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Nuevos Bell & Ross Racing Bird. Fotos en vivo y precios

Bell & Ross Racing Bird

Ha sido la sorpresa de Bell & Ross en Baselworld 2018. Los nuevos Bell & Ross Racing Bird se presentan en dos tamaños y con esfera blanca, algo prácticamente desconocido en Bell & Ross y por tanto muy llamativo a primera vista. Pero con muchos más argumentos para gustar.

Uno de los dos fundadores de Bell & Ross, Bruno Belamich, es diseñador industrial de carrera. Entiendo que su trabajo en Bell & Ross absorbe la mayor parte de su tiempo, pero no las inquietudes que una profesión así provocan en una mente tan activa. Lo digo porque en estos últimos años hemos visto relojes de la casa que están inspirados en vehículos mecánicos salidos de la cabeza del creador artístico de B&R. Así, en 2014 asistimos a la presentación de los B-Rocket, basados en una moto del mismo nombre. Aquí están las fotos en vivo y el vídeo. Después vimos el Aéro GT Orange, basado en un vehículo deportivo (a diferencia de la B-Rocket, el coche sólo existe como renderizado). Por último los Bellytanker, basados, nuevamente, en un puro diseño de ordenador. Ahora le toca el turno a un avión, llamado BR-Bird.

Según cuenta Bell & Ross es un avión pensado para las carreras que tienen lugar en el desierto de Reno desde 1924. Las llamadas «National Championship Air Races» concentran a aviones de todo tipo (biplanos, monoplanos y aviones a reacción) en carreras que se celebran a gran velocidad (obviamente) pero sobre todo muy cerca del suelo porque los aviones deben pasar entre torres de unos 10 metros de altura. Esto, claro, las hace especialmente excitantes. Pues bien, el avión diseñado es un monoplano pensado para estas carreras. El único problema es que, una vez más, es sólo un renderizado, porque el avión no existe.

Yo siempre me pregunto si esto es algo que de verdad beneficia a la marca, porque no estoy seguro de que crear un reloj basándose en una idea a la que se le quiere dar apariencia real -pero que no lo es- beneficie al reloj. Especialmente cuando relojes como estos pueden volar sin apoyos porque tienen argumentos más que convincentes por sí solos para gustar, sin tener una historia detrás. Otra cosa sería que Bell & Ross patrocinara las carreras, o alguno de los aviones que participan, pero que sólo sea un vídeo de YouTube… Pero en fin, qué se yo de marketing. Lo que sí sé es que desde que vi los relojes me gustaron mucho.

Decía al principio que el blanco es casi desconocido en Bell & Ross, y es que hasta ahora sólo lo habíamos visto en los relojes que hace exclusivamente para mujeres. Son los BR-S, que se pueden ver aquí con con fotos en vivo y precios. Pero en realidad ese blanco poco tiene que ver con el que aquí vemos. El más sencillo de esta nueva colección es el tres agujas y fecha, cuyo nombre completo es en realidad BR V1-92 Racing Bird. El año pasado reportamos en este artículo la aparición de la tercera generación de la colección Vintage, que se presentan ahora en tres tamaños. La novedad venía por el de tamaño de caja de 38,5 mm, llamado a dar mucho juego porque es una medida perfecta para muchos mercados y gustos: su diámetro es ideal para las muñecas más estrechas (es decir, las orientales y las femeninas) y para los amantes de los relojes antiguos, más pequeños. Y así ha sido: el modelo Military -aquí, en vivo- es un superventas de la marca porque tiene todo lo necesario para gustar.

Pero ¡cómo cambia con la nueva ejecución en blanco! Al tener la esfera blanca y los numerales sencillos el reloj corría el peligro de parecer demasiado infantil, pero las secciones azul y gris de la minutería -que además tiene la graduación tradicional de los cronógrafos, más detallada-, el contrapeso del segundero con forma de avión y la apertura de la ventana de fecha le dan un filo más deportivo y adulto. Eso, sin llegar a perder su aire ciertamente clásico, acentuado por el uso (como siempre en Bell & Ross) de un cristal de zafiro abombado.

La correa que trae le va que ni pintada. Está tintada en azul con el interior naranja, a juego con la punta de flecha que indica la fecha. El conjunto es equilibrado y fácil de llevar porque no trata de imponerse en la muñeca, pero tampoco carece de personalidad. Es por tanto un reloj atractivo, aunque yo creo que tiene más enjundia para el público femenino (aparte del mercado oriental, claro). Y es por supuesto un reloj perfecto para iniciar a un chaval en el mundo de la relojería.

Con el no hay dudas sobre su público objetivo es con el Bell & Ross Racing Bird cronógrafo: todo el mundo. Hay algo de juvenil, de deportivo, de positivo, de veraniego incluso que lo hacen un seductor neto. Y con un sabor potenciado con el aderezo vintage adecuado para resaltar su porte. La esfera es llamativa porque sobre el blanco de fondo ocurren muchas cosas cromáticas: dos tonos distintos de gris, azul, naranja y negro. Pero están combinados de tal manera que todo suma y la lectura de los datos siempre es exacta y rápida.

Yo debo reconocer que no soy mucho de las aperturas de triple fecha, pero en este caso queda bien por dos motivos: en primer lugar aporta simetría con el sector -dentro de la subesfera de 30 minutos- que va de los 20 a los 25 minutos, que también es blanca. En segundo, porque con tantos elementos una ventana de fecha tradicional -a las que nunca renuncia la marca- quedaría insustancial y sólo alimentaría el tradicional argumento de «sería mejor sin fecha».

¿Se le pueden poner pegas al reloj? Supongo que como a todos, porque los relojes son algo muy personal y a cada uno nos gustan de una manera. Yo más que pegas tengo dos sugerencias: la primera es que el contrapeso de la trotadora fuera menos de un milímetro más corto. Aunque la complicación de cronógrafo es la que más gusta es sin embargo la menos usada, y al final el segundero central está casi siempre parado. Así que en este caso la cola del avión está casi siempre tapando la O y la M. La segunda es que el bisel sea de cerámica. Sé que estos relojes pertenecen a la colección vintage, y nada más vintage que un bisel de acero recubierto con un aro de aluminio anodizado; pero hoy en día la cerámica es casi normativa en la relojería de cierto nivel, por su particular matiz cromático y porque aporta una resistencia imbatible.

Pero como digo, son sólo sugerencias que en absoluto me impedirían ser un feliz y orgulloso propietario de este «pájaro de carreras». No he dicho aún que la caja tiene 41 mm de diámetro y que los pulsadores del cronógrafo están protegidos por una corona roscada, una protección bienvenida en un reloj que es hermético hasta los 100 metros. Como siempre en los relojes de la marca, los Bell & Ross Racing Bird traen de serie una generosa dotación de tratamiento luminiscente Super-LumiNova para leer la hora en la oscuridad sin ningún problema.

Por dentro se mueve, como siempre, un calibre automático. Bell & Ross no dice cuál, pero lo más probable es que sea un Sellita SW 300 con un módulo cronógrafo de Dubuis Depraz, que suele ser su movimiento preferido. En el caso del tres agujas será seguramente el SW 300 a secas. En el cronógrafo el movimiento es visible a través de un zafiro posterio, decorado con la figura del diseño del avión. En el automático el fondo está cerrado y con el avión grabado, muy de acuerdo con la estética retro del modelo.

Los Bell & Ross Racing Bird son en definitiva una propuesta fresca y muy interesante, que abre el camino a la experimentación con diversos colores de esfera con un diseño que nunca deja de ser el de la casa. O a lo mejor el experimento termina en estas 999 piezas disponibles de cada versión, ya veremos. El precio de la versión automática y la de cronógrafo es de 2.200 euros  y de 3.990 euros respectivamente. Son precios difíciles en un mercado muy sensibilizado últimamente  con los precios (y con razón). Pero Bell & Ross siempre ha salido muy bien parada en estos litigios, así que creo que va a volver a tener éxito. Los relojes ya están disponibles en la web de la marca y en los distribuidores autorizados. Más información en Bell&Ross.es

 

 

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