Sin duda Rado mantiene un perfil bajo y nada sonoro, por lo menos en esta zona del mundo. Una marca pionera de la relojería que apenas lo publicita, y que además suele presentar unos diseños que ganan premios y que no tienen toda la repercusión que debieran. Un buen ejemplo es este estupendo Rado HyperChrome UltraLight.
En 1986 Rado lanzó su modelo Integral, que incorporaba por primera vez la céramica como elemento constructivo, prescindiendo del metal. No fue hasta bien entrado el siglo XXI que la cerámica se convirtió en un material habitual en los relojes, cuando Rado llevaba ya décadas usándolo y mejorándolo. Y para ejemplo este Rado HyperChrome UltraLight, que incorpora una nueva cerámica de nitruro de silicio, aluminio anodizado y titanio endurecido que lo hacen aún más ligero y resiste.
La caja de 43 mm de diámetro es monobloque con incrustaciones de titanio de grado 5 endurecido y arenado, con acabado mate. Éste último también se usa en la corona, mecanizada con un reborde necesario para poder agarrarla bien, un detalle que se agradece para no tener que usar -como ocurre a menudo- la uña para tirar de ella. Tiene además grabada en relieve el ancla símbolo de la casa.
Según dice Rado en comparación con la cerámica de alta tecnología convencional que habitualmente usa (que de por sí es un material increíblemente duro y liviano), la cerámica superligera de nitruro de silicio puede presumir de una dureza aún mayor con tan solo la mitad de peso. Y es verdad: el reloj pesa sólo 56 gramos. Tal es su ligereza que el reloj parece incluso menor de lo que es. Tiene una altura de 11,2 mm, pero se siente como un extraplano.
Pero estéticamente lo que hace tan atractivo a este Rado HyperChrome UltraLight es su esfera. Parece uno de esos jardines zen en los que la arena se peina con un rastrillo para darle forma. En este caso el gran hallazgo es que justo al lado derecho de la palabra en vertical «Automatic» comienza el rayado como un guilloché circular habitual , pero al alcanzar las tres horas en vez de seguir curvándose para cerrar el círculo cae en vertical.
Parece mentira que una propuesta estética tan sencilla quede tan bien en la esfera. Además el sempiterno uso de la palabra Automatic –que aparece en casi todos los relojes suizos (como si a sus dueños se les olvidara y tuvieran que recordárselo siempre)- esta vez queda muy bien al pasar a una posición vertical y formar parte del juego de líneas y formas. La esfera carece de índices horarios y de minutos, para aumentar la vocación minimalista del reloj.
¿Qué pega se le puede poner? Una vez más, la ventana de fecha: yo creo que el reloj quedaría mejor sin ella. O al menos que el fondo hubiera sido del mismo color que el resto de la esfera. Al fin y al cabo la fecha es un elemento estático que no aporta nada visualmente, cosa sí hace el ancla que aparece sobre el nombre de la marca y que se mueve con el reloj. Pero en fin, es un debate eterno y el mercado demanda la fecha.
El reloj se impulsa gracias al calibre ETA A31.L01, una modificación del 2892-2 al que se ha rebajado su frecuencia de 28.800 alternancias a la hora a 25.200, de manera que la reserva de marcha aumenta a 65 horas. Es un movimiento que me parece que el grupo Swatch va a usar cada vez más (lo hemos visto en el Longines Heritage 1969) porque es más ligero y tiene -según parece- buena cronometría: entre 2 y 4 segundos diarios, que es mucho mejor de lo que exige COSC para ser cronómetro. En el caso de Rado además se ha construido en aluminio, para hacerlo más ligero. El rotor, anodizado en negro como los puentes, tiene forma de ancla.
Otro punto discutible es la correa: es una NATO con hebilla de titanio. Aunque está conjuntada con los colores del reloj, para mi gusto la pieza debería llevar otro tipo de correa. Rado cuenta con cueros grises muy bonitos que le darían más empaque al reloj. Pero por lo demás la correa que lleva se siente de buena calidad y, como digo, queda bien con el conjunto, aunque le reste prestancia.
Ya decía al principio que Rado suele ganar premios a los diseños de sus relojes. De hecho lleva más de 30 premios (¿a que no lo sabías?). Este Rado HyperChrome UltraLight ha ganado el premio Australian Good Design, el segundo que recibe este año tras el obtenido por el Rado DiaMaster Automatic Grande Seconde a primeros de año (puedes ver fotos en vivo del reloj en esta entrada). Merecidos ambos en mi opinión.
El Rado HyperChrome UltraLight es una edición limitada a 500 unidades, lo que añade exclusividad a un modelo tan singular. Eso sí, la alta tecnología tiene un precio, y el de este reloj es de 3.100 euros. Más información en Rado.es.