El nuevo Jaeger-LeCoultre Atmos Transparente es la última versión del que seguramente es el reloj más poético de todos: el Atmos es un reloj de mesa que se mueve gracias al aire, garantizando así su inmutable eternidad. Y esa sensación calmada y etérea es la que busca esta versión, una de las más atractivas en la ya dilatada historia del reloj. Que es, además, el modelo más singular y único de Jaeger-LeCoultre junto con el Reverso.
El Atmos fue inventado en 1928 por Léon Reutter, aunque los relojes cuyo movimiento se basan en los cambios de temperatura y presión existían desde el siglo XVII. Reutter se basó en el reloj de los 400 días, que se regula mediante un péndulo excepcionalmente lento y que necesita ser dado cuerda una vez al año.
Se basa en una cápsula sellada herméticamente que contiene una mezcla de gas y líquido de cloruro de etilo que se expande en una cámara de expansión cuando sube la temperatura, comprimiendo un resorte en espiral; cuando desciende la temperatura el gas se condensa y el resorte se descomprime ( el cloruro de etilo -o cloroetano- también se usaba como refrigerante). Ese movimiento enrolla el muelle real.
Para funcionar con tan poca energía se utiliza un péndulo de torsión con hilo hecho de Elinvar, una aleación de acero y níquel cuya elasticidad no cambia con los cambios de temperatura. De hecho ese nombre tan élfico viene del francés Elasticité Invariable. El péndulo de torsión oscila 2 veces por minuto, 1/60 del número de oscilaciones de un reloj de péndulo convencional. El mecanismo no necesita lubricación. De esta forma el Atmos consume 240 menos energía que un reloj de pulsera al uso.
¡60 millones de péndulos Atmos consumen la misma energía que una simple bombilla eléctrica de 15 vatios!
El Atmos ha sido una presencia constante en el catálogo de Jaeger-LeCoultre porque siempre ha sido muy apreciado, y de hecho es el regalo oficial del gobierno suizo. En todos estos años ha tenido numerosas versiones, siendo una de las más conocidas el Atmos diseñado por Marc Newson que vimos aquí.
La nueva versión es idéntica a las anteriores en el sentido de que mantiene la caja de cristal transparente, pero sin duda el Jaeger-LeCoultre Atmos Transparente es mucho más atractivo. Se han sustituido los numerales romanos por índices de bastón y las manecillas, de negro brillante, se han estilizado.
Todos los mecanismos del Jaeger-LeCoultre Atmos Transparente son visibles, entre los que destaca la presencia del fuelle trasero. También se ve el gran volante inferior, que oscila 120 veces por hora (recordemos que un reloj de pulsera lo hace entre 21.600 y 28.800 veces cada 60 minutos). Ese es el ritmo que marca un movimiento que se prolonga durante décadas y décadas.
El Jaeger-LeCoultre Atmos Transparente tiene un precio de 9.900 euros, que es sensiblemente superior a los 6.900 de los modelos básicos. Pero sin duda su aspecto contemporáneo lo hace mucho más interesante que sus hermanos, más clasicones y desfasados (en estética, no en funcionamiento). Hay más información en Jaeger-LeCoultre.es.