Vamos a hablar de una de las rara avis de la manufactura: el Blancpain L-Evolution Chronographe Flyback à Rattrapante Grande Date, que da mucho más de lo que parecería a primera vista.
Cuando hablamos de Blancpain se nos vienen a la cabeza dos tipos de relojes: en primer lugar y por delante de cualquier otro (al menos en el mercado español), el Fifty Fathoms, auténtico icono de la marca. El otro reloj -o mejor dicho colección- es la Villeret, la más clásica (valga como ejemplo este homenaje a España). Pero Blancpain también tiene la colección L-Evolution que suele pasar desapercibida. Tanto es así que incluso en mi visita a la manufactura ni se mencionó.
Uno diría que con la colección L-Evolution es con la que Blancpain se divierte. Se quita el corsé de la tradición y de los estrictos presupuestos técnicos y estéticos del Fifty Fathoms y se pone a juguetear con ideas relojeras en absoluto habituales. Y si el Fifty Fathoms surgió porque el entonces director de Blancpain, Jean-Jacques Fiechter, era aficionado al buceo, este Blancpain L-Evolution surge de la pasión del hasta hace poco Director General de la casa, Marc Alexander Hayek, es un apasionado de los coches deportivos y en concreto de los Lamborghini, que él mismo conduce. De ahí que la manufactura firmara un acuerdo con el fabricante de vehículos y lanzara relojes que celebren esa unión (ahora ya extinta y en manos de Roger Dubuis).
Al contrario de lo que suele ocurrir normalmente en las asociaciones de relojes con marcas, Blancpain no incluye en ningún sitio a Lamborghini. Sólo la forma del registro del conteo de 12 horas del cronógrafo recuerda al escudo de la casa italiana. El no incluir ningún detalle puramente «Lambo» en los relojes de la colección es una buena idea porque siempre puede haber alguien que quiera el reloj por lo que es, no por los coches. Y además ahora se ha acabado la relación con la casa italiana pero los relojes siguen vigentes.
¿Y qué nos ofrece este Blancpain L-Evolution Chronographe Flyback à Rattrapante Grande Date? Pues en primer lugar nos ofrece un nombre tan largo que, cuando terminas de pronunciarlo, el Lamborghini ya ha dado una vuelta al circuito. Bromas aparte el reloj tiene una presencia realmente agresiva. No recuerdo ahora mismo un reloj tan descarado. Está construido en una caja de oro blanco satinado tanto en carrura como en asas, que están ahuecadas para aligerar peso. El bisel, construido en dos escalones es de fibra de carbono. Aunque la altura de la caja es de 16,04 mm, el reloj se lleva extraordinariamente bien, porque la longitud de las asas hacen que el reloj caiga perfectamente sobre el brazo. No se mueve ni molesta.
Si traspasamos el cristal de zafiro nos encontramos con una esfera que también está hecha de fibra de carbono. El dial tiene tres estratos: la fibra de carbono, después los registros del cronógrafo y al final el reborde exterior con los índices y, como siempre en los L-Evolution, los grandes numerales del 9 y el 12. Tanto los marcadores horarios como las manecillas están impregnados de Super-LumiNova. Lo suficiente como para una buena lectura, y eso que las manecillas están esqueletadas.
A las seis hay una gran fecha digital, que se corresponde con lo que se pide en un reloj deportivo: máxima legibilidad instantánea. Es curioso como un conjunto tan dispar de elementos quedan bien todos juntos. La aguja principal del cronógrafo es de punta roja, mientras que la secundaria es de punta blanca. Y es que recordemos que este reloj es un cronógrafo rattrapante, perfecto para las carreras porque te permite alternar entre tiempos distintos. Para ello integra un pulsador a las 7 con forma de una tapa del tanque de combustible, acompañado por el nombre de la casa grabado.
El funcionamiento del calibre 69F9 es extraordinariamente suave y preciso. El calibre automático integra rueda de pilares y embrague vertical. Hay muy pocos calibres integrados con cronógrafo rattrapante (lo tiene Patek y Lange), así que es para aplaudir la audacia y el saber de Blancpain. Sin embargo alguien tuvo la desafortunada idea de tapar el calibre con un rotor que imita a una llanta del vehículo y cubre toda la superficie. Una pena.
Por último, el reloj se sujeta con una correa de alcántara, muy utilizada en la tapicería de los coches. Tanto la correa como la tapa del cierre desplegable tienen inserciones de -lo has adivinado- fibra de carbono.
En resumen este Blancpain L-Evolution Chronographe Flyback à Rattrapante Grande Date es un reloj que engaña: por su presencia crees que vas a ver un reloj cronógrafo normalito que fía su atractivo a lo llamativo de la esfera. Y aunque en efecto el reloj entra por los ojos, te da sin embargo muchísimo más, sobre todo del lado mecánico. Ya está disponible en las boutiques de Blancpain y en los distribuidores, con un precio de 52.330 euros. Más información en Blancpain.es.