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A. Lange & Söhne Lange Datograph Perpetual Tourbillon: Fotos en vivo y precio

A. Lange & Söhne Lange Datograph Perpetual Tourbillon

El Lange Datograph Perpetual Tourbillon de A. Lange & Söhne es una auténtica bestia relojera: está considerado el mejor cronógrafo del mundo, lo que siempre es susceptible de ser discutido (no por mí), pero que como argumento para empezar la discusión no está mal. Y encima añade la función flyback. Además tiene un calendario perpetuo con gran fecha, uno de los rasgos distintivos de la casa. Y por último integra un tourbillon -sólo visible en la parte trasera- que se puede parar cuando se extrae la manecilla, de manera que el ajuste horario sea exacto.

En realidad el reloj -con caja de platino- apareció en 2016, con una esfera negra que concordaba perfectamente con el espíritu del cronógrafo. Es éste:

Después, en 2018, apareció una versión en oro blanco y esfera gris, que es de una belleza clásica imperecedera. Es éste:

Ahora el Lange Datograph Perpetual Tourbillon se presenta con una combinación de colores que lo hace parecer un reloj nuevo. La caja, de 41,5 mm de diámetro y 14,6 mm de altura, está fabricada en oro blanco. Mantiene la misma estructura decorativa: partes frontales pulidas y laterales satinadas, que además alojan los pulsadores correctores y los del crono. Es decir, la corona para dar cuerda al reloj y ajustar la hora, dos pulsadores para la manipulación del cronógrafo, un pulsador principal a las 10 horas para la corrección rápida de todas las funciones del calendario y un pulsador oculto por cada corrección del día de la semana, del mes y de la fase de la luna.

La esfera está realizada en oro rojo y resulta espectacular. Entre paréntesis, durante la presentación en el SIHH 2019 el Director de Desarrollo de Producto, el holandés Anthony de Haas, insistió vehementemente en que no se le llamara «esfera salmón», que a ellos no les gusta la idea de que el reloj huela a salmón. Y es que el color de la esfera es, en efecto, salmón. Pero como decía es tan espectacular que nadie la relaciona con el pez, sino con lo sublime.

El oro rojo hace que la disposición del triángulo formado por la gran fecha y las subesferas a las 3 y a las 9 horas quede aún más remarcado. Y la ventana de fase lunar, con sus cientos de estrellas grabadas a láser, sigue dando el contrapunto poético a una faz perfecta. Las agujas de las horas y de los minutos son de oro rodinizado y con tratamiento de Super-LumiNova. Las manecillas del día de la semana, del mes y del trimestre son del mismo material, pero sin fosforescencia. Por último, la aguja del segundero, totalizador de los minutos y agujas del cronógrafo son de acero pavonado.

El espectacular calibre manual L952.2 es el que ya conocíamos y que te deja anonadado cada vez que lo ves. Está decorado y montado a mano, con platinas y puentes de alpaca natural y con puentes de la rueda intermedia y del tourbillon grabados a mano. El volante oscila a 18.000 alternancias a la hora y está regulado en 5 posiciones. La reserva de marcha es de 50 horas.

A pesar de la altura del reloj, que no es poca, nadie le haría ascos a llevar este reloj con un traje. De hecho, cualquiera estaría encantado de llevarlo siempre, en cualquier ocasión. Aunque su tamaño sea visto por los puristas como totalmente fuera de proporciones, en realidad no parece tan grande, sobre todo por su pronunciado bisel curvado hacia dentro, y su redondez tan clásica, que no ha cambiado desde que la manufactura reapareció a mediados de los años 90.

El A. Lange & Söhne Lange Datograph Perpetual Tourbillon tiene un precio de 285.000 euros, que es el precio de los sueños inalcanzables. Es lo que cuesta tener un ejemplo de por qué, ahora mismo, Lange es la mejor manufactura del mundo. Más información en Lange.com.

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