Seguimos viendo los relojes que Rolex presentó en el pasado Baselworld 2018. El Rolex Day-Date 40 mm Meteorite Dial viene a aumentar la familia de las superficies de Rolex que cobran vida gracias a un trozo de un meteorito, que desde luego no son mayoritarios en la oferta de Rolex, pero tampoco son extraños. Vamos a ponerlo en contexto.
EL METEORITO GIBEON Y ROLEX
El meteorito Gibeon (que debe su nombre a la ciudad cercana a donde cayó, Gibeon) es el padre de prácticamente todas las esferas de meteorito que en el mundo han sido, incluyendo desde luego este Rolex Day-Date 40 mm Meteorite Dial. No se sabe cuándo cayó sobre la Tierra, pero se estima que entre 3 millones y 3.000 años antes de Cristo. Se cree que su peso era de unos 26.000 Kilos, pero antes de que llegaran los occidentales a Namibia las tribus locales habían estado usando, durante generaciones y generaciones, fragmentos del meteorito para hacer instrumentos y armas.
En 1836 el capitán J. E. Alexander oyó a los locales hablar de una gran piedra de acero, y cuando la encontró le faltó tiempo para reclamarla para su Majestad británica. Desde entonces cientos de kilos se sacaron de Namibia, hasta que el país se hizo independiente en 1990 y detuvo la sangría. Gibeon procede del cinturón entre Marte y Júpiter y es llamativamente distinto a otros meteoritos: está compuesto en un 90% de hierro y níquel. De ahí los especiales matices que cobra la esfera cuando se pule.
El meteorito se ha usado durante décadas en joyería, pero sólo hizo acto de presencia en Rolex en 2008, cuando lanzó una edición limitada en oro blanco del Rolex Daytona. Desde entonces siempre ha estado en uno u otro modelo de la casa. Hay que tener en cuenta que, en una manufactura tan industrializada como Rolex, que produce sus relojes en serie, una esfera de meteorito es algo especial porque cada una de ellas es única, ya que nunca se repite el mismo patrón. Eso convierte a los modelos que lo incorporan en objetos de deseo (de más deseo aún, quiero decir).
Por cierto que a ese patrón se le llama Widdmanstatten en honor del austriaco Conde Alois Von Beckh Widmanstatten, que en 1808 descubrió que si calentaba los meteoritos de hierro podía influir y aumentar el color natural y el lustre de los patrones del hierro y el níquel de su composición. Aunque hay que decir que el conde nunca registró por escrito su descubrimiento. Sin embargo, en 1804 el inglés William Thomson sí había dejado por escrito un experimento que consistía en bañar el meteorito en ácido nítrico para quitarte el óxido, dando como resultado esos patrones cuya autoría la Historia ha asignado erróneamente al austriaco.
ROLEX DAY-DATE 40 MM METEORITE DIAL
Ya había un Day-Date con esfera meteorito, pero era de 36 mm. Muy a pesar de los puristas de Rolex, la marca va actualizando los tamaños de sus relojes para que tengan sentido en las muñecas actuales, y por tanto tiene también toda la lógica que traiga a uno de sus modelos más icónicos (si no el que más) esta esfera tan exclusiva.
Rolex vuelve a usar diamantes con forma de baguette para los índices. Esto es claramente arriesgado cuando estamos hablando de un reloj de hombre, pero si se hace bien el resultado es muy atractivo (como ocurrió con este Patek Philippe Nautilus). En este caso los diamantes pasan casi desapercibidos porque su transparencia y sus formas se confunden con los segmentos del meteorito. A cambio ofrecen un extra de luz a la esfera.
Por supuesto se mantiene el día a las 12 y la fecha a las 3 horas, que fue la disposición original de 1956 y que además fue una primicia, ya que hasta ese entonces nunca se había mostrado la fecha y el día. Por cierto que este modelo con esfera de meteorito es el primer reloj en el que aparece la corona entre «Swiss Made».
Por supuesto el Rolex Day-Date 40 mm Meteorite Dial se mueve gracias al calibre 3255, presentado en 2015. Es un movimiento automático con 70 horas de reserva de marcha y una precisión de +2/-2 segundos al día, lo que justifica ese apelativo tan conocido, tan singular y tan querido: «cronómetro superlativo».
El reloj lleva, claro, el brazalete «Presidente» que le caracteriza y, aunque dudo que alguien se vaya a meter con un reloj de oro blanco (o de platino, que es la otra opción) a bucear, tiene una hermeticidad de hasta 100 metros. Como siempre en Rolex, por otra parte. Por algo es un «Oyster Perpetual».
Como todos los Rolex, independientemente de su diámetro, este Day-Date resulta extraordinariamente cómodo de llevar. Además, como cuesta distinguir el oro blanco del acero, el reloj resulta incluso discreto. Pero cuando te paras a mirarlo no deja de maravillarte su gran presencia.
El Rolex Day-Date 40 mm Meteorite Dial está potencialmente disponible en las boutiques. Digo en potencia, porque la realidad siempre es distinta. De hecho con Rolex no hay lista de espera, sino lista de desespera. Su precio es de 43.100 euros, y hay más información en Rolex.es.