El Audemars Piguet Royal Oak Chronograph es la forma en que la manufactura celebra el aniversario de la aparición del Royal Oak Chronograph, que este año 2017 cumple ya 20 años. Los cambios en la estética del reloj son notables, así que merece la pena que los miremos más de cerca porque, cumpleaños o no, siempre es un placer ver un Royal Oak.
A decir verdad esta foto de aquí arriba es mucho más cercana a la oferta que ha puesto en circulación la Reina de Le Brassus, porque los nuevos Royal Oak Chronograph son en realidad 8 referencias: cuatro en oro, tres en acero y una, sólo para boutiques y que llegará en octubre (momento en que nos ocuparemos de ella), fabricada en titanio. La colección sigue un mismo patrón constructivo y otro estético: todos los relojes son bicolor. Para no dispersar demasiado la información en este artículo nos vamos a centrar en los tres modelos de acero, y más adelante hablaremos de los de oro.
Es de sobra conocido que el Royal Oak nació en 1972 (de la mano de Gerald Genta) como el primer reloj de acero de lujo. Tan de lujo que en aquel entonces costaba 3.300 francos, más caro que un Patek Philippe de oro y 10 veces el precio de un Rolex Submariner. Para celebrar el vigésimo aniversario del Royal Oak se concibió el Royal Oak Offshore, que apareció un año después. Cuatro años más tarde, en 1997, se dotaba al Royal Oak con su propia versión de cronógrafo.
Los nuevos Royal Oak Chronograph vienen a sustituir la oferta ya existente desde 2012, hasta el punto que en la web de la marca las anteriores versiones han desaparecido. Sabiendo que todas las versiones nuevas son de esfera bicolor se podría decir que es un movimiento atrevido de la casa, aunque a quién no le gusta una esfera Panda, o una Panda invertida.
Digo lo de arriesgado porque el Royal Oak, incluso en su versión cronógrafo, ha sido siempre un reloj «de vestir». En el caso del cronógrafo su carácter deportivo se disimulaba porque los pulsadores recibían -y reciben- el mismo tratamiento que la corona y el resto de la caja. Pero sobre todo porque las subesferas se disimulaban mejor al ser del mismo color que el resto de la tapicería. Ahora ya no ocurre eso, pero a cambio la ganancia en porte y personalidad es evidente. Lo que sí se ha mantenido ha sido la delgadez del reloj (11 mm), que le permite darle palique a los puños de camisa formales sin mayor problema.
Sobre la esbeltez de la caja hay que añadir que el calibre utilizado sigue siendo el 2385. Por tanto la GRAN queja de los seguidores de la casa, por qué no utiliza un movimiento propio, va a seguir estando presente. El 2385 es en efecto el Frédéric Piguet 1185, un movimiento cronógrafo automático maravilloso con rueda de pilares y embrague vertical, frecuencia de 3 hercios y 40 horas de reserva de marcha. Cualquiera que haya tenido un Royal Oak Chronograph y haya accionado sus pulsadores hablará de la suavidad de su uso, de la delicia que significa juguetear con él.
No creo que pase ya mucho tiempo antes de que Audemars Piguet lance su propio calibre cronógrafo porque Vacheron Constantin, que también usaba el 1185, ya presentó el año pasado un movimiento propio (en los Overseas que vimos aquí). Pero como estos nuevos cronógrafos tienen esfera nueva y un calibre original casi con toda seguridad significaría volver a modificarla, a lo mejor tenemos que esperar hasta el 25 aniversario para verlo (aunque cinco años más se me hacen mucho). ¿O quizá lancen un modelo completamente nuevo que lo integre? Ya veremos. Sea como fuere en estos cronos el calibre no se ve porque tiene un fondo ciego decorado con la grafía del Royal Oak, tan setentera y tan chula.
Así que vamos a ver los cambios estéticos en la esfera, encaminados a mejorar la legibilidad. En primer lugar se han ensanchado los índices horarios, aumentando así la superficie luminiscente pero sobre todo para dotándolos de una mayor presencia (sin perder elegancia). También han aumentado su tamaño las subesferas a las 3 y a las 9 horas.
Este aumento de las subesferas tiene dos consecuencias que, una vez más, provocarán sentimientos encontrados: la esfera del pequeño segundero a las 6 es de menor tamaño que las otras dos, lo que será discutido por aquellos que exigen simetría estética. Pero, sobre todo, el aumento de tamaño de la esfera a las 3 provoca el desplazamiento de la ventana de fecha hasta casi rozar el índice a las 4 horas. Si viendo las fotos anteriores no te habías dado cuenta, ahora no dejarás de verlo.
Otro elemento a destacar es, como no, el brazalete. Y es que este componente de todos los Royal Oak es, sencillamente, una leyenda. Es muy difícil describir algo que sin embargo se aprecia instantáneamente cuando se ve en vivo. El satinado de AP es absolutamente único, de una calidad que te deja con la boca abierta y que además juega con la luz para crear diferentes brillos y tonalidades con un mínimo movimiento de muñeca. No llegas entender cómo pueden conseguirlo sin ser piezas pulidas y curvas, sino cuadradas y cepilladas.
Decir que el Royal Oak Chronograph queda bien en la muñeca es una redundancia: un Royal Oak siempre queda bien. Su adaptación a la muñeca es instantánea, y su poder de seducción es un veneno que actúa a esa misma velocidad. Los tres modelos en acero tienen el mismo precio: 24.100 euros, y están disponibles en la boutique de marca en Madrid. Más información en AudemarsPiguet.es.