Vamos a ver el IWC Portofino Hand Wound Moon Phase, una nueva belleza en dos versiones -acero y oro- que además homenajea al Portofino original.
Portofino Original de 1984. Foto de Steve G.En contra de lo que se puede pensar por el aspecto clásico, el Portofino apareció en el mercado por primera vez en 1984, en esta versión que vemos aquí arriba que era manual y con fase lunar. Como el Portofino Hand Wound Moon Phase que vemos hoy. Sin duda el de 1984 tenía un aspecto muchísimo más clásico y a la vez fiel al origen de los relojes de pulsera de la manufactura: relojes de bolsillo que se atan a la muñeca.
Comparando las dos fotografías se ve cómo el Portofino Hand Wound Moon Phase de 2017 es más refinado y elegante, además de mucho menos adusto. Es curioso que IWC lo haya lanzado de manera tan soterrada, sin darle la difusión que merece. Es verdad que éste es el año de la nueva colección Da Vinci, de los que ya hemos visto los modelos de mujer (aquí) y la Laureus (aquí) y veremos más. Pero en mi opinión este reloj se merece más difusión, porque me parece un acierto. De hecho es el Portofino que más me ha gustado hasta la fecha.
Ya existía un reloj en la colección con calibre manual, indicador de reserva de marcha y pequeño segundero a las 6. Es la referencia IW410103 (en acero). El diámetro del nuevo Portofino Hand Wound Moon Phase es el mismo (45 mm), pero la altura pasa de 12 a 13,5 mm con la adición del módulo de fases lunares. Un milímetro y medio pero ¡qué cambio! El reloj es distinto y muuucho más atractivo.
Hay que reconocer que la capacidad de seducción de una ventana de fase lunar, cuando está tan bien hecha como esta, es total. Sabe unir la precisión técnica -en este caso sólo se desvía 1 día de cada 577,5 años- con el romanticismo que siempre inspira nuestro satélite. Aporta una calidez especial a la esfera sin restar ni un ápice de masculinidad al reloj. Hay que celebrar por tanto que vuelva a la colección (aunque ya estaba en los de mujer).
A las 6 horas se sitúa la subesfera del pequeño segundero, esculpida sobre la esfera para darle mayor profundidad y enmarcada con un anillo de oro, como los índices y manecillas. Como siempre en el Portofino el 60 está pintado en un granate que iguala el de los dos últimos días de la reserva de marcha. Que es de 8 días, aunque IWC afirma que podría funcionar hasta 9.
Si damos la vuelta a la caja vamos a ver el calibre de manufactura 59800. Como también ocurre en los Portugieser, IWC honra su tradición de movimientos grandes -provenientes de los relojes de bolsillo- y los muestra al máximo, con unos biseles muy estrechos (al igual que en el anverso). Da gusto ver todo el hueco de la caja lleno de mecánica.
Además de la reserva de marcha ya mencionada, el movimiento tiene parada de segundero y espiral Breguet. La decoración se limita a perlage y Côtes de Genéve, pero como siempre está muy bien realizada. A las doce se puede ver parte del gran barrilete. Desafortunadamente el reloj es sólo hermético hasta 30 metros.
El Portofino Hand Wound Moon Phase es un reloj grande, como todos los Portofinos. Como casi todos los IWC. Pero eso no quiere decir que se lleve mal, sino más bien al contrario. Siendo relojes de vestir, no son sin embargo de los que quieren pasar de puntillas por la muñeca y esconderse bajo el puño de la camisa. Más bien al contrario, son una afirmación por parte de su dueño de saber lo que es la elegancia, pero sin renunciar a la personalidad propia.
La correa de aligátor, como siempre hecha por Santoni y como siempre de altísima calidad, contribuye a remarcar la rotundidad con la que se expresa la pieza, subrayada por unas asas poderosas que, orgullosas, tardan en inclinarse hacia el dorso del brazo.
El IWC Portofino Hand Wound Moon Phase se presenta tanto en acero (referencia IWC516401) como en oro con esfera color antracita (IW516403). Sus precios son de 13.300 euros para la versión que hemos visto en este artículo y de 23.600 euros para la versión en oro, y ya están disponibles en la boutique de la marca. Más información en IWC.es.