Hace poco revisábamos la obra de arte de Vacheron Constantin basada en el Bestiario de Aberdeen. Los Métiers d’Art son, como ya decíamos, una tradición en la manufactura de Quai de l’Ile. Hace un par de años desvelaron unas Obras Artesanas que llamaron Métiers d’Art Florilège y que ven ahora la continuación en estos tres maravillosos modelos, un nuevo canto a la exquisitez.
Estas pequeñas obra de arte, de femineidad etérea, son un tributo al naturalismo y al arte de las ilustraciones botánicas del siglo XIX en el Reino Unido, en el que se mezcla la delicadeza del arte pictórico con el realismo científico.
Las flores cobran vida en la esfera gracias a una asociación del guilloché figurativo, el esmalte cloisonné Grand Feu y la joyería. De hecho Vacheron suminstra cada reloj con una lupa relojera para poder apreciar el detalle con el que se han creado los guardatiempos.
En 1799 vio la luz un libro que llegaría a ser uno de los mayores trabajos de ilustración botánica jamás publicados. Han transcurrido dos siglos desde la publicación de El Templo de la Flora de Robert John Thornton, y sin embargo las 33 planchas a tamaño folio que contiene el libro no han perdido nada de su encanto (que reside en la presentación de las flores en entornos inusuales, llenos de lirismo), y siguen siendo un trabajo de referencia.
Thornton fue un físico que alimentó una auténtica pasión por el estudio de las plantas y por el dibujo. Compuso su florilegio -y nunca mejor dicho- A New Illustration of the Sexual System of Carolus Von Linnæus siguiendo el texto del insigne botánico sueco (el libro se puede descargar aquí si se tiene paciencia porque tarda una vida en bajar, o se puede ver aquí).
El libro es un tratado de botánica, pero en la sección El Templo de la Flora Thornton desata su pasión por el arte y recluta a los mejores artistas de la época para crear las ilustraciones. Originalmente iban a ser 70 planchas en aguatinta, mediatinta punteado y lineado, pero la falta de interés general llevó el proyecto al desastre financiero por los compromisos adquiridos. Ni siquiera le ayudó el organizar una lotería o pedir -mediante una página dedicada a ella- el apoyo de la esposa de Jorge III, la reina Charlotte, quien a la sazón era la patrona de la botánica y las bellas artes. Qué ironía.
El encanto de los grabados originales reside en la ubicación de las plantas en entornos inusuales, a veces incluso monumentales o mitológicos, todo bajo el aura del romanticismo naciente es esos momentos. The Temple of Flora (el título original) es, además de un tratado científico, un obra poética en la que el color añade un aire sutil a las plantas retratadas. Estas, a su vez, son en sí mismas un homenaje a la gran época de los exploradores británicos que se apoyaron en científicos y artistas para reflejar sus descubrimientos. Las plantas que descubrieron y trajeron de vuelta al corazón del Imperio eran estudiadas en el Kew Royal Botanic Gardens de Londres, que sigue siendo uno de los más importantes del mundo.
Es esta pasión por la exactitud y a la vez la poesía de la creación la que Vacheron Constantin ha reflejado en estos nuevos Métiers d’Art.
Guilloché figurativo
El maestro guillocheur dibujó los perfiles de cada parte de la planta sobre una platina de oro: los pétalos, tallos, hojas, capullos, pistilos… A continuación trabajó un guilloché sobre cada flor recreando el volumen y la vivacidad de cada pétalo usando un torno de la manufactura de más de un siglo de antigüedad y que se puede ver en el vídeo de abajo. Al contrario que los guilloché tradicionales, la dirección y curva de las líneas redondeadas son todas diferentes y ajustadas una a una. Este trabajo necesita de mucha paciencia porque se basa en cientos de intentos: cada golpe corresponde a una medida muy específica combinada con un número determinado de giros del torno; como el código de una caja fuerte. Cualquier error significa empezar desde el principio. Y hay entre 45 y 73 zonas a decorar, dependiendo del modelo.
Esmaltado Grand Feu cloisonné
Tras el guillocheur entra en escena Anita Porchet, pintora de miniaturas independiente. Los colores de las ilustraciones se llevan a cabo en esmalte Grand Feu cloisonné que, como ya dijimos en el anteror artículo, es una tarea laboriosa y de larga duración, al requerir que los colores se apliquen, mediante el uso de microscopio, uno tras otro, antes de pasar por el horno en sucesivas ocasiones para vitrificarlos, todo ello tratando de mantener la mayor fidelidad posible al original.
Engastado de diamantes
Vacheron Constantin es muy exigente en la selección de piedras. Los diamantes son de claridad excelente (de IF a VVS) y color superior (D a G). El bisel incluye no menos de 60 diamantes con corte baguette (con un total de 1,40 quilates) en la edición limitada a 5 piezas que se venden exclusivamente en las boutiques de la manufactura, y 64 diamantes de corte redondo (0,89 quilates) en los 20 relojes de la colección estándar. Por supuesto las piedras se engastan a mano.
La hebilla también incluye 12 diamantes baguette o 21 redondos, dependiendo del modelo.
Calibre 4400
Vacheron nunca se despista con la decoración, y todos sus relojes son por dentro, también, obras de arte. El 4400, visible a través del cristal de zafiro, es un calibre manual que oscila a 4 hercios y tiene 65 horas de reserva de marcha y está decorado con Côtes de Geneve.
Hay que señalar que los relojes ostentan el certificado del Punzón de Ginebra.
Y estos son los relojes:
Métiers d’Art Florilège – RENEALMIA
Una profusión de corolas resaltan sobre un fondo opalescente crema. Es la Renealmia Curvada, originaria de Hispanoamérica y que debe su nombre a Paul y Michel Reneualme, botánico el primero y médico el segundo, que la nombraron en su obra titulada Specimen Historiae Plantarum (1611). Dice Vacheron a la planta se le llama ahora «la flor de mi alma», pero yo no he encontrado referencias sobre es punto.
Era una planta muy apreciada por su extravagancia. Las hojas de verde intenso miden hasta 60 cm y sus racimos de flores juegan con el blanco y los bordes rojos. Su aroma es similar al del gengibre.
Métiers d’Art Florilège – ROSA CENTIFOLIA
Centifolia significa «cientos de hojas», y es el resultado de cruces de variedades salvajes del Cáucaso e Irán, y produce mucha flor por arbusto. La plancha original (la número 8 concretamente) presentaba muchas más flores, que se han quitado para resaltar el juego de colores del esmalte.
Métiers d’Art Florilège – TULIPÁN
El tulipán es originario del pie de los Himalayas y pronto se extendió por el imperio otomano. La pasión que levantó la flor fue tal que sus bulbos llegaron a ser objeto de especulación financiera que resultó en el siglo XVII en un total colapso del mercado y la ruina de mucha gente de todas las clases sociales.
Obviamente y a pesar de intereses espurios el tulipán había llegado para quedarse, y como prueba está su reflejo en la obra de Thornton (plancha IX).
Éste y el de la Renealmia son los que más me gustan, pero son los tres maravillosos. El de aquí abajo es el vídeo de la primera edición de estos Métiers d’Art Florilège.
Datos técnicos principales
- Caja: oro blanco de 37 x 8 mm
- Esfera: oro amarillo
- Hermeticidad: 30 metros
- Material del brazalete: alligator Mississippiensis
- Color del brazalete: violeta
- Tipo de cierre: hebilla ardillón
- Material del cierre: oro blanco de 18 quilates
- Calibre: 4400 manual