En diciembre de 2014 OMEGA anunciaba que pasaba a certificar sus relojes con el laboratorio METAS, y ahora presenta el nuevo OMEGA Globemaster, el primer reloj que ostenta dicha certificación.
OMEGA considera -con razón- que su nivel de excelencia va mucho más allá de lo que el COSC ofrece y quiere demostrarlo presentando un test que parece hecho a medida, pero es porque ningún reloj del mercado llega al nivel de los suyos. Como ya señalábamos en este artículo las pruebas que METAS somete a los relojes durante 10 días son muy exigentes:
- – La función de cada movimiento cuando se exponga a campos magnéticos de más de 15.000 gauss
- – La función de cada reloj cuando se exponga a campos magnéticos de más de 15.000 gauss
- – La precisión media diaria (a diferentes posturas y temperaturas), entre 0 y más de 5 segundos/día, antes y después de la exposición a campos magnéticos de más de 15.000 gauss
- – La autonomía (reserva de marcha), determinada en horas por cada modelo de reloj
- – La resistencia al agua (probada en agua), en bares, determinada por cada modelo de reloj
Desde luego en lo que concierne simplemente a cronometría el test es mucho más exigente que COSC, que permite una desviación diaria de -4/+6 segundos. Todavía no entiendo cómo se puede permitir que un reloj suizo pueda atrasar; es verdad que lo normal es que no lo haga ninguno, pero el hecho de que exista esa tolerancia demuestra demasiada laxitud con la industria. En cualquier caso COSC forma parte del proceso de METAS porque si no los relojes no podrían llamarse cronómetros, pero METAS va más allá y prueba la cronometería también durante y después de que el reloj está siendo sometido a 15.000 gauss.
Sea como fuere, el hecho es que OMEGA está tan segura de su certificación (recordemos que METAS es un laboratorio oficial, no una empresa privada) que incluso ofrece conocer los resultados específicos de cada reloj. Es decir, vas a esta página, introduces los datos de tu reloj y sabes exactamente -y nunca mejor dicho- qué nota sacó en los exámenes. Me parece una excelente oferta, y muy inteligente: no sólo acerca el reloj a su dueño sino que es una poderosa herramienta de marketing.
Por ahora el nombre que oímos repetir es OMEGA Globemaster Master Chronometer, pero es sólo porque el Globemaster es el único que tiene la certificación. La idea de OMEGA es extender el calibre Coaxial a todos los modelos (o casi todos, probablemente el Speedmaster Professional del que hablé en este artículo mantenga su calibre histórico). Cuando el nuevo calibre coaxial se convierta en ubicuo el Globemaster se quedará con su verdadero nombre, que es una sola palabra…. hasta que salgan versiones con complicaciones.
UN POCO DE HISTORIA
El reloj tiene una clara inspiración vintage porque su origen está en la colección Constellation. Desde luego lo que más llama la atención es su bisel hecho de carburo de tungsteno (lo que le garantiza una larga duración), cuyo acanalado a muchos recuerda al DayJust de Rolex. Sin embargo OMEGA ya lo usaba antes de 1945 y no muchas veces después, por lo que se puede afirmar fehacientemente que está en su historia y no es una copia.
Como decía el OMEGA Globemaster pertenece a la colección Constellation y de ahí la particular esfera: es la conocida pie-pan (literalmente «molde para tartas») de 1952, un dodecágono cuyos vértices tocan los índices aplicados para luego caer hacia el borde de la esfera. Esta esfera es una de las más buscadas por los amantes de OMEGA -y el Constellation en particular- y ahora la manufactura lo reedita. Es una excelente opción porque da a la esfera un aspecto tridimensional muy atractivo. Por su parte el finísmo graneado de la parte central le confiere un porte elegante. Los índices y las manecillas tienen recubrimiento de SuperLuminova.
¿POR QUÉ SE LLAMA GLOBEMASTER SI ES UN CONSTELLATION?
El nombre de Globemaster proviene de Estados Unidos, donde la denominación «Constellation» se encontró con un problema de marcas registradas. Constellation era una familia de aviones fabricados por Lockheed, uno de los tres fabricantes de aviones comerciales con motores a pistón junto con Douglas y Boeing. Hasta que no se resolvió el conflicto en 1956 el distribuidor local se vio obligado a usar otro nombre. Supongo que en el acuerdo influyó el que Lockheed iba a dejar de usarlo: el avión que lanzó en 1957 ya no se llamaba Constellation sino Starliner. Curiosamente Douglas por su parte tenía un avión de carga llamado Globemaster, pero no puso ninguna pega (o ninguna querella por infringir la patente, mejor dicho).
La ventana de fecha aparece a las seis, a diferencia del Constellation que la tiene a las 3, y es mucho más discreta. Es también rectangulal, pero no está tan remarcada como en la mayoría de los modelos del Constellation. Encima de la venta de fecha aparece la estrella tradicional de la colección.
El Constellation también lucía estrellas en la parte posterior, iluminando el observatorio de Ginebra y marcando los éxitos de la marca en las competiciones de cronometría. Así como en la gama Constellation la decoración sólo aparecía en los modelos de oro, en el Globemaster es decoración estándar bajo el cristal, y muy bonita. El medallón será siempre del mismo metal que la caja. En la foto de aquí abajo, por ejemplo, se ve el de la caja de oro amarillo.
Por supuesto también permite ver el calibre coaxial y la tradicional decoración de OMEGA con Côtes de Genève curvadas que le dan ese aspecto de abanico tan característico de la marca. El reloj tiene 60 horas de reserva de marcha gracias a su doble barrilete (es gracioso cómo OMEGA identifica ambos –«barrel one, barrel two»-), suficientes como para dejar el reloj en la mesilla de noche el viernes y volver a ponerlo en la muñeca el lunes antes de ir al trabajo.
Hablando de metales, la colección es amplia, como siempre en OMEGA: las esferas plateadas y azules se hayan en cajas de acero, de oro amarillo y de oro Sedna (el oro rojo creado por la marca), combinadas a su vez con correas de piel, brazaletes de acero o bicolor (acero y oro). Todas las combinaciones pueden verse aquí.
EN LA MUÑECA
El reloj queda muy bien sobre el pulso. El diámetro de 39 mm unido a su escasa estatura hace que su presencia sea apta para cualquier muñeca, tanto de hombre como de mujer. La presencia es elegante y seductora. Además con tanta combinación hay seguro un reloj para cada gusto.
Pero es que además los precios son interesantes: las cajas de acero con correa de piel cuestan 7.200 euros, tanto la esfera azul como la plateada. Si se opta por el brazalete de acero el precio sube 7.500 euros.
GLOBEMASTER PLATINO
Por último hay una versión con caja de platino limitada a 352 piezas que es mi -inalcanzable- favorita. Prescinde de la ventana de fecha para poder tener los 12 índices aplicados de oro blanco esmaltados en azul, a juego con una correa cuyos pespuntes están realizados con hilo con una parte de platino para que conjugue aún mejor con la esfera graneada y la caja.
En la parte trasera presenta un medallón de oro blanco con el observatorio y el firmamento lacados en azul que es una verdadera preciosidad. Los afortunados que puedan comprarlo tendrán que pagar 42.200 euros. Yo lo haría con sumo gusto.
Los relojes se pueden comprar en la tienda en línea de la marca, sus propias boutiques y en los distribuidores autorizados. Más información en Omega.es.