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Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic: el primer precio de JLC, en vivo

Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic

Hace ahora un año, en el SIHH 2018, que se presentó el Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic y sus compañeros de colección. Vimos con fotos en vivo y en primer lugar el Polaris Memovox, que era la reencarnación del modelo original. Después nos fijamos en la versión de cronógrafo, que remarcaba el estilo deportivo de la colección, y por último un Polaris Worldtime en edición exclusiva para boutique. También hay una versión cronógrafo y worldtimer a la que volveremos en algún momento.

Eso da una idea de la fuerte apuesta de Jaeger-LeCoultre por esta colección que, tras el fracaso de la Master Control que vimos en vivo, ha concentrado los esfuerzos de la manufactura para ampliar su mercado, tratando de atraer a una clientela más joven que quiere un buen reloj, pero no uno clasicón. Los tiempos no están para alegrías, y un resbalón con una colección es un golpe bastante más duro de lo que era en otros tiempos, en los que había un cliente para casi todo.

El Master Control no tuvo muchos apoyos (aunque a mí se me gustaba mucho) y aún aparece en la colección Master como el hermano rarito que no comparte ninguno de los criterios estéticos de la familia, salvo la forma de la caja. Por cierto que eso mismo le pasa al fantástico Master Memovox: cuando se lanzó no existía la familia Polaris, así que se le llamó Master Memovox y se le metió en esa colección. Aunque él tiene personalidad como para que le pongan en cualquier sitio y salga sin ningún rasguño, lo lógico sería que hace 12 meses hubiera pasado a la colección Polaris en la que, además de tener coherencia, tendría más visibilidad y por tanto se vendería mejor (digo yo).

En realidad la idea que transmite todo esto es que la marca no tiene una idea clara de por dónde debe ir y va probando a ver qué puede funcionar para recuperar el terreno y las ventas perdidas. Y como la línea Master Compressor ha desaparecido de la cartera de productos de la casa, los Polaris son los únicos relojes de corte más deportivo e informal que le queda. Estamos a una semana de que comience el SIHH 2019, y según lo que presente la casa podremos evaluar el éxito de la colección.

Mientras tanto, a la espera de ver si aparece algún sustituto, este Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic tiene la misión de ser el reloj «todo trote» de la casa. El reloj sencillo y funcional que todo el mundo quiere para todos los días, pero sin perder la calidad que se presupone a cualquier reloj de la manufactura.

El Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic conserva la estructura del Polaris Memovox, con una caja de acero de 41 mm de diámetro y 11,2 mm de altura. JLC ha satinado todas las superficies menos el bisel de la asas y de la caja, refinando así su figura. La carrura está interrumpida por dos coronas. La de las 2 horas sirve para para mover el bisel interno, un elemento histórico que ahora tiene poco más uso que el de recordar su origen, o quizá para usar una cuenta atrás esporádica. Llama la atención que la corona no esté roscada a pesar de la hermeticidad de hasta 100 metros que ofrece el reloj. La verdad es que el movimiento del bisel es extraordinariamente suave.

La esfera también mantiene la estructura triple de las demás: opalina en el borde exterior, graneada en la zona que engloba los índices y con decoración rayos de sol en el centro. El uso de los grandes índices y numerales aplicados (un recuerdo de los Compressor) sobre la zona rugosa hace que la esfera gane en profundidad, realzando su atractivo y con unos rasgos deportivos subrayados por las poderosas manecillas. Y con tratamiento de Super-LumiNova como para pasar la noche sin agobios.

Tanto la esfera azul como la negra son bonitas en sí mismas, y cuesta decidirse por una. Sin duda la negra va a moverse mejor por ambientes formales, pero con las medidas del reloj, su altura (un tanto sorprendente para un tres agujas sin fecha) y las dos coronas, no creo que la idea de este Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic fuera la de ir de incógnito. Y por eso mismo yo creo que la azul es más atractiva. Además no es un azul marino, sino más vivo; más «azulado» si se me permite la obviedad. Y eso le viene bien al modelo.

Pero donde de verdad resaltan estas esferas es con el brazalete de acero. Transmite una sensación de calidad que enamora a primera vista por su perfecta combinación de superficies pulidas con los anchos eslabones centrales satinados. Tiene el grosor exacto y su tacto y cómo se acomoda sobre el pulso da auténtico placer; tanto que podría acompañar a modelos mucho más sofisticados mecánicamente sin que nadie pusiera un reproche. O quizá uno: el aumento de 900 euros a un precio que ya de por sí es alto.

Dentro lleva el calibre 898E/1, que se mueve a 28.800 alternacias/hora. Irónicamente el que JLC haya utilizado un cristal de zafiro para dejarnos ver el movimiento opera en su contra, porque es cuando te das cuenta de que el movimiento es demasiado pequeño. Y encima sólo tiene 40 horas de reserva de marcha.

Esta decorado sin tacha, como es de rigor, y el reloj ha pasado el test de 1.000 horas. Pero ocurre que JLC no pone mucho esfuerzo en explicar por qué ese test es lo mejor que se puede encontrar, mientras que por ejemplo su hermana de grupo, Baume & Mercier, presume de los Clifton Baumatic que hemos visto en vídeo y su nuevo calibre con 5 días de reserva, inmunidad a los campos magnéticos y precisión de cronómetro. Y con un precio inferior en más de 4.000 euros. Por supuesto que los acabados (del reloj entero, no sólo el calibre) no son los mismos ni de lejos, pero es incuestionable que la competencia es brutal, y con muchos argumentos.

Y es que el Jaeger-LeCoultre Polaris Automatic tiene un precio de 6.800 euros con correa de piel (marrón o negra). Si se prefiere con brazalete el precio asciende a 7.700 euros. Como digo son precios elevados si se quiere atraer a un público más joven que quiere introducirse en el mundo de los relojes de lujo. Para hacernos una idea con relojes similares, el Omega Railmaster tiene un precio de 4.600 euros (aquí en vídeo), mientras que un Rolex Explorer (aquí también en vivo) cuesta 6.000 euros. Pero también es verdad que cada uno tiene su propia personalidad, y si te gusta el Polaris no hay reloj que lo sustituya. Más información en Jaeger-LeCoultre.es, donde por cierto se puede comprar online.

 

 

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