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Breitling Superocean Héritage Chronoworks: el laboratorio de Breitling

Breitling Superocean Héritage Chronoworks, en la muñeca

Breitling ha presentado durante la feria de Baselworld 2016 el nuevo departamento Breitling Chronoworks, encargado de probar todos los avances técnicos que aparezcan en relojería para después integrarlos en los modelos de serie. Nos probamos el primero de ellos: el nuevo Breitling Superocean Héritage Chronoworks.

1923 – Breitling lanza el primer cronógrafo con pulsador independiente

Por supuesto la investigación y la innovación no son nuevas en Breitling, ni mucho menos, y desde luego no lo es cuando hablamos de cronógrafos. Recordemos que Breitling lanzó el primer pulsador independiente a las 2 horas en 1915, el segundo pulsador independiente en 1934 y, sobre todo, el primer cronógrafo automático en marzo de 1969. Aunque Zenith había anunciado su El Primero en enero, tardó más tiempo en presentar el reloj físicamente, si bien su calibre nunca necesitó mejoras y el Chrono-matic Calibre 11 tuvo que cambiar el rotor (por débil) y el muelle real (por excesivamente fuerte) al cabo de un año. En 2009 Breitling lanzó el Calibre 01, completamente desarrollado por la manufactura. Y es sobre la base de ese histórico calibre que la casa de St. Imier ha presentado el fruto de las investigaciones del laboratorio Chronoworks.

La idea de Breitling era mejorar en todo lo posible el desempeño del calibre. Buena parte de esa mejora pasa por evitar las pérdidas de energía, ya sea eliminando piezas o mejorando su efectividad a base de reducir fricciones o pesos que aumenten la inercia. El resultado es sin duda prometedor:

Platina y puentes de rodaje de cerámica

La primera optimización se ha centrado en el chasis del movimiento (platina y puentes de rodaje). Con el fin de disminuir los rozamientos producido por el pivotamiento de los ejes, estos componentes están fabricados en cerámica high tech (nitruro de boro hexagonal) utilizado ya como adyuvante de lubricante sólido en los motores de alto rendimiento pero implementado por primera vez en aplicaciones mecánicas relojeras. Gracias a un coeficiente de rozamiento muy bajo, los ejes pueden pivotar directamente en los orificios de la platina y de los puentes, sin provocar desgaste ni pérdida de energía y sin necesidad de ningún lubricante, lo que ha permitido suprimir 11 rubís sobre un total de 47.

Tren de ruedas de silicio

Contrariamente a lo que se podría pensar, un movimiento relojero permanece en reposo el 95% de su tiempo, y cada «rearranque» provoca una cierta pérdida de energía. Para luchar contra esta inercia, el calibre va dotado de tres ruedas (rueda de centro, rueda mediana, rueda de segundero) fabricadas en silicio, un material dos veces más ligero de lo normal –y por tanto más fácil de «relanzar».
La geometría de estas ruedas, fabricadas mediante grabado iónico (DRIE), se ha retrabajado para hacer más rígida la estructura y evitar de este modo cualquier deformación de los radios.

Escape de silicio

Asimismo, se ha centrado la atención en el órgano «distribuidor», el escape, que es donde tradicionalmente se sitúa una gran parte de las pérdidas de energía. Se ha conservado el escape de áncora suizo, pero con una rueda y un áncora fabricadas en silicio lo que permite disminuir el peso, y por consiguiente la inercia, así como suprimir las paletas de rubí, lo que se traduce en una mayor precisión de las siluetas. Para asegurar una transmisión más eficaz de la energía procedente del barrilete se ha modificado igualmente la geometría de las dos piezas (forma de los dientes y de las paletas). La limitación angular del áncora sin topes contribuye por otro lado a incrementar la fiabilidad. Ello ha permitido otorgar a este órgano capital un 42% más de rendimiento, al tiempo que se garantiza una seguridad máxima, un aspecto esencial en cuanto a prestaciones se refiere.

Volante de inercia variable

El ajuste de las oscilaciones del volante se efectúa generalmente actuando sobre la longitud activa del espiral por medio de clavijas, lo que puede perturbar la cronometría. Los especialistas de Chronoworks han optado por un volante de inercia variable regulable mediante cuatro pequeños tornillos de oro situados en la canto. Con el fin de suprimir la sensibilidad a la temperatura y
conservar la misma precisión de marcha en cualquier circunstancia, se ha optado por combinar un aro de níquel y una cruz (brazo) de latón –utilizando la dilatación/retracción del latón para modificar la inercia. Cuando la temperatura aumenta, la cruz se dilata y empuja el aro hacia afuera, lo que incrementa la inercia. Cuando la temperatura disminuye, la cruz se retrae y «tira» del aro hacia el centro, reduciendo la inercia. Este sistema reinterpreta así el principio de los volantes bimetálicos, explotando las posibilidades de fabricación más modernas; en concreto el llamado «proceso LIGA».

 Dentados elásticos

Otro punto neurálgico en un mecanismo de cronógrafo de embrague vertical es el minúsculo órgano encargado de servir de enlace entre el movimiento base y la rueda que lleva la aguja trotadora (móvil de cronógrafo). Este conjunto compuesto de un eje y dos ruedas (2 mm de diámetro) presenta generalmente un cierto juego responsable de provocar sacudidas, las cuales se eliminan utilizando un «muelle de fricción», lo que provoca un 15% de pérdida de energía. En lugar de compensar este juego mediante frenado, los especialistas de Chronoworks® han preferido dotar a las dos ruedas de dentados elásticos que se acoplan a la forma de los dientes opuestos –gracias a una estructura de níquel-fósforo. El resultado es la supresión de toda pérdida de energía y una autonomía idéntica, tanto si el cronógrafo está en marcha como parado.

Todos estos avances -que no han dejado una sola piedra por remover- unidos al nuevo muelle real, más largo y fino, han tenido como resultado un incremento nada menos que de casi un 45% en la reserva de marcha: ha pasado de 70 a 100 horas. El volante se mueve a 28,800 alternacias/hora, y por supuesto el reloj, como todos los Breitling, sigue siendo un cronómetro certificado por COSC. El calibre se ha vestido con una nueva versión del Superocean llamada Breitling Superocean Héritage Chronoworks.

El Breitling Superocean Héritage Chronoworks es una edición limitada a 100 piezas e integra todos los avances citados en la página anterior. El Superocean fue el modelo introducido por la marca en 1957 como reloj de buceo y es uno de los modelos estrella de la casa. Sin embargo este modelo tiene unos rasgos que le diferencian del resto de modelos Superocean Héritage. Para empezar la caja, de 46 mm de diámetro,  es completamente nueva y está realizada en cerámica negra. El bisel unidireccional también negro tiene un satinado que hace realzar las esquemáticas marcas horarias. La corona roscada es más redondeada y voluminosa que la de sus hermanos de colección, pero resulta más armoniosa y elegante.

La esfera es una recreación del modelo original de 1957 (aunque era de 38 mm). De ahí los largos índices horarios «de colmillo», que no aparecen en ningún otro Breitling Héritage de la colección actual. Las manecillas son también un recuerdo del primer modelo, con la punta de flecha dividida en la manecilla horaria y la forma de espada en la de los minutos.  Además están las tres subesferas, de pequeño tamaño y muy separadas entre sí. Por supuesto tanto manecillas como como índices están recubiertos de SuperLuminova.

Sin embargo, y de acuerdo con como era el buceador original, la manecilla del pequeño segundero no tiene tratamiento luminiscente, y sobre el triángulo a las 12 tampoco aparece el habitual punto de de SuperLuminova. Esto, de manera efectiva y según la normativa actual, lo anula como un reloj de buceo válido. No es de extrañar por tanto que sea hermético sólo hasta 100 metros, por otro lado más que suficiente para el común de los mortales que no vamos a bajar mucho más de 5 metros. Lo que sí nos gusta hacer es ver el calibre, y eso se puede hacer gracias al cristal de zafiro del reverso.

La altura del Breitling Superocean Héritage Chronoworks, si bien no es exagerada, no es tampoco de las más amables con los puños de las camisas. Es evidente que Breitling no ha ido a por un récord de delgadez, sobre todo porque todos los Breitling están hechos para destacar sobre la muñeca. En este caso da un poco de rabia porque el negro mate lo convierte en uno de los modelos más elegantes de la marca.

La correa es muy atractiva. Es la Aero Classic, pero en caucho. Si la milanesa de acero seduce inmediatamente, en caucho lo hace aún más porque aúna la elegancia y la deportividad que se le supone al modelo. Es la primera vez que se utiliza y supongo que no será la última, porque estoy convencido de que va a ser un exitazo. La correa abraza muy bien a la muñeca y se siente cómoda inmediatamente. Se ata al pulso mediante una hebilla plegable sobria, pero potente y con estilo.

Va a ser interesante cómo Breitling implementa todos estos avances en sus colecciones. No debiera tardar mucho en extenderlo porque eso significaría aumentar el volumen de producción del nuevo calibre y por tanto abaratarlo, a la vez que reduce la dependencia de los calibres ETA. Todo depende de cuánto aumente el precio final del reloj, algo que Breitling siempre ha mantenido muy bajo control. El precio del Breitling Superocean Héritage Chronoworks es de 37.030 €. Más información en Breitling.com.

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