En el informe, recogido por Rob Corder en WatchPro, se afirma que el crecimiento de estos relojes será de un 460% para 2022. Esto significa que, partiendo de los 14 millones de smartwatch híbridos vendidos en 2017 se pasará a 80 millones de relojes vendidos. Por su parte los relojes con pantalla digital completa, como el Apple Watch o el Montblanc Summit que aparece aquí arriba, experimentarán un crecimiento del 160%.
Según el estudio de Juniper, el crecimiento de los smartwatch de pantalla completa, mucho más lento que el esperado, ha provocado que empresas como Huawei, Sony o Motorola hayan abandonado el mercado. Los que quedan -significativamente Apple, pero también Samsung, Casio o -en el caso de las empresas relojeras puras- TAG Heuer o Montblanc, han girado de manera notable hacia las aplicaciones relacionadas con la salud.
«El mercado del smatwatch se está redefiniendo para situarse en escenarios de uso más específicos» -afirma el autor del estudio, James Moar-. «Esto está teniendo un impacto en cada aspecto de los smartwatch, desde el diseño para usos cada vez más especializados a su venta en canales específicos. Y aunque la mayoría de los actores no pueden esperar llegar a un mercado muy amplio, la industria en su conjunto ha llegado para quedarse».
A pesar de este renacido interés por el smartwatch híbrido, Juniper espera que los fabricantes produzcan menos relojes conectados y vendan menos de 2 millones de aparatos al año. La excepción a esto es Fossil, que ha lanzado una amplísima gama en el segmento del smartwatch híbrido y de quien se espera llegue a vender 6 millones de relojes conectados al año para 2020. El informe de Juniper, llamado Smartwatches: Trends, Vendor Strategies & Forecasts 2018-2022, también afirma que para 2022 se espera que el 50% de los smartwatch incorporen GPS, mientras que el crecimiento de la tecnología NFC será pequeño. Eso significa por tanto una difusión del pago desde la muñeca -usando el reloj- menor del esperado (y del deseado por los fabricantes). El informe se puede adquirir por 1.990 libras en la web de JuniperResearch.com.
¿POR QUÉ SE DA ESTE ESCENARIO?
Yo siempre he defendido que el reloj es un aparato completamente obsoleto, totalmente fuera de época. Por eso mismo el comprador de relojes es conservador en sus gustos porque, ya que se va a comprar un objeto anticuado, quiere que sea como lo era cuando el producto estaba vigente. De ahí la prevalencia de los relojes de estilo vintage: son como recordamos que eran los relojes. Es normal entonces que los que dan el salto a un reloj conectado se inclinen por un modelo que, al ocupar el mismo inmueble que un reloj normal (la muñeca), no sea demasiado disruptivo.
Por otro lado mira qué llamativo es este gráfico:
Es curioso que los smartwatch no seducen con sus aplicaciones como los fabricantes -y de manera más significativa Apple, que fue quien impulsó la creación de apps- pensaban que ocurriría. Según el gráfico, el uso fundamental del smartwatch es… para ver la hora. Esto tiene una consecuencia directa: el usuario no se siente muy impresionado por el intento de tener una computadora en la muñeca, porque no le da uso. Más aún, tener que cargar el reloj cada día (o cada menos de un día), es también un elemento negativo. Ese es un problema que no se da en el smartwatch híbrido porque usa una pila normal, como un reloj de cuarzo de toda la vida.
Por último, el comprador de un reloj conectado es joven, y los jóvenes tienen una vida en redes sociales muy intensa que no se puede suplir con un reloj, porque la pantalla es demasiado pequeña para interactuar con ella como se debe. Recordemos que las redes sociales son para subir fotos, selfies o vídeos, tanto cuando estás cocinando como cuando estás haciendo jogging por la sabana. Eso es inviable con un smartwatch, así que el teléfono sigue acompañando siempre, haya o no haya smartwatch. Por tanto lo que se le pide a un reloj conectado es mucho menos de lo que ofrecen, y por eso los smartwatch híbridos parecen una opción más lógica.
Sea así o no, las cifras son mareantes y debe estar haciendo rechinar a la industria relojera tradicional, que ve cómo uno de sus pilares económicos, los relojes de cuarzo, pierden más y más cuota. A este paso, si no hay reacción, terminarán rendidos a los pies de los fabricantes tecnológicos. Veremos como se desarrolla el mercado.