Lauren Ballesta ha obtenido el prestigioso premio «Wildlife Photographer of the Year», gracias entre otros al apoyo de Blancpain. Aprovechamos la ocasión para ver su impresionante reloj: el Blancpain X Fathoms.
Laurent Ballesta es un biólogo marino y el fotógrafo más jóven en recibir la Palme d’Or en el Festival Mundial de Imágenes Submarinas. Hasta ahora es el único profesional que lo ha ganado tres veces seguidas. Ha viajado por todo el mundo, desde el Ártico al Antártico y desde Siberia hasta el Amazonas. Ahora ha ganado el premio Wildlife Photographer of the Year, que ya va por su 53ª edición, dentro de la categoría Earth’s Enviroments. Esta categoría rinde homenaje a la escala y la magnitud de las formas de la tierra, vistas desde el suelo o desde el aire, a las fuerzas de la naturaleza que las esculpen o a la naturaleza al estado salvaje puro y a la escala de un paisaje.
La fotografía -en realidad la composición de más de 100 fotografías- nos muestra un iceberg visto desde el fondo marino. Hay que recordar que lo que vemos de un iceberg es sólo el 10% de su superficie, y del 80% restante, que permanece bajo el agua, sólo vemos trozos sueltos, dado su gigantesco tamaño. El que aparece en la fotografía tiene una circunferencia de unos 200 metros. de ahí la necesidad de captarlo en distintas fotos.
Blancpain lleva colaborando con Laurent Ballesta desde 2013, y de su mano (o mejor dicho, sobre su muñeca) han ido desarrollando el llamado Proyecto Gombessa. Ya sabemos del irrompible vínculo de Blancpain con el mundo marino, que contribuyó a investigar desde que creó el Fifty Fathoms, el primer reloj de buceo de la historia. Blancpain defiende -acertadamente- la idea de que la única manera de apoyar de manera efectiva la protección del medio ambiente es haciéndolo visible, por lo que siempre apoya proyectos que después superan el puro campo científico para divulgarse al público general. Todas sus iniciativas se recogen bajo el encomiable paraguas del Blancpain Ocean Commitment, con el que ya ha financiado nada menos que once grandes expediciones científicas. Además ha contribuido a duplicar la superficie de las áreas marinas protegidas en el mundo: nada menos que 4 millones de kilómetros cuadrados añadidos. Todo eso una pequeña casa relojera. Qué no podría hacer Donald Trump como presidente de Estados Unidos, y sin embargo mira donde estamos. Qué triste, ¿verdad?
Las inmersiones que realiza Laurent Ballesta son a menudo extraordinariamente peligrosas: aguas bravas, temperaturas bajísimas, escasa visibilidad… por eso necesita un verdadero instrumental submarino. Y no es otro que el Blancpain X Fathoms, el reloj de buceo mecánico más completo del mundo. La cantidad de funciones que presenta no tiene equivalente en ningún otro reloj del mercado:
Indicador mecánico de profundidad de hasta 90 metros. Membrana de metal amorfo. Indicación de la profundidad en escala 0-15m con una precisión de +/- 30 cm. Memoria de profundidad máxima alcanzada con pulsador de puesta a cero protegido. Contador retrógrado de 5 minutos. Segundero. Bisel unidireccional. Válvula de descompresión. Pulsera de caucho con 14 articulaciones.
Todas estas funciones se alojan en una caja de titanio de medidas excepcionales, como todo en el Blancpain X Fathoms: 55,65 mm de diámetro y 24 mm de altura. Puede parecer disparatado, pero estamos hablando de un instrumento que se va a sumergir hasta 300 metros -o sea en oscuridad- y se necesita que la información, vital en el mar, sea visible rápidamente. Así que nada que oponer a las dimensiones. Y, como a ejercer sus funciones en condiciones de visibilidad como mínimo precarias, la dotación de Super-LumiNova es muy generosa.
El calibre que lo mueve, el 9918B, es automático, pero queda tapado por el fondo. Éste muestra una membrana de metal amorfo que forma parte de la válvula de profundidad. Blancpain afirma que el uso de metal amorfo mejora las mediciones de profundidad y de paso reduce el grosor, comparado con el acero.
El Blancpain X Fathoms no es un reloj para llevar todos los días. Su tamaño hace que se pelee con cualquier prenda diaria y además intimida a las muñecas que no sean de tamaño superior a la media. Sin embargo, y gracias a la correa articulada, se lleva puesto mucho más cómodamente de lo que cabría esperar, así que no me extrañaría que quien lo compre lo llevara puesto no sólo cuando va a bucear.
No es un reloj barato, porque su precio es de 38.240 euros, pero para toda la excepcionalidad mecánica que lleva dentro no me parece un precio disparatado en absoluto. Es un relojazo, en todos los sentidos. Más información en Blancpain.es.