La más elusiva de las manufacturas vuelve a lanzar un fantástico reloj. El Bovet Récital 22 Grand Récital demuestra como la casa fundada por Pascal Raffy domina todas las artes relojeras e incluso astronómicas, que plasma en piezas de arrebatadora belleza.
Desafortunadamente la producción de Bovet es limitadísima y de muy altos precios, así que es difícil que sus relojes caigan en nuestras manos. Sin embargo en 2016 pude traer a la web, con fotos en vivo y precio, el Récital 18 Shooting Star, un reloj que provocó un pasmo general por su belleza, su originalidad y su extraordinaria complicación relojera. En 2017 Bovet presentó el Récital 20 Astérium, una segunda interpretación del paso del tiempo y su cuantificación que desafortunadamente nunca vimos por aquí.
Ahora nos llega la tercera parte de este relato celestial, que en este caso es un Tellurium y a la vez Planetario Mecánico o Orrery. Se llama Orrery porque el primer mecanismo moderno de este tipo (construido en Inglaterra en 1704) fue presentado a Charles Boyle, 4° Conde de Orrery, de quien con el paso del tiempo tomó el nombre. Se distingue así de un «Planetario», término que se utiliza para para nombrar los edificios donde se hacen demostraciones astronómicas para el público. Un Tellurium es un mecanismo dotado con un brazo de acero sobre el que se montan la Tierra y la Luna y orbitan alrededor del Sol. Se utiliza para demostrar diversos principios de Astronomía, como pueden ser las estaciones o los eclipses.
Pues bien, en el Bovet Récital 22 Grand Récital (Récital es una de las colecciones de la casa), el Sol es un tourbillon volante, donde el puente de la jaula evoca los rayos del Astro Rey. La Tierra, que como es habitual está representada desde una vista cenital, gira alrededor de su propio eje e indica las horas en un ciclo natural de 24 horas. Por último una luna esférica se mueve alrededor de la Tierra en 29.53 días, que corresponden exactamente a la duración de su período sinódico. La forma de construir la jaula del tourbillon ha sido patentada y presenta un punto de fijación central. Los cinco brazos del puente de la jaula, biselados a mano, envuelven el órgano regulador. Como es habitual se aprovecha el giro completo cada minuto para representar los segundos mediante una manecilla que recorre un sector graduado en veinte segundos.
La representación de la Tierra está especialmente inspirada porque parece una foto hecha desde la Estación Espacial en la que se puede apreciar hasta la evolución de las nubes sobre el planeta. Para pintarla se utiliza una técnica que vio la luz (nunca mejor dicho) el año pasado, consistente en aplicar material luminiscente sobre una pintura en miniatura. Así, la Tierra se ilumina mientras el resto del reloj permanece en la sombra. En la base del globo, una escala graduada indica la hora a través de una aguja tridimensional de titanio pulido situada entre el tourbillon y el globo terráqueo.
La Luna está representada por una esfera que recorre una órbita completa en exactamente 29,53 días, correspondientes al período sinódico del satélite. Sólo necesita ser ajustada una vez cada 122 años. La esfera está dividida en dos zonas: una negra y otra grabada con los relieves de la superficie lunar. Las zonas grabadas de esta segunda mitad están rellenas de material luminiscente, permitiendo así distinguir claramente qué parte de la luna recibe directamente la luz del sol. Es otra de las funciones del Bovet Récital 22 Grand Récital que han sido patentadas. A las 3 horas aparece el indicador de reserva de marcha y a las 9 horas los minutos retrógrados. Debajo, entre los minutos 5 y 10, aparece un círculo con la fecha, fácilmente legible gracias al cristal en lupa. También en la oscuridad, gracias al aro de material luminiscente.
Si damos la vuelta al reloj nos encontramos con un gran puente con Côtes de Genève circulares que alojan un calendario perpetuo que incluye una pequeña ventana en la que se puede leer la hora. Destaca el gran disco de fecha de doble cara (patentado), movido por un mecanismo retrógrado en el que una cremallera micrométrica, también patentada, optimiza el funcionamiento a la vez que reduce el volumen ocupado. Las bruscas aceleraciones y desaceleraciones que actúan sobre el disco de la fecha, combinadas con la inercia del cristal mineral del que está hecho, llevaron a los relojeros a desarrollar un engranaje regulador que disipa la energía en el salto retrógrado del disco.
Para ajustar el reloj la pieza integra los tradicionales correctores que permiten cambios de cada una de las indicaciones. Pero además presenta un pulsador ubicado entre las asas superiores que a cada pulsación mueve todo el mecanismo hacia adelante. El reloj está fabricado con caja de oro rojo o platino, con una forma de atril (es decir, más delgada hacia las 6 horas y más alta al otro lado) y 46 mm de diámetro y 19,60 mm en su parte más alta. El calibre manual 17DM03-TEL tiene una frecuencia de 18.000 alternancias a la hora, y por supuesto, todo está decorado y acabado a mano.
El Bovet Récital 22 Grand Récital tiene un precio de 435.000 francos suizos para la versión de oro rojo y de 465.000 francos suizos la versión de platino. Eso son 365.000 y 390.000 euros respectivamente. Es una edición limitada a 60 unidades, pero Bovet puede personalizar el reloj de manera que la Tierra muestre alineado a las 12 horas la parte del mundo que el cliente elija. Quién pudiera. Más información en Bovet.com.