En Suiza la incidencia del Covid-19 es más bien escasa: a fecha de hoy y desde el comienzo de la pandemia sólo han tenido 39.332 enfermos, 4.481 hospitalizados y 1.720 fallecidos, en un país con 8,5 millones de habitantes. Por comparar, Madrid tiene casi 6,7 millones de habitantes y ya ha tenido casi 77.000 infectados y han muerto 8.451 personas. De hecho en Suiza lo del confinamiento suena a tortura antigua y nadie lleva mascarillas.
Sin embargo lo bien que está la situación social allí no se traslada al negocio de la relojería, que depende casi en su totalidad del mercado exterior. Y el mercado exterior no está para grandes alegrías, ni siquiera en países donde la pandemia no es -o no es percibida como- tan grave. Es el caso de Gran Bretaña, por ejemplo, que aunque tiene unos datos muy malos de afectación por el Covid-19 sigue haciendo vida normal. Allí la exportación de relojes suizos crece, pero nada que ver con una supuesta normalidad.
En conjunto hay una caída menor pero todavía significativa de las exportaciones, seriamente afectadas por el Covid-19. En las estadísticas de julio publicadas el pasado jueves 20 de agosto, la Federación de la Industria Suiza de la Relojería (FH) indica que la caída es del 17% en comparación con el año anterior, para un total de 1.600 millones de francos. En junio, la caída fue del 35,1% y del 67,9% en mayo.
«Esperábamos que la situación mejorara. Estos resultados alentadores generales están en línea con lo que podríamos esperar», dijo Jean-Daniel Pasche, presidente de la FH, a Le Temps. Sin embargo, pide prudencia y afirma que la incertidumbre relacionada con la pandemia sigue dominando a nivel mundial.
CRECIMIENTO EN CHINA Y EN EL REINO UNIDO
Los principales mercados han experimentado una evolución «muy dispar», dijo la FH en su comunicado de prensa. El crecimiento en China se fortaleció aún más hasta el 59,1% desde el 47,7% en junio. Esto ilustra, según la federación, «la pronta recuperación de este mercado y la repatriación gradual de las compras realizadas hasta ahora en el extranjero», un análisis compartido por Morgan Stanley.
El Reino Unido, por otro lado, registró un aumento del 2,5%, después de meses de fuertes caídas. Un rebote descrito como sorprendente por la federación, en comparación con los otros mercados del continente. Para Olivier Muller, experto en relojería de LuxeConsult, esto se debe en parte al «atractivo de los precios en suelo británico, la debilidad de la libra esterlina y la presencia de muchos coleccionistas en este mercado». Alemania sigue con un -1,1%, mientras que FH reporta una disminución «significativamente más negativa» en Italia (-33,6%) Francia (-30,6%).
Los Estados Unidos, por su parte, recuperaron cierta estabilidad, ya que la exportación de relojes sólo perdió el -0,6%. En junio, el descenso había sido del 57%. «Este repunte muestra que el fortalecimiento del comercio electrónico ha ayudado a compensar el cierre de las tiendas físicas. Esta es una tendencia fuerte y sin vuelta atrás», dice Olivier. Sin embargo, la situación en Hong Kong mejoró poco (-42,9%), al igual que en Japón (-32,1%). Recordemos que Hong Kong era antes de la pandemia el mercado más importante, y Japón el tercero. Japón ha llevado muy bien la pandemia, pero otra cosa es el consumo de relojes.
La erosión del volumen de unidades, que se contrajo en un promedio del 35,6% en julio, es más fuerte que la observada en términos de valor. Los relojes con un valor de exportación de más de 3.000 francos campearon mejor el mes, con una caída del 11,1% en las ventas, en comparación con el 36,3% de las piezas de menos de 200 francos.
Aunque él también ve la tendencia general como positiva, Olivier todavía espera que las exportaciones caigan un 30% en términos de valor para el final del año: «Las marcas de gama alta sin duda lo harán mejor, con una disminución de entre el 15 y el 20%, mientras que muchos jugadores pequeños verán una disminución de 50 a 60%».
A nivel mundial, el comercio exterior de Suiza confirmó su recuperación en julio. Después de crecer un 7,4% en junio, las exportaciones crecieron un 1,1% hasta 17.700 millones de francos en julio. Las importaciones aumentaron un 2,5 por ciento. La balanza comercial se cerró con un superávit de 2.600 millones de dólares. Un contraste importante con cómo le van las cosas a la exportación de relojes.
Pero es algo que ocurre globalmente: el lujo comienza a remontar y tiene buenas perspectivas, pero no así los relojes. Quizá sea una explicación más de por qué el mercado se está contrayendo: no se ve al reloj como un lujo tan imprescindible. Sobre todo cuando el Apple Watch está ya considerado como un complemento admisible.
CHINA GANA, EL RESTO PIERDE
El hecho de mayor trascendencia es ese aumento de la exportación de relojes a China en un 59,1%. Como vimos el mes pasado, en el que creció ya por encima del 47%, las marcas están volcando todos sus esfuerzos en ese mercado, que es el único que carbura. Esto es lógico y les da un respiro a las casas relojeras suizas. Pero lleva dentro un veneno de efecto retardado: al ser un crecimiento que se basa -en buena parte- en compras que antes se hacían en el extranjero y ahora se realizan localmente, significa que son ventas que se detraen de las filiales de las marcas en los destinos tradicionales del comprador chino.
Hay que tener en cuenta que muchas marcas sobreviven gracias al turismo -cual es el caso de España-, y de manera específica del turismo chino. Al haber desaparecido éste las marcas lo van a pasar muy mal en esos países, lo que acaba por dañar a las propias casas centrales, que mantienen una costosa estructura sustentada en esas ventas a extranjeros.
Y además no se sabe hasta qué punto la pandemia va a modificar los hábitos en el mundo. Si las restricciones en viajes siguen durante tiempo, a lo mejor las compras en el extranjero no son tan importantes para el turista chino, que se acostumbra a hacer buena parte de su consumo personal en su propio país. Eso sí que sería un punto de inflexión en el mercado, de consecuencias imprevisibles. Veremos.