Este navegante portugués de IWC es eterno, porque eternos son los buenos diseños. Nunca he oído a nadie diciendo que no le gustaría tener un Portugués porque está anticuado, o muy visto, o algo así. Es verdad que lo conocemos desde hace años, pero es que es tan deseado como visto. No cansa nunca.
Ya existía versiones azules anteriormiente; o, mejor dicho, había versiones en las que el azul era el color predominante. Pero siempre había otros colores (blanco y/o rojo) ocupando partes de la esfera. Ahora la esfera entera se viste de azul (salvo en la fecha), lo que hace de estos IWC Portugieser Blue Dial unas piezas distintas y muy atractivas.
IWC PORTUGIESER BLUE DIAL AUTOMATIC
Yo creo que cuando se piensa en cómo es un Portugieser una de las imágenes que se nos viene a la cabeza es la del Automatic, aunque su origen se remonta sólo hasta el año 2000. En aquel entonces el reloj apareció con un diámetro de 42,3 mm, que es el mismo que el de esta versión. Apareció para celebrar el nuevo calibre de manufactura 5000, que integraba el sistema de cuerda automática diseñada por Albert Pellaton en los años 50.
El calibre de este modelo es el 52010, heredero de aquel y también con 7 días de reserva de marcha. Se mueve a 4 hercios y la masa oscilante tiene un medallón de oro central con el logotipo de la casa. Da gusto verlo, tan grande y ocupando todo el espacio de la caja.
El éxito de la esfera de los Portugueses, y por supuesto también el de este IWC Portugieser Blue Dial Automatic, está en el equilibrio de la esfera. Los dos registros simétricos en el ecuador del reloj (reserva de marcha a las 3 horas y pequeño segundero a las 9) se contrapesan con los textos a las 12 y a las 6, formando una cruz exacta.
La adición de la ventana de fecha en blanco es más cuestionable. Se podría haber hecho con el fondo azul y los números en blanco, pero IWC ha elegido la legibilidad. En cualquier caso el reloj es espectacularmente bonito en la muñeca. Un perenne objeto de deseo.
IWC PORTUGIESER BLUE DIAL CHRONOGRAPH
Esta es la otra imagen que tenemos en la cabeza como ejemplo de qué es un Portugieser. Desde que apareció a finales de los 90 este cronógrafo se convirtió en el reloj más exitoso de IWC. Una vez más, la clave está en el equilibrio de la esfera, que en este caso no se ve alterado por nada. Y aunque obviamente es un cronógrafo, su elegante disposición le hace parecer más un reloj de vestir.
A esa elegancia contribuye -y no poco- las manecillas, cuya forma dista mucho de las que encontramos habitualmente en un medidor de tiempos cortos. Más bien al contrario, homenajean al pasado de los relojes de bolsillo. La misma suavidad se transmite a los numerales aplicados, sencillos pero estilosos, gracias al pulido a espejo. Y ni siquiera hay un taquímetro que quiera simular un acercamiento a la velocidad.
O sea que todo lo contrario de la «deportividad sin concesiones», como se suele decir. ¿Le hace falta? A la vista está que no. Y además muy a la vista porque el bisel es casi inexistente, dejando todo el protagonismo a una esfera que, en este modelo, muestra toda la gloria del azul.
El diámetro es de 40,9 mm, como el modelo original. Es una medida para cualquier muñeca, hasta el punto que es un favorito de las mujeres también. La altura es de 12,5 mm, poco agresiva con los puños de las camisas. El diámetro es perfecto porque dentro lleva el calibre 79350, que no es sino el Valjoux 7750: como el movimiento tiene un diámetro de 30 mm, la caja de 40 le viene de perlas para que los registros quedan tan bien situados sobre el dial. Un relojazo, punto.
Ambos IWC Portugieser Blue Dial se presentan con una correa de aligátor negra. Como he dicho al principio son ediciones que ya están a la venta en los puntos de la marca y por supuesto en la boutique de la marca, que en el caso de España está en El Corte Inglés de La Castellana, donde se tomaron estas fotos. El precio del Automatic es de 13.400 euros. Por su parte, el Chronograph tiene un precio de 9.200 euros. Más información en IWC.es.