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Los maravillosos A. Lange & Söhne Lange 1 Moon Phase, en la muñeca

Aunque fueron anunciados por A. Lange & Söhne como lanzamiento pre-SIHH 2017, no fue hasta que abrió el salón que pudimos verlos en vivo y confirmar lo que ya sabíamos: son una fantástica versión del modelo icónico de la casa. Vamos ver los tres modelos y sus precios.

Lange 1 Moon Phase en platino

El Lange 1 Moon Phase pertenece a la familia de lo que yo considero uno de los (muy pocos) relojes perfectos: el Lange 1. Prácticamente no ha cambiado desde que apareció en 1994, salvo un retoque en el bisel y las letras. Aparte, por supuesto, de otra minucia: nada menos que un calibre completamente nuevo que Lange decidió crear porque sí, porque por algo es la número uno y hace estas cosas como el anuncio: porque yo lo valgo. Lo expliqué todo en este artículo. ¿Quiere esto decir que es único Lange que hay que tener en la colección? En absoluto. Lo que quiero decir es que por lo menos hay que tener un Lange 1, y luego todos los demás Lange que se puedan (porque soñar es gratis).

Versión en oro rosa

Y como Lange va completamente a su aire hace difícil lo fácil: elegir un Lange 1 es sencillo porque la perfección no deja margen para dudar, pero como va añadiendo versiones que nunca desmerecen el original cada vez cuesta más elegir con qué perfección quedarte.

Versión en oro blanco

No es la primera vez que vemos una fase lunar en el Lange 1, pero hasta ahora había aparecido siempre en la configuración más grande, la de caja de 41,5 mm de diámetro. Esta medida se utiliza en el Grand Lange 1 (el ejemplo más llamativo es éste) o, sin el Grand, en las versiones con calendario perpetuo. Porque el diámetro tradicional del Lange 1 es 38,5 mm y, en este caso, con una altura de 10,2 mm. El Lange 1 Moon Phase además se ha lanzado en dos oros y en platino para, como digo, complicar aún más la elección.

El Lange 1 Moon Phase mantiene en la esfera la misma proporción áurea de sus hermanos de colección, y por tanto hay que tener mucho cuidado cuando se introducen elementos para no romper el equilibrio. En el caso de las fases lunares era sencillo porque ya existía la subesfera del pequeño segundero, con un tamaño ideal para ubicar allí la complicación. Pero, como es la primera vez que aparece en el icono de la casa, tenía que ofrecer algo más que simplemente la fase lunar.

Ya lleva unos años Lange usando un disco de fases lunares en el que ha incluido 1164 estrellas cortadas a láser, logrando uno de los cielos nocturnos más bonitos del mercado. Pero ahora el disco lunar sirve también para indicar el día y la noche de una manera sencilla, intuitiva y -una vez más- preciosa: la luna no forma parte del disco, sino que se mueve sobre su propio eje. En realidad son dos lunas de oro macizo, aunque sólo se ve una cada vez. La luna va siguiendo su curso normal (con una exactitud tal que sólo se desvía un día cada 122,6 años).

Por detrás se mueve un disco celeste -también de oro macizo- que efectúa una revolución completa exactamente cada 24 horas, para indicar el día y la noche. Así, durante el día se mueve una mitad delicadamente decorada con una gradación de azules, mientras que la noche se indica con el firmamento estrellado que ya he mencionado, en el que además las estrellas brillan menos que la Luna para no quitarle protagonismo. Aquí se entiende mejor:

Este mecanismo tan sencillo en realidad no lo es, ya que necesita de ¡70 piezas! para hacerlo realidad. Están integradas en el nuevo calibre manual de manufactura L121.3 que en total tiene 438 piezas, entre las que destacan el volante excéntrico antichoques con espiral de fabricación propia (Lange es de las pocas casas que fabrican su propio espiral). Oscila a 21.600 alternancias a la hora, con regulación del declive con tornillo de ajuste lateral y muelle en forma de cuello de cisne. Además, por supuesto, de la maravillosa decoración a mano de que disfrutan todos los relojes de la casa.

Si mecánicamente el reloj es excitante, cuando te lo pones la muñeca es para caerse de espaldas de lo maravillosamente bien que queda. Un reloj de 39 mm de diámetro me suele dar la impresión de bordear lo ligeramente pequeño, pero este Lange 1 Moon Phase es perfecto también es este aspecto. Parece que te ha crecido en el brazo, porque tiene una caída impecable y siempre está bien puesto. Es como un traje a medida.

Sin duda la versión más llamativa es la de oro blanco con esfera negra, pero yo me quedo con la de oro rosa o con la de platino. ¿Más tradicionales? Es posible pero, aun gustándome mucho las esferas negras, en este caso prefiero las versiones de tez clara. Pero por favor: ¡que eso no impida a nadie regalarme la versión oscura!

Los Lange 1 Moon Phase tienen unos precios en línea con los que suele ofrecer la manufactura: parecen caros -y sin duda cuestan mucho dinero-, pero cuando valoras lo que ofrecen son siempre de lo mejor en su relación calidad-precio. Tanto la versión de oro rosa como de oro blanco tienen un precio de 39.500 eurosmientras que la versión con caja de platino tiene un precio de  52.000 euros. Los precios pueden variar porque se presentaron con el IVA alemán que es del 19%, pero no creo que cambien demasiado. Más información en A.Lange&Söhne.com.

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