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La colección Rothschild de oro en Degussa

Colección Rothschild Degussa

Degussa es una compañía centrada en la inversión en metales preciosos de inversión. Está presente en más de 10 ciudades europeas y son principalmente conocidos por su oferta de lingotes de oro, plata, platino, paladio y rodio. Hace ahora un año Degussa adquirió «The Industry Collection of Gold Bars Worldwide», conocida simplemente como «la Colección Rothschild».  Fundada en 1993 por N. M. Rothschild & Sons Limited de Australia, incluye unos 1.000 lingotes de 145 fabricantes y 35 países.

La gran importancia de la colección es que contiene muchos tipos de lingotes, históricos y contemporáneos, que además muestran cómo el oro no siempre se presenta en la forma de rectangular a la que estamos acostumbrados.  En términos puramente numéricos la colección tiene un peso total de algo más de 230 kilos y un valor de mercado de unos 7 millones de euros, que no está mal.

Degussa abrió su oficina en Madrid en febrero, pero ahora la inaugura oficialmente. Y lo hace mostrando una pequeña pero muy interesante muestra de la colección, de la que vamos a ver algunas fotos.

En primer lugar juntos el lingote más grande y el más pequeño que tiene la empresa (1 gramo):

 

Un lingote Panal de Miel que se fabrica soplando aire sobre la superficie de oro fundido mientras se está enfriando. Su textura irregular, única en cada lingote, permite al comprador confirmar que se elaboró en oro. Se comercializaron de forma habitual en Tailandia hasta los años 70.

 

Los Lingote Tola reciben su nombre de la «tola», una unidad de peso de origen indio utilizada en todo el sureste asiático que corresponde a 11,66 gramos. Los lingotes más comunes son de 10 tolas que equivalen a 3,75 onzas y que se caracterizan por sus bordes suaves y redondeados. Carecen de número de serie. Aquí vemos uno sobre un crisol.

 

Otra medida es el tael, que nombra a los llamados Lingotes Tael. El tael es de origen chino y equivale en Hong Kong a 1,20337 onzas (37,429 gramos). Con los lingotes de oro denominados en taeles se comercializaba tanto en China como en las comunidades chinas en el extranjero, sobre todo en el sudeste asiático.

 

En los últimos tiempos su presencia se ha reducido a Hong Kong y Taiwan. Destacan por su forma los lingotes «junco», la barca tradicional de esa región.

 

Una forma muy llamativa de proteger los lingotes es con el uso de hologramas como en los billetes. Mediante un proceso secreto se consigue insertar estos dibujos tridimensionales que van variando su aspecto según la luz y que, si en los billetes resulta difícil de falsificar, imagino que en un trozo de metal aún más.

 

Algo muy habitual con el oro es crear lingotes conmemorativos y decorativos. Por ejemplo esta preciosa barra Koban japonesa:

 

También son muy conocidos los lingotes con forma de animal, como estos que vienen de Corea del Sur y que mantienen el peso formal de un lingote:

 

Se cuentan por toneladas la suma total de los lingotes colgantes vendidos cada año, particularmente en Oriente Medio. Degussa fue la primera fundición certificada en incluir un agujero en un lingote para que se pudiera usar de colgante.

 

En este otro la protección del holograma sirve como efecto decorativo:

Las tarjetas finas de oro , que introdujo Mitsubishi a finales de los años 80 en Japón, permiten la impresión de diseños multicolores en superficies lisas. Aunque se han fabricado de hasta 1.000 gramos, la tarjeta de 1 gramo es la más popular. Su principal mercado está en Japón pero también se producen para otros países.

 

En el centro de la sala donde está la exposición hay una mesa en la que se puede ver un chaleco creado para transportar lingotes de oro de manera discreta.

 

Por último, éste es un precioso lingote con decoración en forma de hueso de Brasil.

 

 

La exposición está abierta al público hasta el 5 de junio en la sede de Degussa en el número dos de la calle Velázquez de Madrid, con horario de 10 a 5 de la tarde (el jueves de 10 a 18). La entrada es gratuita, así que no hay que perdérselo.

Por último algo que me llamó mucho la atención en Degussa: un precioso ajedrez en oro bicolor.

 

¡Quién pudiera!

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