siguiente hora. En esta visualización flotante, el tiempo parece deslizarse a través de la esfera de la misma manera que la mirada se desliza a través de la página de un libro.
Todo ello visible a través del cristal de zafiro trasero, que permite apreciar la decoración del calibre en la que destaca el rotor, decorado con un motivo basado en los arcos de la Torre de la Corona del King’s College de la Universidad de Aberdeen. Todos los detalles están en la Ficha Técnica Completa.
Vacheron Constantin lanza de manera regular relojes Métiers d’Art, pero va ser difícil que -ni ella ni nadie- supere la belleza de estos modelos.
Están disponibles únicamente en las boutiques de Vacheron Constantin y su precio está en el entorno de los 128.000 €. Una maravilla.