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Montblanc 1858 Geosphere. Fotos y precio de un Worldtimer distinto

Montblanc 1858 Geosphere

Decididamente Montblanc ha elegido el estilo retro como lo que ahora se llama «zona de comfort»: en el SIHH 2019 vimos desplegar una enorme panoplia de productos bajo la línea Heritage y 1858. A decir verdad la colección completa de Montblanc está claramente anclada a su pasado; sólo hace falta mirar nombres de algunas de sus familias de relojes son (además de las dos nombradas): Heritage Chronométrie, Heritage Spirit, Tradition y Star Legacy. Pero es que si se miran las demás colecciones (4810, Bohème y Star) veremos que la inspiración es rotundamente clásica. Incluso el TimeWalker, su reloj más deportivo, tiene un estilo muy retro. Aparte queda, claro, su reloj conectado Summit. Pero incluso éste tiene las esferas -digitales- clásicas de los relojes de la casa.

Lo más importante para una empresa es ser coherente, y en esto Montblanc cumple perfectamente. Nunca te encuentras un reloj que te haga decir «pero ¿y esto?». A la vez es un riesgo porque ahora mismo todo lo vintage goza de gran predicamento, pero la casa germana (y su rama relojera suiza) sabe hacer muy bien lo que hace. Un ejemplo es el nuevo Montblanc 1858 Geosphere, un modelo que se presentó en 2018 con la esfera negra. En aquel momento dije que por su precio y su originalidad era un reloj mundial imbatible. Y añadí: «Bueno, sí es batible: en cuanto saquen la versión con esfera azul o verde». Pues aquí está.

En mi opinión es mucho más atractiva la versión en verde. Mucho más acogedora, si se me permite el calificativo. Es verdad que el verde está por todos lados este año, pero al fin y al cabo es el color del mundo y nos sentimos muy unidos a él (y con el azul, que sin duda llegará también, este año o el próximo).

Además esta versión del Montblanc 1858 Geosphere está combinada con una caja de bronce, así que el reloj es aún más cálido. No es la primera vez que hemos visto este metal usado en esta colección, porque en 2017 Montblanc lanzó precisamente la «Bronze Collection», que vimos en vivo. Sin duda es un metal que va bien con los rasgos retro, porque el bronce ES retro. La caja tiene 42 mm de diámetro y 12,8 mm de altura y una hermeticidad de 100 metros.

Además es un «bronce estable», lo que significa que envejece, pero no llega a ponerse verde, o marrón, o azul como ocurre con el bronce normal (dependiendo del ambiente en el que se mueva). Esto es bueno porque en general el reloj que se compra es el que se ve, no el que pueda ser dentro de 5 años.

El bisel, que es bidireccional, sirve a modo de brújula porque marca los puntos cardinales. Además está realizado en cerámica, lo que garantiza su durabilidad y la permanencia del color. La esfera es la que ya conocíamos del modelo original, y es lo que hace de este reloj un instrumento singular. A las 12 y a las 6 horas aparecen los dos hemisferios terrestres, rodeados por un carril con las 24 horas, que además son bicolor para identificar más rápidamente día y noche.

Las dos subesferas hacen un giro completo cada 24 horas. El hemisferio norte gira en contra de las agujas del reloj y el hemisferio sur al contrario. De esta manera se puede saber qué hora es en cualquier parte del planeta. Por supuesto para ello tienes que tener una idea de en qué punto geográfico se encuentra la localidad que te interesa porque la representación, aún siendo exacta, no es específica. Pero éste es un reloj inspirado en los alpinistas, que por su esencia se conocen bien el planeta.

A las 9 horas aparece el registro del segundo huso horario (éste sí es preciso), y enfrente se sitúa una ventana de fecha que, la verdad, le hubiera venido bien un poquito más de amor por parte del diseñador. La manecillas son de catedral (no mi forma favorita, he de reconocer) y todo el conjunto se realza gracias a la generosa dosis de Super-LumiNova, que hace aún más grácil el reloj en la oscuridad.

¿Y quién mueve todo esto? El calibre MB 29.25, cuya base es un Sellita SW300-1 sobre el que se ha acoplado un módulo de horas mundiales desarrollado en la manufactura. La verdad es que Montblanc sabe hacer sus relojes mundiales. Ya lo demostró con los Orbis Terrarum que vimos primero en vídeo aquí, y una segunda versión aquí.

El Montblanc 1858 Geosphere es, en palabras del CEO de Montblanc Nicolas Baretzki en unas declaraciones a Monochrome-Watches, la estrella de la casa en 2019. Por eso es de extrañar que sea una edición limitada a 1.858 unidades. Se entrega con una correa NATO, pero estoy seguro que le quedará mucho mejor una de piel de la casa, que son espectaculares. Su imbatible precio es de 5.890 euros, y hay más información en Montblanc.es.

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