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Rolex Daytona Paul Newman vendido por 17.752.500 de dólares. El reloj más caro del mundo

Se sabía que iba a ser algo grande, pero nadie pensaba que iba a ser TAN grande: el padre de todos los Rolex Daytona Paul Newman que en el mundo han sido, el que perteneció al actor, se ha vendido por 17.752.500 de dólares, convirtiéndose en el reloj de pulsera más caro del mundo.

Cuando un Rolex Daytona «Paul Newman» sale a la venta a muchos coleccionistas se les eriza el vello y les recorre un escalofrío por la espalda, porque tener uno de estos ejemplares es el sueño dorado de muchos. Pero si el que se ofrece es EL Rolex Daytona Paul Newman, el que llevó el actor, entonces ya son palabras mayores. O directamente no hay palabras. Y así lo ha demostrado la subasta de anoche en Phillips.

Ya sabemos que las cosas en las subastas se pueden poner muy calentitas, y lo que todo el mundo esperaba que fueran noches de récords se convierte en vigilias de absoluta locura. Así ocurrió con el Henry Graves Supercomplication de Patek Philippe, que alcanzó en noviembre de 2014 los 19.367.000 francos suizos. Eso es, a cambio de hoy, prácticamente 16.700.000 euros. Por cierto que en 2014 el cambio era 19.117.000 euros. Madre mía cómo variado la cotización del franco suizo.

Otra noche loca fue la que convirtió  a este Patek Philippe Ref. 1518 en acero en el reloj de pulsera más caro  porque se vendió por más de 10 millones de euros. Hasta anoche. La combinación de Paul Newman (el actor que cae bien a todo el mundo) y Rolex ha podido con todo.

Joanna Woodward compró -seguramente en 1968- este Rolex referencia 6239 con esfera «exótica» y se lo regaló a Paul Newman cuando su pasión por los coches de carreras acababa de empezar. Paul Newman era, además de enormemente generoso, un obsesionado por la puntualidad. Su compañero de carreras, Paul White, recuerda: «Carl Haas (copropietario del equipo con PL, que era como le llamaban) era un amante de los relojes y tenía muchos Rolex, pero para PL era más algo funcional y la precisión era increíblemente importante para él. A menudo retaba a Carl para ver si su reloj era más exacto que el Daytona. Las apuestas iban de medio penique a quizá un cuarto de dólar. El reloj era una parte integral de su vida porque la puntualidad era realmente importante para él. Si volábamos a algún sitio jamás se me ocurría llegar tarde, porque el avión se habría ido sin importar quién faltaba». 

Foto: Douglas Kirkland – Getty Images

Paul llevó varias generaciones de Daytonas a lo largo de su vida, pero el que ha salido ha subasta fue el primero y el último con esfera exótica, convirtiéndolo así en una pieza icónica. Lo llevó durante años y se lo regaló a James Cox, quien en aquel entonces era novio de su hija Nell. James lo ha cuidado con mimo y el reloj conserva sus proporciones originales, y además nunca lo pulió (lo que le hizo ganar enteros ante los ojos de los coleccionistas). En la parte trasera se puede leer la dedicatoria que Joanne hizo grabar: «DRIVE CAREFULLY ME» (Conduce con cuidado. Yo). Una deliciosa dedicatoria que encapsula la preocupación que deriva de un amor que además es único: no necesita ni poner su nombre.

El reloj se compró seguramente en Tiffany & Co., en Nueva York, y se puede ver un número de inventario de la tienda grabado en la parte inferior del asa izquierda. Para la subasta el reloj se acompañó con una carta firmada por la hija de Paul Newman que documenta su proveniencia y su aprobación para que fuera subastado. El precio final fue, incluida la comisión, de 17.752.500 dólares, que al cambio son prácticamente 15.246.000 eurosParte de lo recaudado irá a la Nell Newman Foundation, la fundación filantrópica de la hija del actor.

Hay que tener en cuenta una cosa más: Paul Newman y Joanne Woodward tuvieron otras dos hijas, Melissa «Lissy» Stewart, and Claire Olivia «Clea» Newman. Clea está dedicada a fundación que creó su padre, la Serious Fun Children’s Network, que realiza campamentos para chavales con enfermedades de todo tipo. Pues bien, Clea también tiene un Daytona que le dio su padre, literalmente quitándoselo de su muñeca para entregárselo. Era un Daytona que también le había regalado Joanne Woodward y constituye el recuerdo más preciado que tiene Clea, así que lo lleva siempre puesto. Pero quién sabe si en el futuro…

¡Qué grande fue Paul Newman!

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