Un año más Rolex ha sido centro de la miradas de Baselworld con sus novedades y, más específicamente, el nuevo Rolex GMT Master II 2018. Y, de forma aún más precisa, el modelo de acero. Hay que aclarar que es la versión de acero la que ha provocado discusiones, porque el nuevo GMT viene también con una variante en marrón que es una maravilla. Ya hablé en su momento del nuevo Maestro del GMT –por escrito y en vídeo– y, siendo como es un Rolex, ya no es ninguna novedad porque se ha repetido en todas partes y en todos los idiomas. Pero ahora podemos ver los tres modelos juntos, y merece la pena (mucho).
Es curioso que las discusiones con los Rolexistas tienen siempre una derivada que a los que no somos zelotes de la marca (aunque nos guste mucho, mucho) nos mantiene a un lado de la habitación mientras los que sí lo son discuten eternamente sobre aspectos que o bien son nimios para los demás o, como en este caso, no se enfocan sobre lo que de verdad importa; o por lo menos lo que yo creo que importa. Me explico:
El Rolex GMT Master II de 2014, éste de aquí arriba con esfera azul, se lanzó en 2014 con el calibre 3186. Como la caja es de oro blanco su precio alcanza los 33.900 euros, que ya es una cifra considerable. Ahora se ha lanzado en acero y con el nuevo calibre 3285 (con 10 nuevas patentes), derivado del 3255 que apareció en 2015 en el Day-Date (y que expliqué extensamente en este artículo). El 3285 tiene una reserva de marcha de 70 horas (en vez de 48), incluye el nuevo calibre Chronergy y garantiza +2/-2 segundos diarios, el doble de exacto que un cronómetro certificado, que por supuesto también es. Hay que decir en descargo del 3186 que, aunque no tiene todos los avances del nuevo calibre, alcanza también la misma precisión.
Pues bien, costando el modelo de 2014 25.350 euros más que el de 2018, nadie se plantea cómo es posible que Rolex mantenga el modelo más caro de los dos con un calibre más antiguo y claramente inferior en prestaciones. Aquí de lo que se habla -o más bien se discute encarnizadamente- es de si brazalete Jubilee o brazalete Oyster. A eso me refiero cuando digo que algunas discusiones de los Rolexistas son incomprensibles para mí.
¿Cuál es mi opinión sobre el brazalete Jubilee en este Rolex GMT Master II 2018? En primer lugar el GMT Master apareció en 1955 y la primera modificación que sufrió fue en 1959, cuando el bisel pasó de ser de plexiglás a ser de aluminio. Pero es que la segunda, en 1964, fue el modelo 1675, que precisamente tenía el brazalete Jubilee como opción, así que la legitimidad histórica está ahí -si es que es necesaria-.
Pero es que el Jubilee, además de ser un símbolo más identificable con Rolex que el Oyster -tan imitado que es irreconocible para el consumidor medio- es en mi opinión el más cómodo de los brazaletes de Rolex (si es que es posible) porque sus eslabones de menor tamaño le hacen abrazar mejor a la muñeca. En cualquier caso hay una frase que no hay que olvidar: «Rolex es dueña de sus criterios estéticos». La casa escucha a sus clientes, pero no se desvía de su propia idea por modas o discusiones más o menos acaloradas. Y no le va mal, mire usted. Lo que desde luego no se ha alterado es la extraordinaria calidad de los brazaletes, ya sea el Jubilee o el Oyster de las versiones con oro. Es una maravilla poder verlos de cerca.
La otra gran diferencia está en la esfera: el azul se reserva exclusivamente para el modelo de oro blanco, mientras que el Rolex GMT Master II 2018 va a tenerla negra. Por lo menos unos años. No sé si es intencionado, pero es un guiño a los dueños de la versión de oro: ya que el oro blanco y el acero se pueden confundir, el color azul será la señal para los avezados de que estamos ante el modelo más caro.
Pero es que con tanto follón montado alrededor del Pepsi no se ha prestado la suficiente atención a la auténtica novedad: la versión marrón, la más elegante de todas las versiones GMT disponibles.
Es la primera vez que se mezcla negro y marrón en el bisel de cerámica, y está resuelto con la delicadeza y a la vez perfección con la que Rolex maneja el material. La pareja confiere un porte realmente distinguido, incrementado por el oro Everose propiedad de Rolex (es la primera vez que se usa Everose en un GMT). El Everose es un oro rosa particularmente cálido, más cerca del oro rojo que del rosa, y confiere una presencia sutil a la vez que lujosa.
Existe en una versión de brazalete completamente de oro y otra bicolor, mi configuración favorita. Además las asas se han retocado (en las tres cajas) para que el pulido resultante sea más efectivo y la caja brille más. Yo no lo he notado, pero seguro que los exégetas de la marca sí. A mí me basta repetir que la presencia es impecable, como siempre.
La esfera de los modelos con oro también es negra, pero como los índices son de oro -igual que la leyenda «GMT-Master II»- la sensación al llevarlo es completamente distinta a la del Pepsi. Sienta como un jersey abrigado en invierno. Yo creo que se va a convertir en uno de los modelos más deseados de Rolex. No tiene el fulgor instantáneo del Pepsi o el Batman, pero es que no es esa la idea. Es como servirse una copa de Aberlour: no la bebes de un trago, sino a pequeños sorbos.
Lo que tampoco ha variado en los nuevos modelos es la perfección del material luminiscente utilizado, que Rolex llama Chromalight y que disputa la primera posición a la Super-LumiNova utilizada normalmente (la C1) y a su licenciataria, Seiko. La perfección en la aplicación de la sustancia luminosa es casi irreal en Rolex: por más cerca que mires nunca vas a encontrar una mota que brille más o menos. Además del larguísimo tiempo que brilla.
El Rolex GMT Master II 2018 de acero tiene un precio de 10.9000 euros (y una lista de espera gigantesca). El precio de la versión bicolor marrón es de 16.1500 euros (que está muy bien para todo lo que da), y la de oro macizo escala hasta los 40.600 euros. Más información en Rolex.es.