Cuando pensamos en Omega se nos viene a la cabeza dos cosas: la Luna y James Bond. Después llega una tercera, los Juegos Olímpicos, pero menos porque al fin y al cabo sólo ocurren cada cuatro años (hasta este 2020 en el que todo ha saltado por los aires contagiados y contagiosos). En cualquier caso pensamos sobre todo en relojes de corte deportivo, sea sobre tierra, bajo el mar o más allá de la exosfera. Rara vez pensamos en relojes puramente de vestir, pero también los tiene. Son los Omega De Ville Trésor.
En 1949 Omega lanzó una serie de relojes de vestir que incluía un reloj automático y otro manual con el famoso calibre 30 mm (que dos años después obtendría el récord de precisión del Observatorio de Ginebra). En ese momento fue una propuesta comercial más sin ningún ánimo fundacional. Pero en 1951 la casa se decide a lanzar una colección a la que llama Trésor, porque incluía los relojes más apreciados en el mercado. El nombre, además de honrar la calidad de los relojes, era un acierto comercial porque traduce bien a otros idiomas.
La colección Trésor se caracterizaba por relojes que presentaban esferas trabajadas, numerales de oro aplicados y pulidos, manecillas de oro, corona firmada también de oro y cajas de oro muy resistentes. No se sabe cuál fue el volumen de producción, pero es de suponer que alto porque hasta ese momento nunca se había ofrecido relojes con esa cantidad de oro a precios muy competitivos. Sin embargo la colección no perduró, hasta el punto que en el libro «Omega. A Journey Through Time», que es como la biblia sobre la casa (hasta 2007), apenas hay cuatro menciones a modelos Trésor.
En 2014, el Trésor de 1949 recibió una segunda vida y se convirtió en la musa de la colección Omega De Ville Trésor. La colección de 2014 se presentó en tres oros diferentes (oro Sedna -que es el oro rojo de Omega-, oro amarillo de 18 quilates y oro blanco) y equipada con el Calibre Master Co-Axial 8511 de cuerda manual con certificado COSC, con su alta resistencia a los campos magnéticos. Los vimos en vivo aquí.
Obviamente no es una colección muy pródiga en modelos, porque los años han ido pasando y fue en enero de 2019 cuando se anunció la siguiente versión: un precioso reloj en rojo que inauguraba las celebraciones del 125 aniversario de la casa. Esa edición limitada dio paso a los Omega De Ville Trésor 40 mm que vemos ahora: uno en oro Sedna y el otro en acero, una más que interesante adición para hacer los relojes más asequibles.
La caja sigue manteniendo los estilizados 10,6 mm de altura que le permiten acomodarse a cualquier situación que exija discreción. Las formas estilo años 50 siguen estando ahí, con ese cristal con forma de caja -de zafiro, eso sí-, y particularmente con las manecillas curvadas. Las dos esferas son muy distintas: la de oro Sedna está realizada con la técnica Grand Feu, que significa que se hornea sucesivas veces hasta conseguir el tono adecuado. Los textos y el logotipo de la esfera no se pintan; se crean aplicando óxidos a la esfera. Con los horneados ese óxido va desapareciendo hasta quedar sólo el ánima, podríamos decir. Las manecillas e índices están hechos en el mismo material que la caja.
El Omega De Ville Trésor de acero presenta un atractivo color azul con un patrón estampado para crear una textura que conjuga de manera ideal con el espíritu del reloj. Los índices aplicados alargados y las manecillas pulidas (tanto unas como otros en oro blanco de 18 quilates) también están ligeramente dobladas para seguir los bordes inclinados de la esfera. Hay una ventana de fecha trapezoidal a las 6 en punto.
En el reverso del reloj, y también protegido por un cristal de zafiro resistente a los arañazos, se encuentra el Calibre Master Co-Axial 8910 de Omega, una evolución del calibre 8511. Es un movimiento de cuerda manual que cuenta con un volante de silicio, dos barriletes montados en serie para lograr una reserva de marcha de 72 horas y una frecuencia de 25.200 alternancias a la hora. La precisión está certificada dos veces, por el COSC y por el Instituto Federal Suizo de Metrología (METAS). Para convertirse en un Master Chronometer, el movimiento y el reloj han alcanzado el estándar más alto de precisión, rendimiento cronométrico y resistencia magnética de la industria (15.000 gauss).
La versión de oro integra el calibre 8929, que es 8910 pero con un puente de volante en oro Sedna. Es precisamente ese puente uno de los elementos fundamentales para que el calibre alcance tan altas cotas de precisión, porque su grosor otorga una excelente estabilidad.
La mayor parte del movimiento se esconde detrás de tres puentes decorados con Côtes de Geneve que emanan del centro del calibre.
Como era de esperar, los dos Omega De Ville Trésor quedan de maravilla en la muñeca. Su perfil discreto sin embargo te va ganando poco a poco, y acaba por ser un reloj que da gusto llevar puesto continuamente. Ambos se entregan con una correa de piel (marrón para el oro, azul para el acero) y su precio es de 7.700 euros para la versión de acero y 20.200 euros la versión de oro. Ya están disponibles en la web de la marca, en su boutique y en los distribuidores oficiales. Más información en Omega.es.