No podía haberse planeado mejor la serie de coincidencias que se han dado para la manufactura: Obama visita Cuba y los Rolling ofrecen un concierto histórico justo cuando Zenith lanza el Academy Christophe Colomb Tribute to The Rolling Stones.
No es la primera vez que Zenith lanza un reloj «homenaje» a los Rolling Stones. De hecho el primero de los relojes data de 2014, un El Primero con la famosa boca deslenguada que universalmente representa a Sus Satánicas Majestades. El reloj tuvo una reacción unánime: nadie podía entender a santo de qué se mezclaba Zenith con la banda de rock y la manufactura se llevó una buena ración de metralla por ello (por ejemplo, aquí). Obviamente a Jean-Claude Biver, Director de Relojería del Grupo LVHM, le importa muy poco lo que se pueda opinar sobre sus decisiones, y el año pasado lanzó una nueva versión de El Primero pero mucho más contenida: una caja de titanio cubierto de DLC negro con la boca en el rotor, de manera que queda muy discreto y se puede llevar sin que se mostrara abiertamente que es un reloj homenaje.
Ahora sin embargo Zenith vuelve a lanzar otro reloj de los Rolling Stones, pero esta vez va a lo grande, y el resultado es mucho mejor. El Academy Christophe Colomb Tribute To The Rolling Stones parece ser una obra pensada con tiempo, no simplemente un «tomamos este reloj y le plantamos la lengua». Es un reloj descarado en el mejor sentido de la palabra: es como si Mick Jagger plantara la Union Jack sobre la esfera del Academy y gritara «¡reclamo esta tradición relojera para el Imperio Rolling Stones!». El resultado es extraño, pero muy atractivo.
La esfera tiene un magnetismo especial, con esas imágenes tan chillonas rodeando el Giróscopo. La esfera horaria descentrada, con los numerales romanos y manecillas clásicas, y la bandera británica junto con el logotipo de los Rollling Stones son diametralmente opuestos, pero conjugan muy bien. Tienen esa química que no sabes por qué funciona, pero que lo hace aunque no debería. Además muestra un pequeño segundero hábilmente centrado con la cruz de la bandera y un indicador de reserva de marcha. Es de 50 horas que se marcan en decenas: 10, 20, 30, 40. En vez de poner 50 Zenith ha preferido poner «FULL». ¿Hubiera sido mejor el 50? Probablemente, pero tampoco molesta. Pero por supuesto después de la impresión inicial de la bandera y el logotipo de los Rolling lo que más llama la atención es el módulo de escape, con una generosa apertura de 38,60 mm de diámetro.
En realidad su verdadero nombre es módulo giroscópico «Gravity Control», un sistema presentado por Zenith en 2010 que básicamente replica los movimientos de los cronómetros marinos: mediante una serie de balancines se consigue que el volante esté siempre horizontal para asegurar la mejor cronometría. El conjunto se aloja en una protuberante esfera de zafiro, y es un placer ver cómo se mueve.
Además el calibre manual late a 5 hercios -36.000 alternancias/hora, como todos los El Primero-, lo que asegura una cronometría envidiable. El calibre, de 479 componentes (de los cuales 171 corresponden a la giróscopo), se aloja en una caja de oro rosa de 45 mm diámetro y 14,35 de altura, aunque si contamos con la burbuja de la complicación nos vamos a 21,40 mm. El Zenith Academy Christophe Colomb Tribute To The Rolling Stones se lanza en una edición especial limitada de 5 piezas, con un precio de 220.000 euros. Zenith.com.