Oris tiene una merecida fama como fabricante de relojes muy bien hechos, atractivos y de buen precio. A todos nos gusta mucho su gama de relojes estilo retro -como éste Big Crown rojo– o sus relojes de buceo -que también son retro o con un estilo moderno, como éste Oris Clean Ocean-.Todos estos relojes se mueven gracias a calibres externos (fundamentalmente Sellitas), pero Oris a lo largo de su historia llegó a tener alrededor de 270 calibres propios.
Los avatares de la historia relojera le llevaron a abandonarlos para poder subsistir, pero la compañía recuperó esta parte de sí misma en 2010 con el lanzamiento de su calibre 110. Su característica más llamativa -y patentada- es una reserva de marcha de 10 días mostrada a través de un indicador de reserva no lineal. Es decir, muestra la reserva como realmente funciona: más rápida al principio y menos al final -aunque el usuario no lo nota en el funcionamiento diario-. En Baselworld 2019 se anunció el Oris Big Crown ProPilot X, que presenta el calibre 115 como la versión desnuda del 110. Y resulta impresionante.
Un calibre esqueletado es más complicado de lo que parece. A la delicadeza mecánica del motor hay que añadirle el factor de ausencia: todo el material que se elimina resta sustento al movimiento, por lo que se debe calcular muy bien cuánto se quita y cuánto se queda para evitar vibraciones y saltos indeseados que afecten a su desempeño. Y que además resulte atractivo. Yo creo que podemos decir que el Oris Big Crown ProPilot X es un éxito en ese sentido.
Lo que más llama la atención cuando ves el calibre es el gigantesco barrilete. En la mayoría de los relojes una reserva de marcha de 10 días viene dada por el trabajo conjunto de al menos 2 barriletes. Pero en el caso de Oris lo consigue gracias a uno solo. El indicador de reserva de marcha aparece a la derecha de la esfera del Oris Big Crown ProPilot X, como en todos los relojes que se mueven gracias al calibre 110.
Los primeros modelos que llevaron el calibre 110 tenían la caja clásica de Oris. Cuando se introdujo el calibre 114 (con indicador de 24 horas) se utilizó la caja ProPilot, mucho más contemporánea. Esa es la que se ha usado también en el Oris Big Crown ProPilot X, aunque sin duda el reloj no tiene que ver con los relojes de piloto.
La caja tiene 44 mm de diámetro y está fabricada en un titanio ultraligero. Mantiene el mismo bisel estriado, inspirado en los álabes de una turbina, y la gran corona protegida. La esfera incluye un pequeño segundero y el indicador de reserva de marcha. Afortunadamente las manecillas y los indicadores horarios están tratados con Super-LumiNova.
Otra de las características de este Oris Big Crown ProPilot X es el brazalete, diseñado a propósito para él y que resulta francamente atractivo. Es difícil ser original en los brazaletes, y Oris ha conseguido un diseño que se integra perfectamente y refuerza la potencia del modelo. También está disponible con una correa de piel, pero yo creo la mejor opción es el metal.
El Oris Big Crown ProPilot X ya está disponible, y es el reloj más caro de la casa: la versión con correa de piel tiene un precio de 6.500 euros, mientras que la versión con brazalete cuesta 6.900 euros. Hay más información en español en Oris.ch.