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En la muñeca: Roger Dubuis Excalibur Automatic Skeleton

Roger Dubuis siempre tiene una presencia que no deja indiferente a nadie; hace poco revisamos dos de sus futuros relojes para mujer (en este artículo), que deberían ser más «tradicionales» y sin duda lo último que se puede decir de ellos es que son, precisamente, tradicionales. Lo mismo que este Excalibur Automatic Skeleton.

Y es que la visión de Roger Dubuis de cómo debe ser la relojería se basa en un exquisito respeto por el arte relojero -y aquí conviene señalar que hasta el año pasado RD era la única empresa del grupo Richemont en la que cada reloj ostenta el sello del Punzón de Ginebra-, y una presencia absolutamente avant garde pero sin caer en la excentricidad.

Por supuesto al ser un reloj esqueletado la mirada se centra siempre en la esfera, pero eso no quiere decir que la caja pase desapercibida. Para presentar su primer movimiento esqueletado automático la manufactura ha elegido su caja más conocida, la de la gama Excalibur. Eso significa que integra el bisel con hendiduras (24 exactamente) tan reconocible en la colección de la espada. La caja entera, incluido el bisel, está fabricada en titanio recubierto de un DLC negro que le viene que ni pintado para conjuntar las líneas tan modernas del calibre. El diámetro de 42 mm es perfecto para hacerlo acompañante de un traje, más aún cuando la altura es de tan sólo 11,44 mm.

Los relojes esqueletados tienen de manera intrínseca más dificultades para mostrar la hora que un reloj que no lo es porque al estar todo a la vista esta se satura de datos y cuesta más distinguir la información; de ahí que sea capital cómo se implementen las manecillas. En este caso el Excalibur Automatic Skeleton aprueba con nota porque las manecillas de oro -de presencia tan atrevida como el resto del reloj- se leen bien gracias a su facetado, con una cara pulida y la otra cepillada para tener buen contraste.

Pero hay dos cosas que llaman la atención sobremanera: en primer lugar el microrrotor a las 11. Si no estoy equivocado está realizado en tungsteno, un metal muy denso, necesario para hacer una masa oscilante que compense con peso su escaso diámetro. El rotor está también esqueletado, lo que aumenta aún más su atractivo. Es un gusto verlo en funcionamiento.

 

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En segundo lugar la llamada «Estrella Roger Dubuis» a la que la manufactura da mucha preponderancia -o al menos así ha sido durante 2015- como elemento identificador de su carisma. La estrella se integra en el calibre como parte destacada de una arquitectura que recuerda a las telarañas, motivo que decoró el stand del SIHH el pasado enero.

Como ya he dicho todos los relojes de Roger Dubuis llevan plasmados el sello del Punzón de Ginebra, y el Excalibur Automatic Skeleton no es una excepción. Eso garantiza unos acabados exquisitos; con todos los puentes biselados a mano y el graneado circular el calibre RD820SQ resulta realmente seductor, con un aire tecnológico que realza el rodiado en gris antracita. Su volante se mueve a 28.800 alternancias/hora y el barrilete, ubicado a las 4:30 y en el centro de la estrella, aporta 60 horas de reserva de marcha.

Los esqueletados siempre han tenido un pero, también inherente a su condición: a través de la esfera se ve el vello del brazo, en un sitio donde deberíamos ver una superficie blanca o de color. Si eso no supone un obstáculo entonces el Excalibur Automatic Skeleton es uno de los esqueletados más sexis del mercado, con un porte impactante que seguramente va a ser centro de conversación allá donde esté. Y a los que nos gustan los relojes también nos gusta que nos los alaben, no vamos a negarlo.

Las medidas son perfectas para lucir el reloj sin que sea excesivo pero sin dar tampoco sensación de apelmazamiento de las piezas. Su altura permite lucirlo con una camisa de vestir sin problemas mientras que sus hechuras osadas lo hacen igualmente exitoso con ropa deportiva. En definitiva: a mí me gusta.

Además los precios no son tan desorbitados. No son en absoluto precios populares, pero si antes estábamos hablando de cantidades muy por encima de los 100.000 euros ahora, prescindiendo del tourbillon, lo que hay que ahorrar para hacerse con uno es mucho menos. La versión en titanio DLC cuesta 62.800 €. Su hermano de oro rosa (que se puede ver en la Ficha Técnica Completa) cuesta 76.800 y por último la versión en oro rosa y diamantes engastados en el bisel cuesta 110.500 euros. Los Excalibur Spider que se presentaron también en el SIHH comienzan en 157.000 euros, lo que convierte a este reloj en el modelo más «asequible» de la gama.

Y por último, así se ve Madrid desde un Excalibur 42mm Automatic Skeleton:

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