El titular no es mío. Es de la propia Roger Dubuis. Es obvio que la manufactura tiene muy bien identificado a su tipo de cliente, uno que evidentemente se siente cómodo con el significado de extravagante: «Que habla, viste o actúa de forma excesivamente peculiar u original». Hay relojes que son absolutamente nicho, y este Roger Dubuis Excalibur Blacklight es sin duda uno de ellos. Vamos a explicar por qué.
Para los que estén familiarizados con la marca el Roger Dubuis Excalibur Blacklight les resultará familiar. El año pasado presenté los Excalibur Spider Pirelli con fotos en vivo. En cuanto lo ves te das cuenta de que el calibre es el mismo: el RD820SQ. En este caso también se aloja en una caja de 42 mm y una altura de 11,44 mm. Las medidas no son escandalosas, aunque es verdad que el reloj parece mayor de lo que es. Pero puesto se porta como el más serio de los relojes.
También sabemos del gusto de Roger Dubuis por los esqueletados, una técnica común en este tipo de relojes de altísima gama pero que se salen de lo clásico para apuntar a un tipo de cliente que quiere lo mejor, pero no lo mismo, porque su estilo de vida y los lugares que frecuenta no son los mismos que los de otros consumidores a los que iguala (o supera) en nivel adquisitivo.
El esqueletado no es un divertimento que simplemente desnuda la esfera o el calibre (o lo dos, cuando como en este caso el calibre es también la esfera). Al suprimir tantas partes sólidas del reloj se le pone en riesgo frente a los movimientos bruscos, aceleraciones y deceleraciones. Por eso hay que saber qué quitar y cuánto.
Pues bien, en este Roger Dubuis Excalibur Blacklight la casa ha añadido un conjunto de barras de zafiro que duplica la estructura de estrella que ya tenían los puentes originales del calibre. Las barras ofrecen una profundidad extra al reloj, de manera que aumentan los puntos de atención del mismo. La insalvable consecuencia es que la lectura de la hora sufre, pero diría que esa no es la misión primera del reloj. Las manecillas, también esqueletadas, están fabricadas en oro blanco.
Los singular de estas barras transparentes es que se han utilizado por primera vez microestructuras de zafiro que están impregnadas de una sustancia que reacciona bajo la luz ultravioleta y se ilumina. Como la Super-LumiNova, pero con una diferencia sustancial: estos zafiros no se «cargan» y brillan, sino que sólo hacen visible su magia bajo la luz UV. Cuando se retira el punto de luz, se «apagan».
Y entonces ¿para qué vale? Pues para que cuando esté en uno de esos locales tan hiperexclusivos que tienen esas luces el Roger Dubuis Excalibur Blacklight se haga único y recuerde a su dueño que él o ella también lo es. Ya sé: es una característica tan fútil que parece increíble que hay gente que la pague. Pues la hay. Yo no sé si lo compraría, pero ojalá me viera en el dilema si gastarme el dinero que vale o no. Eso es el lujo.
Además, mientras no hay luz ultravioleta para excitar los zafiros, tienes un reloj que certifica el Sello del Punzón de Ginebra, como todos los que hace Roger Dubuis. Y eso siempre es un valor seguro.
En realidad este Roger Dubuis Excalibur Blacklight con caja de titanio con revestimiento de DLC negro forma parte de una trilogía, cuyos otros dos componentes están fabricados en oro blanco con zafiros azules y oro rosa con zafiros también rosas. Esta última está limitada a 22 unidades con un precio unitario de 88.000 euros. La versión en oro blanco y la de titanio están limitadas a 88 unidades, pero la de oro blanco tiene un precio de 102.000 euros, mientras que la de titanio tiene un precio de 85.500 euros. Hay más información en RogerDubuis.es.