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Una charla con Gregory Kissling, Director de Product Management de Omega

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Gregory Kissling dirige el departamento de creación de producto de Omega, lo que significa manejar un grupo de 20 jefes de producto y diseñadores de una de las casas relojeras más prolíficas y prestigiosas. La pasión por lo que hace está detrás de su hablar pausado y sonriente. Este el resumen de una charla que debía ser de 10 minutos y se extendió más allá de una hora.

Gregory Kissling en la presentación en Madrid de los Seamaster Planet Ocean Deep Black

Debo decir primero que, por esas razones que ni el corazón ni la razón entienden, Swatch tiene una política según la cual pude entrevistar a Gregory, pero no hacerle una foto (?!). Así que las fotos que se ven aquí son una de su Facebook (antigua) y otras oficiales de la casa, pero nunca de frente. En fin…

HorasyMinutos: En primer lugar, Master Chronometer. Los aficionados y los que hablamos de relojes sabemos el paso tan importante que es en cuanto a la mejora de la calidad de los relojes, pero ¿es algo que percibe el cliente en general, o todavía es demasiado temprano para eso?

Gregory Kissling: Sin duda es demasiado temprano, normalmente se necesita unos tres años para «digerir» las nuevas tecnologías. Tenemos la experiencia del lanzamiento del calibre coaxial en 1999. Comenzó siendo complicado hacer entender lo que significaba y sus ventajas, y sin embargo ahora por supuesto todo el mundo lo sabe y ya es una parte inseparable de la identidad de la marca. Así que sí, es demasiado temprano todavía. Pero desde luego, como dices, fue muy bien recibido por la prensa. Hemos empezado a lanzar productos con estos calibres, primero con el Globemaster y después con los Seamaster Planet Ocean Deep Black y es verdad que han sido también muy bien recibidos por el público. Pero insisto: demasiado temprano.

Omega Globemaster

HyM: ¿Y qué dice el seguidor de Omega?

Gregory Kissling: Ah, ahí ningún problema, muy bien. Además con el certificado que se entrega va un código que permite acceder a los resultados de los tests de cada reloj. De esa manera sabe exactamente cómo se comporta su reloj en particular.

HyM: Yo creo que eso es el camino a seguir, hacer aún más personal la experiencia con el reloj que compras. Pero ¿no choca un poco con la industrialización que propone Omega? ¿Cómo se encuentra el punto de equilibrio? ¿Se va a extender el Master Chronometer a todos los relojes?

Gregory Kissling: Desde luego que sí. El objetivo es que para 2020 todos los relojes mecánicos de Omega estarán certificados por el METAS, ypor eso estamos ahora remonzando toda la colección. Empezamos en el 2015 con el GlobeMaster, un reloj nuevo para señalar debidamente el nuevo movimiento (y que vimos con fotos en vivo en este artículo). Este año los Seamaster y el año que viene llegarán nuevos modelos.

Globemaster en platino

HyM: Bueno, tiene sentido industrialmente hablando: si haces siempre la misma cosa se hace bien, y es más barato hacerlo. Por cierto, ¿eso significa precios más bajos?

Gregory Kissling: No, no, más baratos no. Para alcanzar un antimagnetismo de hasta 15.000 Gauss hemos tenido que sustituir nueve piezas, y las nuevas son más difíciles de producir. Por supuesto la cantidad reducirá el precio del componente, pero estas piezas son de silicio y son mucho más caras de producir. A cambio ofrecemos un producto muy superior y una garantía de cuatro años.

HyM: Y así debe ser, porque tal como está la situación las empresas deben ofrecer más, porque las subidas de precios en estos años han sido poco menos que descontroladas.

Gregory Kissling: Ten en cuenta el coste de los materiales: el precio del oro de hace quince años al de ahora no tiene nada que ver, se ha multiplicado por cuatro.

HyM: Bueno, pero el porcentaje de relojes de oro es muy inferior al de los relojes de acero, y estos también han subido mucho.

Gregory Kissling: La razón principal es, sin lugar a dudas, la fabricación de los movimientos. Antes usábamos movimientos comunes que se fabricaban por millones, y de ahí pasamos a hacer calibres de los que se fabrican sólo unos cuantos miles. Eso dispara el coste.

Calibre del Globebaster Master Chronometer, en oro Sedna

HyM: Ya sé que usted es de diseño de producto y no de ventas, pero en lo que usted percibe, ¿ese aumento de precio está afectando a las ventas de Omega?

Gregory Kissling: Bueno, lo importante es que los precios no suban más. Creo que hemos alcanzado nuestro objetivo. El grueso de nuestras ventas ha de estar entre cinco y seis mil euros.

HyM: Pero es precisamente ahí donde se observa la mayor bajada en ventas…

Gregory Kissling: Por eso debemos ser proactivos y ofrecer nuevos productos con muchas más ventajas, no sólo en cuanto a estética sino sobre todo en cuanto a funcionalidad y tecnología. Como éste que llevo (un Omega Seamaster Planet Ocean Deep Black azul). Este cuesta algo más, pero por 10.000 euros te llevas el mejor reloj que sabemos hacer y que se puede hacer en el mercado. Hemos cambiado completamente el proceso de fabricación de la caja, que se fabrica mediante sinterización. Lleva 20 veces más tiempo producir una caja de cerámica que una de acero. Con los cambios en el movimiento, ahora que tiene la certificación METAS, y los introducidos en la fabricación de la caja, el reloj es sencillamente espectacular.

Seamaster Planet Ocean Deep Black azul

HyM: Sí que lo es. En este tipo de relojes Omega sobresale muy por encima de la mayoría. Todos los modelos tienen una presencia poderosa, única; no hay forma de que confundas un Seamaster con cualquier otro reloj. Y eso redunda en lo que decíamos antes: un experiencia única con tu reloj. ¡Pero me enrollo! Vamos a hablar sobre su área específica: ¿cómo se concibe un reloj de Omega? ¿Cómo se toman las decisiones de «esto sí, esto no»?

Gregory Kissling: Hay mucha gente involucrada en el desarrollo de un producto Omega. Por supuesto tenemos una estrategia de producto que va unida a la estrategia de la empresa. Por ejemplo, no vamos a diseñar un repetidor de minutos o un calendario perpetuo. Eso es para otras marcas.

HyM: Pero sí tienen un Tourbillon Central…

Gregory Kissling: Sí, es cierto. Es la excepción. Y es un tourbillon en el centro. Pero ¿un tourbillon a las 6 o a las 9? Olvídate (se ríe). Tenemos que respetar quienes somos. Nuestra complicación más alta es el calendario anual. Hay también una estructura de grupo dentro de Swatch que se respeta, así que no vamos a hacer complicaciones que ya hacen Breguet, Blancpain or Glashütte Original. En términos de precio empezamos en 2.000 euros y el precio medio está entre 5 y 6.000 euros, como he dicho antes.

De Ville Tourbillon Co-Axial Limited Edition

Gregory Kissling: Pero de vuelta a lo que me preguntabas, tenemos una estrategia a 5 años. Esta estrategia está unida también a la de creación de movimientos. No introducimos el mismo movimiento en todas las colecciones, sino que elegimos en cuál va a ir. En el diseño tenemos muchas aportaciones. La primera viene de nuestro patrimonio, que es enorme y una fuente de ideas. Pero por supuesto también buscamos nuevas tecnologías y materiales. Antes no tanto, pero ahora hablamos mucho con el mercado; no sólo los puntos de venta, también el cliente final, y todo ello tiene un reflejo en el desarrollo del producto. Y siempre estamos debatiendo ideas. Para un sólo producto se desarrollan hasta 10 prototipos que después se van descartando hasta llegar al definitivo.

HyM: Y supongo que hay alguien que para los pies a los diseñadores, financieramente hablando.

Gregory Kissling: Es que no había dicho que lo primero que tenemos de un producto es un precio objetivo, así que sí, por supuesto. Hay que ajustarse a lo que se busca. Lo que queremos hacer lo enviamos a los proveedores y con su respuesta vamos al comité de diseño, que empieza a aprobar, rechazar y orientar, para evitar además la canibalización entre marcas del grupo.

HyM: Y en ese proceso de decisión, ¿alguna vez se mete marketing a opinar cosas como «eso no lo podéis hacer porque no puedo venderlo, o no voy a encontrar un embajador para un producto así»?

Gregory Kissling: No, no, en ese punto no entran. Alguna vez, con alguna edición especial… Pero el producto se desarrolla en el departamento de desarrollo de producto exclusivamente. Luego sí que colaboramos juntos, claro.

HyM: Estaba mirando la web de Omega y he contado los relojes de mujer que aparecen: 553. Y sin embargo nadie diría que Omega es una marca femenina. O, por decirlo de otra forma, no hay demasiada invención en Omega por el lado de los relojes de mujer, salvo quizá la aparición del Ladymatic en 1955. ¿Está satisfecho con lo que ofrece Omega a las mujeres?

Gregory Kissling: Bueno, déjame que te diga: el 50% de las ventas de Omega son relojes de mujer.

HyM: ¡Pero qué me dice! Jamás lo hubiera pensado.

Gregory Kissling: Ya ves. Somos muy fuertes en Asia con el Constellation, que se considera un reloj de mujer. Pero sí, tienes razón. En 1955 el Ladymatic y en 2010 el primer movimiento para relojes femeninos, y debemos ofrecer algo más a la mujer.

HyM: El año que viene inauguran un nuevo edificio, para realizar el ensamblado del reloj y para alojar todo lo que tiene que ver con la certificación METAS. Tenerlo en el mismo edificio, ¿no viene a reforzar el argumento de los que dicen que Omega se ha «inventado» un certificado propio, como han hecho otras marcas?

Gregory Kissling: ¡En absoluto! Vamos a tener allí empleados de METAS, no nuestros. Y son ellos los que extienden el certificado, y si un reloj no pasa el test sencillamente no consigue su certificado, que es suyo, de METAS. No nuestro.  Y alcanzar la certificación supuso para nosotros un esfuerzo enorme. Primero redujimos la variación diaria por debajo de lo que exige COSC, pasando de -4/+6 a 0/+5. Después miramos la hermeticidad, y si hay algún problema tiene que comenzar el test entero de nuevo…. Es un proceso muy complicado, especialmente porque no se hace con unos cuantos relojes, sino con miles.

HyM: A riesgo de parecer pelota, repito que ese es el camino correcto: hay que dar lo que se vende, y siempre hemos oído hablar de «la precisión suiza», pero si ahora le dices a un joven, que no lleva reloj, que se gaste 600 ó 700 euros en un reloj que quizá necesite reajustar cada día porque le puede adelantar 15 segundos, lo más probable es que te mire como se mira a un botarate y te dijera «por ese precio me compro un iPhone 5S y un Apple Watch a juego». Así, que sí, los esfuerzos de Omega en ese sentido van en la dirección correcta.

Gregory Kissling: Fue un deseo expreso de Mr. Hayek, y el laboratorio está abierto a cualquier marca que desee certificar sus relojes.

HyM: ¿Y alguna marca se ha interesado?

Gregory Kissling: No por ahora. Es que supongo que tener una tecnología que te permita aguantar 15.000 Gauss no es fácil.

HyM: Oiga, permítame una pregunta de absoluto lego: ¿dónde me tropiezo yo con 15.000 gauss? Porque siempre lo oímos pero Gauss no es una medida que manejemos como los kilos o los centímetros, así que uno no sabe bien de qué estamos hablando.

Gregory Kissling: Las máquinas de escáner médico, por ejemplo. Y en ellas nos fijamos como objetivo a lograr. Aunque ahora han sacado unas nuevas máquinas que llegan a los 30.000 Gauss. De hecho el origen está en un cliente de Omega, un médico que tiene unos 40 relojes y trabaja con escáneres, y siempre se quejaba de que sus relojes iban mal. Nos escribió una carta pidiéndonos que hiciéramos un reloj que le valiera para su trabajo.Pero vamos, que no estamos siempre cerca de una de esas máquinas. Por ejemplo la tapa de las tabletas iPad: ellas solas ya producen 1.000 Gauss. Los imanes del frigorífico… ¡el imán de los bolsos de mujer! eso son como mínimo 500 Gauss.

HyM: ¿Hay un reloj que le gustaría que existiera en la colección de Omega?

Gregory Kissling: Pues mi reloj ideal sería aún más preciso que esos 0/+5 que tienen los METAS. Que es muy bueno, pero seguro que podemos reducirlo. -/+1 al día sería lo ideal.

HyM: Rolex dice que sus nuevos calibres son -2/+2…

Gregory Kissling: Sí, pero no certificado. Ellos certifican COSC, los -4/+6, pero no los 2 segundos. No quiero decir que no lo consigan, pero no lo certifican. Es una diferencia, ¿sabes?

HyM: Así que su reloj ideal es uno más preciso.

Gregory Kissling: Y sin necesidad de servicio ténico. Sin aceite.

Calibre del Seamaster Planet Ocean Deep Black

HyM: Y dentro de la colección actual de Omega, y sin mirar el bolsillo, ¿qué reloj tendría?

Gregory Kissling: La verdad es que ya lo llevo: es el Deep Black. Para mí lo tiene todo en términos de diseño. En realidad el diseño viene de 1957, cuando presentamos el Seamaster 300, así que en términos de diseño este reloj es icónico. Y en términos de tecnología, lo mismo: cerámica. El problema de los relojes de titanio o acero es que al cabo de un año ya están rayados, y cuando los llevas al servicio técnico pierdes una décima parte del material, y de la forma. Con la cerámica nada de esto ocurre. Vale que se puede romper si se te cae desde dos metros de altura, pero ni una rayadura.

Y la esfera está hecha en cerámica no para que no se raye, porque está protegida por el cristal de zafiro, sino porque queríamos el mismo brillo, el mismo reflejo que en el resto del reloj. Yo también practico el buceo, pero no en Suiza porque el agua está muy fría. Siempre me voy a Maldivas o sitios así. Así que la función GMT es perfecta para mí. Y para el brazalete introdujimos un tratamiento antibacteriano en el caucho. Parece una correa textil, pero es en realidad caucho. Por no hablar del calibre. Este producto es, para mí, la cima de todo lo que significa Omega en términos de diseño e innovación.

El Seamaster Planet Ocean Deep Black en la oscuridad

HyM: Se le nota enamorado del producto.

Gregory Kissling: ¡Por supuesto que lo estoy! Lo desarrollé junto con mi equipo, y nos llevó tres años. Tres años de un trabajo muy duro para conseguir un reloj que no tiene metal en absoluto, salvo el muelle del bisel. Que tiene el fondo roscado pero de cerámica, que hemos llamado Naiad Lock y en el que los textos están correctamente alineados, siempre.

HyM: Eso, para los que somos aficionados y perfeccionistas, es como música celestial.

Gregory Kissling: ¡Lo sé! Y por eso queríamos conseguirlo, pero conseguirlo sólo con la cerámica. Pero si tuviera que elegir un solo reloj, uno solo, sería el Grey Side of the Moon, porque te sirve para cualquier combinación de ropa que lleves y siempre vas elegante (lo vimos en vídeo aquí).Por cierto que para conseguir el gris de la cerámica sólo hay diez reactores en el mundo que puedan hacerlo, dos de los cuales están en en Comadur (la fábrica del Grupo Swatch encargada de la creación y producción de materiales).

HyM: ¿Vamos a volver a ver un Railmaster?

Gregory Kissling: Si te fijas el próximo año es un gran año: es el 60 aniversario de de la Santísima Trinidad. Ya hemos hablado de que en 1957 presentamos el Seamaster 300, pero es que también fue el año de aparición del Speedmaster… y el Railmaster.  Así que 2017 va a ser un año grande. Ya verás.

Nota: un año después de esta entrevista apareció Omega 1957 Trilogy Edition).

Omega Railmaster

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