H. Moser & Cie lleva pocos años reestablecida en el mercado de la alta relojería, pero ya nadie habla de ese mercado sin mencionarlos. Eso dice mucho de lo bien que han hecho las cosas y de unos relojes realmente bellos, innovadores pero clásicos. Ahora presentan su primer reloj deportivo: el Pioneer Centre Seconds.
Cuando entrevisté al Director General de la empresa, Edouard Meylan (se puede leer aquí la charla) me dijo que en 2016 presentarían una nueva colección «elegante, distinta y sexy». Se han adelantado un trimestre y han presentado lo que va a ser la tercera -y por ahora definitiva- colección: los relojes Pioneer. La idea es ofrecer la misma calidad pero en un reloj con aire más deportivo. Por ahora es sólo un tres agujas, pero es de suponer que en el futuro tendrán otros desarrollos.
¿Puede ser deportivo un reloj con configuración clásica? El Pioneer Centre Seconds viene a demostrar que sí. No en las funciones, es obvio, pero sí en la construcción. Sólo hay que compararlo con los Endeavour Centre Second Concept que habíamos visto en Baselworld (y que se pueden ver aquí).
El tradicional oro rojo se combina con un titanio negro que perfila las asas y se apodera de la corona. El contraste es notorio y hace que el oro parezca mucho más agresivo de lo que es cuando está solo. El titanio está tratado con un recubrimiento DLC (Diamond Like Carbon) que como indica su nombre es un tratamiento a base de carbono que confiere al metal que lo recibe determinadas propiedades del carbón: dureza, resistencia al desgaste y además un brillo mayor.
El mismo negro aparece también en el realce interior de la esfera (salvo en la esfera plateada, que es del mismo color), con un estriado que hace resaltar los puntos luminiscentes sobre los índices horarios que son, por su parte, contundentes y sólo aliviados por una pequeña hendidura en la parte superior. Ese detalle les da un toque de ligereza y nos recuerda que estamos ante una pieza de alta relojería en la que los detalles de los acabados la distinguen de relojes más baratos.
Las manecillas, con forma de hoja, están esqueletadas y rellenas de SuperLuminova. Si no estoy equivocado es la primera aparición del luminiscente en los relojes de Moser. Y por supuesto están las esferas, que vienen en tres tonos: la argenté, que es la más sencilla y en mi opinión la menos interesante, la ardoise fumé, un degradado del gris al negro, seguramente la más agresiva de las tres, y la oro rojo fumé, para mí la más atractiva porque combina muy bien el tono relativamente vintage años 50/60 con la audacia de los colores de la esfera y que aún así presenta sus respetos al ahumado tradicional de la casa, tan seductor. Pero es algo que va en gustos, desde luego.
Para mover el reloj Moser ha desarrollado un nuevo calibre, el HMC 230 que, aunque la marca no lo dice expresamente, también lleva el módulo intercambiable de escape, un hallazgo que hace los tiempos de servicio más rápidos y baratos porque se puede sacar completo y sustituir por otro.
Por último la correa es de caucho, también por primera vez. Y es adecuado porque el reloj es hermético hasta 120 metros, por lo que podría aventurarse al mar. Y digo podría porque quién va a meterse en el agua con un reloj de oro. Por eso creo que en el futuro veremos versiones de acero o titanio del reloj, que lo acercaría aún más a un segmento del mercado más amplio. Se lo preguntaré a Edouard cuando le vea en el Salon QP del mes que viene.
Pero además los Pioneer Centre Seconds han sido los primeros relojes en estar en gravedad cero. Cito la nota de prensa: Con el uso de herramientas adaptadas especialmente por Witschi Electronics AG para realizar pruebas en condiciones extremas, Edouard Meylan, con la ayuda de Johannes Mayr, ingeniero de Witschi Electronics, determinó el nivel y la amplitud alcanzados en distintos componentes. Las soluciones probadas incluían distintos materiales de componentes de escape —acero, níquel y rubí— con coeficientes de densidad y de fricción distintos; varios materiales de espiral con distintos grados de rigidez, y espirales con distintos tipos de curvas terminales, incluidas curvas planas o una espiral Phillips, así como espirales dobles para determinar la influencia de la curva final. A bordo del Airbus también se llevó a cabo una prueba óptica con los componentes anteriores con la ayuda de una prueba de observación diseñada especialmente por los ingenieros de Precision Engineering.
Edouard Meylan concluye: «Los resultados que hemos obtenido han superado nuestras expectativas y nos permitirán confirmar nuestras teorías. Las pruebas realizadas nos permitirán mejorar la estabilidad y la calidad del funcionamiento cronométrico y el isocronismo de nuestros relojes. También hemos podido consolidar nuevas vías de investigación, que podremos aprovechar mediante la solicitud de patentes. Estos experimentos también son el mejor ejemplo de la capacidad de Precision Engineering de ofrecer a sus clientes las soluciones más innovadoras y fiables en lo que a espirales y escapes se refiere».
Todavía no alcanzo a saber qué se ha querido demostrar con esto porque es lo normal es que los relojes funcionen en la Tierra y no en el espacio, pero lo que es seguro es que Edouard se lo tenido que pasar como un niño (yo también me lo pasaría de miedo). Os dejo el vídeo para que lo comprobéis.