Qué poco necesita Seiko para encontrar inspiración para sus relojes. Sólo necesita girar levemente la cabeza y encuentran una referencia cultural o un oficio artístico que plasmar en sus modelos. Venden los relojes porque les gusta tanto al aficionado como al cliente digamos «normal», el que sólo quiere un buen reloj. Y para ello aprovechan sus conocimientos y encima promocionan su país. Aquí queremos vender la «Marca España» y lo único que de verdad se vende es el periódico Marca en España, que es una cosa muy distinta. Seiko, Japón entero, si se sabe vender. Y argumentos tienen. Ese es el caso de los nuevos Seiko Presage Arita Porcelain, que una vez más recurren a la artesanía tradicional.
LA PORCELANA ARITA
Los Seiko Presage Arita Porcelain toman su nombre de Arita, un pueblo de la isla de Kyushu, la tercera isla más grande de Japón y situada al sur del archipiélago. También se la conoce como Imari Yaki, que es el puerto desde el que se exporta.
En el siglo XVII se descubrió en Arita una arcilla adecuada para hacer porcelana, y empezó un negocio que no sólo ha llegado hasta nuestros días, sino que además ha sido siempre muy apreciada en todo el mundo. La porcelana de Arita se distingue sobre todo por los tonos azules. No sólo se pinta con azul, sino que la propia porcelana blanca tiene un matiz azulado que también se ha reproducido en los Seiko Presage Arita Porcelain.
MATERIAL COMPLICADO
No es de extrañar por tanto que Seiko quisiera tener un poco de Arita en sus relojes. Para ello se puso en contacto con la empresa Shingama, que lleva en el negocio de la porcelana desde 1830. Al final el proyecto necesitó 4 años para completarse, supervisado por el equipo del maestro esmaltador Hiroyuki Hashiguchi. Para empezar hubo que crear una mezcla más resistente para poder aguantar primero el manipulado y después las microtorsiones y sacudidas que recibe un reloj en la vida diaria, así como las caídas de un metro que tiene que soportar el reloj. De hecho la porcelana resultante, desarrollada conjuntamente con el Laboratorio Saga de Investigación sobre la Cerámica (ubicado en la propia Arita), es la más resistente del mercado.
La esfera mide 3,2 cm de diámetro y sólo un milímetro de grosor, y para que la porcelana tome ese tono azulado característico de la porcelana Arita es necesario hornearla a 1.300 grados en un molde de yeso. Como el material encoge al hornearlo, se necesitó una precisión de centésimas de milímetro, algo que no es habitual en la cerámica porque no se trabaja con esas tolerancias.
Shingama tuvo que ajustar el contenido de agua vertido en el molde a una décima del porcentaje habitual para asegurar una calidad estable del producto. También tuvo que ajustar el tiempo de horneado para que el material no se deformase. Tras la primera cocción la esfera del Seiko Presage Arita Porcelain se esmalta y se vuelve a hornear, de manera que se unan porcelana y esmalte para darle ese tono azulado. Esta fase también pasó por muchas pruebas hasta conseguir el tiempo adecuado para llevarlo a cabo de manera consistente. Se hacen los agujeros para para las agujas y la ventana de fecha y la tercera cocción alisa las superficies.
ESFERA ÚNICA
El resultado es una esfera particularmente bella porque la frialdad clínica de la porcelana se suaviza por las curvas delicadas que toma (especialmente en el modelo SPB095) y por unas manecillas que según le de la luz hasta parecen de cristal. Los numerales romanos del Seiko Presage Arita Porcelain le dan una elegancia singular, acrecentada por la longitud de la manecilla del segundero. El número doce, en rojo como el primer reloj de Seiko (llamado Laurel) le da un toque vibrante que además recuerda a los cronómetros marinos.
La pintura de los romanos resulta nítida y brillante, y todo el conjunto tiene un aire de artesanía auténtica. Lo que en otros relojes nos parecería un mal acabado aquí no hace sino resaltar la idea del trabajo hecho a mano.
La manecilla del segundero es larga y esbelta -otro recuerdo de los cronómetros- y el contrapeso tiene forma de cuarto creciente lunar, cuyo origen expliqué en este artículo.
CALIBRE MEJORADO
Los Seiko Presage Arita Porcelain tienen una caja de acero pulido de 40,5 mm de diámetro en el modelo de tres agujas, y una inapreciable décima más en el de reserva de marcha. La esfera se ve a través de un cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos, importante para poder disfrutar mejor de los detalles de la esfera.
Por dentro se mueve el calibre 6R, en dos versiones: el modelo SPB095J1 -tres agujas y fechas- incorpora el 6R35, cuyo volante oscila a 21.600 alternancias por hora (3 hercios), lo que le ayuda a tener una reserva de marcha de 70 horas nada menos. Por su parte el modelo SPB093J1 late a 4 hercios (28.800 alternancias/hora), pero a cambio la reserva de marcha es de unas escasas 45 horas Además el fondo es trasparente -como prácticamente siempre en Seiko- y así se puede apreciar una decoración austera pero suficiente.
EN LA MUÑECA
Estos Seiko Presage Arita Porcelain son una gozada de ver y de llevar. Acostumbrado a ponerme relojes de aspecto más contemporáneo, el llevar algo tan clásico y artesanal me ha gustado mucho. Además personalmente viví los últimos tiempos de la porcelana como utensilio antes de ser sustituido por otros materiales más resistentes (pero más impersonales), así que hay un cierto toque de nostalgia en ellos.
La dulzura de la esfera y el aire de artesanía que transmite el reloj me ha gustado mucho. La correa de cocodrilo es un extra de lujo que para yo no necesito, pero no dejo de apreciar lo cómoda y agradable al tacto que es. Los precios de los relojes son de 1.790 euros para el tres agujas y de 1.990 euros para el modelo con reserva de marcha, y ya están disponibles en las boutiques y servicios autorizados. ¿Se van a vender bien? A finales de julio Shingama entregó a Seiko el pedido de 5.000 esferas, y en agosto ya pidieron otras 1.500. Señal del interés que había despertado el reloj en la red. No me extraña en absoluto. Más información en Seiko.es.