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¿Por qué son tan buenos los Grand Seiko?

Grand Seiko

Grand Seiko

Es sorprendente que, con lo mucho que me gustan los Grand Seiko, haya hablado tan poco de ellos; de hecho en vivo sólo he presentado éste. En gran medida es porque llegan muy pocas unidades y en seguida se venden, así que es difícil echarles el guante. Pero como este año se celebran los 20 años de la aparición de los Grand Seiko, creo que es buen momento para hablar de los relojes y de su posición en el mercado.

Ha habido durante años -y la sigue habiendo- una absurda polémica sobre si el Grand Seiko es un reloj que merece la pena. O si merece la pena por lo que cuesta, ya que se sitúa en la horquilla de precios que ocupan Omega y sobre todo Rolex. Singularizo Rolex porque los modelos de Omega son más informales que lo contrario. Por eso se entiende el lanzamiento del Railmaster, que rebaja la deportividad para hacerlo más de diario. Rolex sin embargo cubre tanto lo formal como lo más relajado -sea porque es así o porque su fama le perdona todo-, y es en ese aspecto en el que se plantea la batalla entre la marca nipona y la suiza.

Ocurre que mucha gente -rolexista o no- considera que Seiko no puede hacer un Grand Seiko que cueste -en el caso de los mecánicos- entre 4.000 y 12.000 euros, porque cree que Seiko hace muy buenos relojes mecánicos baratos (desde 200 a mil y pico euros) que vende por decenas de miles, y eso le inhabilita instantáneamente para hacer un reloj de alto nivel. Y además está el argumento menos relojero y más crematístico: que el valor de reventa de los Seiko y Grand Seiko es peor que el de un Rolex. Este argumento, como digo, se invalida a sí mismo porque no tiene nada que ver con el arte de la relojería. Pero por si acaso hay que decir que cada vez es menos cierto, como explicaré más tarde.

Pero antes es mejor aclarar el primer error: los relojes mecánicos baratos que ahora conocemos (amamos, coleccionamos) provienen del Seiko 5, un reloj que apareció en 1963. Es decir, tres años después de que Seiko lanzara su obra cumbre, el Grand Seiko (que aparece en esta foto). Y ese Grand Seiko venía con el nombre de «Chronometer» por su calidad cronométrica (además de la de acabados). Ocho años después un Grand Seiko ganaba el concurso de cronometría de Ginebra, que -casualidad o no- dejó de celebrarse después del triunfo de Seiko. Igual que el de Neüchatel del año anterior, en el que Seiko tuvo tres de los cuatro primeros puestos (el primero fue un Omega).

Así que es la sabiduría relojera acumulada desde su establecimiento en 1881 y culminada en el Grand Seiko la que permitió a Seiko hacer relojes buenos y baratos como los Seiko 5; no al revés. Por otro lado la «defensa» (si es que la necesitaba) de los Grand Seiko ha sido siempre el boca a boca, porque digamos que la herramienta de marketing que usaba -y todavía usa, no nos engañemos- Seiko es bastante defectuosa. Le queda muchísimo que aprender de los suizos, que en esto sí que son maestros. Seiko siempre había sido de la idea de que el buen paño en el arca se vende y había dejado que fueran sus usuarios los que evangelizaran a los neófitos. Pero esa idea ya no funciona, y poco a poco Seiko ha ido mejorando su estrategia. Para empezar el año pasado convirtió a Grand Seiko en una entidad separada, para conseguir disociar su nivel con el del resto de colecciones. Por ahora el efecto más notable ha sido estético: la palabra Seiko, que siempre estaba a las 12 en los GS, ha desaparecido y su lugar lo ha tomado Grand Seiko. Se ha conseguido así un mayor equilibrio y pureza en la esfera… y que se empiecen a apreciar los modelos que tenían los dos nombres. El mercado, que es así de loco ¯\_(ツ)_/¯

Pero también ha comenzado a comercializar mejor el producto y a lanzar ediciones limitadas que no son sino una lista de grandes éxitos. El efecto es inmediato: los relojes ya no pierden el valor, sino que lo mantienen e incluso aumentan. Afortunadamente -y esperemos que no cambie- la familia sigue manteniendo modelos no limitados, de manera que el comprador siempre tiene una amplia gama para escoger. Recordemos que la estrategia de «todo edición limitada» puede llevar a la desorientación y el desaliento del mercado e incidir negativamente en las ventas (como le pasa a Panerai por ejemplo). Y en último lugar, y la cosa tiene delito, por fin la prensa online especializada y más influyente ha colocado a los Grand Seiko en donde se merecían: como mínimo a la par de otras marcas de prestigio. Ahora quien vea a un periodista relojero reconocido llevando un Grand Seiko no se atreve a decirle «¿pero no llevas un Rolex?»

Así que, ¿responden los Grand Seiko a la fama que se han labrado? Pues yo creo que rotundamente sí (aunque lo que yo pensaba ya se sabía, ¿verdad?). Vamos por partes.

En cuanto examinamos un Grand Seiko de cerca notamos cómo están trabajadas las cajas. Son complejas, con muchas caras, lo que resulta más costoso de fabricar. Pero Seiko lo aprovecha para alternar un finísimo satinado con superficies pulidas a espejo. El pulido está realizado siguiendo la técnica tradicional japonesa del Zaratsu, que es la técnica que se usaba para el pulido de las katanas. El resultado es un reflejo sin distorsiones, en el que las líneas rectas son siempre rectas, como un espejo normal. Esto es algo que no se ve en relojes del nivel de precio de los Grand Seiko.

Pero si la calidad de las cajas es incontestable, cuando llegamos a las esferas el placer visual se dispara. En Seiko nunca hay absolutos, y las bases de las esferas siempre tienen matices que a veces no se notan a simple vista. Un blanco no es un blanco: hay un delicado satinado vertical que hace de la luz un juego sutil. La máxima expresión es sin duda el Spring Drive Snow Flake, conocido en España como “Copito de Nieve”. La superficie de la esfera se basa en la nieve que se ve en las montañas que rodean las instalaciones donde se fabrican los Grand Seiko (Shizuku-Ishi Watch Studio), y es de una delicadeza que muy rara vez se ve.

Otra de las características míticas de los Grand Seiko son sus manecillas. No sólo están facetadas sino que además están pulidas hasta el extremo. Parecen bisturíes, y da hasta miedo manipularlas sin protección de lo afilado que parece su perfil. El pulido es, una vez más excepcional, con reflejos sin distorsión. Lo mismo ocurre con los índices, que en el caso de mi reloj están levemente curvados y se levantan de manera casi imperceptible en el borde más interior, de manera que se crea una pequeña sombra que contribuye a dar profundidad al conjunto. Con el pulido tan excepcional lo que se consigue es que el reloj capte y refleje la luz mucho mejor. No es que se pueda leer la hora en absoluta oscuridad, claro, pero sí en cuanto que hay un poco de luz.

El reflejo de la manecilla sobre el lateral del índice es perfecto, sin distorsión

¿Y qué decir de los movimientos? Esto daría para un artículo en sí mismo. Hay que decir, para empezar, que Seiko utiliza para la fabricación la técnica MEMS, es decir, los sistemas microelectricomecánicos, que son los que se utilizan para la fabricación de semiconductores. Con esta técnica se consiguen piezas con tolerancias de milésimas de milímetro, o que el volante esté regulado a una milésima de gramo. Esto hace que su equilibrio sea perfecto y por tanto utilice menos energía y tenga una mayor reserva de marcha.

Calibre Hi-Beat 36.000 alternancias a la hora

Seiko tiene calibres mecánicos tradicionales, pero también tienen lo que llaman Hi-Beat, un calibre que se mueve a 36.000 alternancias a la hora, no las tradicionales 28.000. De hecho Seiko fue el primero en lanzarlo junto con El Primero de Zenith, y junto con Zenith es la única que lo mantiene. Además Seiko lo ha utilizado como GMT, como cronógrafo o como reloj de buceo, demostrando así la fiabilidad del movimiento. Todos los relojes mecánicos de Seiko están regulados a -3 / + 5 segundos al día, cuando los parámetros de los cronómetros COSC son de -4 / +6. Pero todo el que tiene un Grand Seiko sabe que es muy habitual que los relojes sean mucho más precisos. Los acabados en los calibres, una vez más, no tiene parangón con el de los relojes con los que compite (no sólo Rolex u Omega. También marcas como IWC o Panerai).

Pero además Seiko tiene el calibre Spring Drive, que es para mí una de los dos grandes avances en la construcción de movimientos junto con el calibre Coaxial que equipa Omega. Pero el Spring Drive es aún más innovador.

El Spring Drive es un reloj mecánico como los demás: tiene un rotor que carga un muelle real. Éste se va desenrollando y transmite la fuerza a las ruedas. Ya sabemos que si no se controla el movimiento de las ruedas la energía se agotaría inmediatamente. En los relojes tradicionales esto lo regula el escape. En el Spring Drive, sin embargo, una pequeñísima parte de la energía del muelle real se transforma en electricidad para alimentar un cristal de cuarzo y un pequeño circuito integrado. Éste comprueba la frecuencia de oscilación del cuarzo y de la rueda que hace de volante. Para que ambas sean iguales se aplica un freno electromagnético que frena la rueda. El resultado es un movimiento continuo y silencioso, como el del propio tiempo que mide. La precisión de un segundo al día.

No puedo dejar de mencionar los brazaletes, que son exquisitos. Se adaptan a la muñeca perfectamente y no tienen holguras laterales o entre los eslabones. En el caso del titanio, Seiko utiliza un titanio reforzado, mucho más resistente a los arañazos que el titanio normal y de un color entre beis y grisáceo muy bonito, cálido. Además todos los brazaletes hacen un uso impecable de la combinación cepillado-pulido, de manera que el resultado es siempre elegante.

Por último, los Grand Seiko quedan espectaculares en la muñeca. Tienen unas medidas perfectas para cualquier muñeca y además están tan bien equilibrados que prácticamente ni se notan. Su presencia es además ideal para ambientes tanto formales como informales. Sus precios van desde algo más de 2.000 euros de cuarzo hasta algunos por encima de los 10.000 euros, pero el precio medio está entre los 4 y los 8.000 euros. Sin duda ninguna hay que tener un Grand Seiko. Por lo menos uno. Más información en GrandSeiko.es.

 

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