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En la muñeca: Rolex Yacht-Master 40. Fotos en vivo y precios

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El Rolex Yacht-Master 40 es quizá el modelo de más difícil ubicación dentro de la familia de productos de Rolex porque no es reloj-herramienta como el Submariner y tampoco es un reloj de vestir como Datejust, sino que tiene algo de los dos. Vamos a ver por qué gusta tanto.

Cuenta la leyenda que el origen del Rolex Yacht-Master 40 fue fortuito: a finales de los años 80 Rolex estaba buscando cómo modernizar el Submariner y lo que surgió fue el Yacht Master. Quizá sea verdad o quizá no, pero de lo que no hay duda alguna es que Rolex jamás lo afirmará o lo negará porque en Rolex este tipo de cosas ni existen ni dejan de existir: «no comment» es su política de comunicación.  Lo que sí es cierto es que el Yacht-Master respira Submariner por todos sus poros.

Pero el Rolex Yacht-Master nació con 39,5 mm de diámetro, mucho mayor que el tamaño del Submariner de entonces. Es curioso que un reloj que no está destinado al submarinismo tuviera más tamaño que el que sí lo era, teniendo en cuenta que bajo el mar la premisa es la visibilidad. Sin embargo el YM sólo es sumergible hasta 100 metros y su bisel es bidireccional, no unidireccional como corresponde a un reloj de buceo. Eso reafirma su condición de reloj para embarcación, no para inmersión.

Quizá yo sea muy clásico, pero para mí el verdadero sabor marino lo da la esfera cobalto que Rolex presentó en 2014. La combinación del azul en rayos de sol con el rojo de la manecilla y el texto en rojo y los índices en blanco le dan ese aire de navegante que tan bien le sienta. Sin embargo, con la introducción de la esfera en rodio y la manecilla de segundos y el texto en turquesa el Rolex Yacht-Master 40 se vuelve extraordinariamente sutil y elegante.

El material utilizado sigue siendo el mismo, Rolesium, que es como Rolex denomina la combinación de acero y platino. La caja monobloque Oyster Perpetual está realizada en acero, lo mismo que el brazalete Oyster, pero el bisel está realizado en Platino 950, y es precioso. Los grandes numerales e índices se asientan sobre el bisel (una de las diferencias con el Submariner, en el que los índices están en bajorrelieve), y su pulido perfecto resalta sobre el mate de la base. El contraste es impecable, y resalta aún más el tono sobrio y elegante -y algo frío- del platino. Los dientes del bisel también están pulidos, mientras que las cavidades y la base son satinados. El conjunto juega estupendamente con la luz.

En la esfera todo permanece igual porque, francamente, para qué cambiar lo que ya es perfecto. Los grandes índices y manecillas (con perfil en oro de 18 quilates para evitar la pérdida de brillo) lucen espléndidos incluso sobre la esfera tornasolada color rodio. Y, como decía, el tono turquesa elegido hace del Rolex Yacht-Master 40 su modelo más elegante.

Por dentro se mueve el 3135, un movimiento mecánico de cuerda automática del que nada nuevo se puede añadir que no se sepa ya: un excelente calibre que lleva años siendo uno de los mejores jamás creados. Además, aparte de la certicación COSC, Rolex asegura una desviación máxima de -2/+2 segundos al día. Poco más se puede pedir. Por supuesto el calibre es invisible porque Rolex nunca deja ver sus movimientos. La versión con esfera cobalto ya está disponible en las boutiques de la marca y su precio es el mismo que el de la versión azul:  10.700 euros. Es una excelente alternativa a la esfera cobalto o a la mucho más atrevida versión en oro Everose. Más información en Rolex.es.

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