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El Omega Speedmaster Moonwatch 321 “Ed White”, en vivo

El  Omega Speedmaster Moonwatch 321 "Ed White", en la muñeca

A poco que se siga Horas y Minutos se sabe que el Speedmaster Moonwatch de Omega es para mí el reloj definitivo. El único reloj que te hace falta, si sólo vas a tener uno en la vida. De ello hablé en el artículo y vídeo que publiqué con motivo del 50 aniversario de la llegada a la luna. Durante años hemos llamado Omega Speedmaster Moonwatch a la versión 311.30.42.30.01.005, que fue incorporando la lógica evolución que siempre tiene un reloj.

Primero el movimiento, que se ha ido mejorando hasta llegar al calibre 1861 actual, después la caja, que incorporó el bisel derecho para proteger la corona y los pulsadores del cronógrafo, y por último la esfera, fundamentalmente con cambios en el logotipo y el color de índices y manecillas, además de la adición de la palabra Professional, que llevó añadida el desplazamiento hacia el centro de todo el conjunto. Y el tamaño, mayor ahora.

El Omega Speedmaster Moonwatch actual a la izquierda, y el «Ed White» a la derecha

Pocas veces podemos ver una representación actual tan fiel a historia del reloj. Por eso el Speedmaster Professional sigue contando con el favor del público en general y el placet del aficionado a la relojería. Pero en enero de 2019 Omega anunció que iba a recuperar el calibre 321 original, lo que nos puso a salivar a muchos. El 321 se lanzó en una versión en platino, que por su precio queda fuera del radar de todo el mundo. Pero Omega dijo que iba a producir 2.000 unidades del 321, así que ya dije que lo lógico es que hubiera otra versión más asequible. Y así ha sido: éste es el Omega Speedmaster Moonwatch 321 “Ed White”.

EL CALIBRE 321

Por si acaso no ha quedado claro, voy a repetir la importancia del calibre 321: éste fue el calibre original del Omega Speedmaster, que con sus humildes 2,5 hercios (18.000 alternancias a la hora) y sus 44 horas de marcha alimentaba un movimiento cronógrafo y mantenía una excelente cronometría. Fue ese calibre el que se sometió a las durísimas pruebas de la NASA («pruebas de destrucción», las llamó James H. Ragan, el ingeniero que las diseñó). Estas eran las especificaciones que debía cumplir:

Como se puede ver eran unas exigencias altísimas, y sólo el 321 superó todas. El Rolex Cosmograph y el Longines Whittnauer no pasaron de la primera prueba. Por supuesto, Omega no hizo nada especial en el calibre, lo que deja claro lo bueno que era. Aunque para cuando el hombre llegó a la luna Omega ya había modificado el calibre, los astronautas que pisaron el suelo lunar tenían la versión 321.

Eso sí: la caja que pisó la luna no es la del Ed White sino la referencia 105.012 que es la que conocemos hoy día. La caja asimétrica fue la respuesta de Omega a una petición de la NASA, preocupada por la debilidad de una corona y pulsadores muy expuestos. A la postre fue un hallazgo, porque dio una distinción estética al reloj que lo hace aún más reconocible. 

Para la trilogía conmemorativa del lanzamiento del Speedmaster, Seamaster y Railmaster Omega hizo un estudio tomográfico (se puede ver en el vídeo) de los calibres, para poder reproducirlos pieza a pieza si así quisiera. Y quiso, claro, porque tras la tomografía dedicó dos años enteros para recrear este nuevo 321, en los que se sirvió también de calibres existentes para reproducirlo pieza a pieza. Eso sí, se ha permitido algunas licencias. La más llamativa es el uso de oro Sedna, la aleación de oro propia de Omega, que le da una excelente vistosidad al reloj.

Pero también ha aumentado la reserva de marcha, que pasa a 55 horas. La espiral original era azul, y así lo es también en este 321. Todo lo demás sigue igual. El calibre (y el reloj entero) está montado por un solo relojero, lo que le aporta singularidad porque cada maestro tiene su manera de hacer las cosas.

¿QUÉ SIGNIFICA ESTE CALIBRE?

Cuando Omega anunció el renacimiento del 321 todos pensamos que ocurriría lo habitual en la relojería suiza: se meterá en unos pocos relojes en edición limitada. Así fue, más o menos: apareció la edición en platino con un precio de 50.000 euros, lo que a efectos prácticos lo pone fuera de órbita (con perdón) de los aficionados. Que ahora aparezca este Omega Speedmaster Moonwatch 321 Acero significa que el reloj va a llegar a mucha más gente, así que el calibre va a estar, por así decir, mucho más expuesto.

¿Qué empresa relojera digamos «industrial» se le ocurre utilizar un calibre de hace 60 años? Ninguna. Es demasiado arriesgado teniendo en cuenta las exigencias actuales. Más aún: Omega ofrece una garantía de 5 años, impensable hace no mucho tiempo. Omega podría haberse ahorrado un ofrecimiento que nadie le había pedido, pero de esta manera confronta esa acusación más o menos veladas de que todo eso del Speedmaster y la Luna es pura estrategia de marketing, y que bueno, se podría decir que Omega tuvo suerte de llegar allí.

Y no. El mundo actual es muy exigente con la calidad y la resistencia de lo que compramos, y el 321 ya sabemos por todo lo que pasó. Por eso Omega puede dar este paso, y otros no. Es la forma de decirle al mundo (y a la competencia) «yo cumplo.. ¿Y tú?». Por eso me parece tan encomiable este modelo.

Pero ¿por qué se llama Omega Speedmaster Moonwatch 321 «Ed White»?

ED WHITE

Ed White en su paseo espacial con el Speedmaster en su muñeca izquierda

Edward Higgins White II (San Antonio, Texas, 14 de noviembre de 1930 – Cabo Cañaveral, Florida, 27 de enero de 1967) pasó a la historia por ser el primer norteamericano en dar un «paseo» espacial, el 3 de junio de 1965 (la misión Gemini 4). Es decir, salir de nave con la que orbitaba la tierra («actividad extravehicular» es el término correcto), un hecho de capital importancia para Estados unidos porque en marzo la Unión Soviética ya lo había hecho y se veía claramente que la NASA estaba perdiendo la carrera espacial.

Tristemente Ed White murió en el terrible accidente del Apolo 1 -tal como conté aquí-, que estuvo a punto de poner fin al proyecto de la NASA. Por no terminar su historia de manera luctuosa, digamos que Ed fue el primer y único ser humano que perdió un guante en el espacio: durante su paseo se lo quitó para poder manejarse mejor y se le escapó. Imaginemos qué valor habría alcanzado de haber podido ser recuperado. El guante estuvo en órbita durante un mes, pero acabó entrando en la atmósfera terrestre y se desintegró.

Los astronautas del Apolo I Grissom, White y Chaffee. Nótese los Omega Speedmaster en la muñeca. Foto – NASA

OMEGA SPEEDMASTER MOONWATCH 321 «ED WHITE» EN ACERO

El nuevo Omega está basado en el modelo que llevaba Ed White: un modelo con referencia 105.003ST. Era la tercera generación del Speedmaster, presentada en 1963.

Un Speedmaster como el de Ed White y el actual

El Omega Speedmaster Moonwatch 321 Acero tiene formas rectas y caja simétrica, porque no hay protectores en la zona de los pulsadores y la corona. La caja está pulida en el frontal y cepillada en los laterales. Lo que si cambia es el cristal, que en este modelo es de zafiro y no de Hesalite (un detalle fácilmente perdonable por los dolores de cabeza que te evita, dado lo delicado del cristal artificial). El bisel es cerámico (otra novedad bienvenida) y mantiene el famoso «punto sobre el 90» ( en vez de estar al lado). Es uno de esos detalles nimios que aparecen una vez en un reloj y que se convierten en importantísimo para el coleccionista.

La caja tiene 39,7 mm de diámetro (el Speedmaster habitual es de 42), una medida fiel al original. El brazalete tiene un ancho de 19 mm y eslabones planos como el original. La corona lleva grabado el logotipo correspondiente a la época del reloj original, y los pulsadores del crono están pulidos (como bien se puede ver en la foto).

La esfera del Omega Speedmaster Moonwatch 321 Acero también es fiel al original, ya que presenta una superficie graneada, dos alturas, el logotipo de Omega de época (aplicado, no impreso) y el nombre «Speedmaster» con la grafía también de entonces. además la manecilla del cronógrafo está curvada, siendo la forma del cristal.

Las manecillas son de bastón y el segundero con forma de diamante, todos pintados con una Super-LumiNova de color crema. Como siempre en el Speedmaster, la legibilidad en la oscuridad es absolutamente intachable. Incluso elegante, me atrevería a decir.

EN LA MUÑECA

Si el Moonwatch Professional se lleva magníficamente bien, este Omega Speedmaster Moonwatch 321 «Ed White» aún más, porque la disminución de tamaño lo convierte en una brisa sobre la muñeca. Además el brazalete, absolutamente retro, da aún más sensación de liviandad.

Tiene los dos eslabones exteriores pulidos y el central, mucho más ancho, satinado. Y, para completar el porte retro, el cierre pegable también incorpora el logotipo añejo de la casa, con un cajeado a propósito para que destaque aún más.

DISPONIBILIDAD Y PRECIO

El Omega Speedmaster Moonwatch 321 «Ed White» tiene un precio de 13.300 euros, y su entrega va a ser lenta por dos motivos: el primero el constructivo que he señalado antes. El segundo, imagino yo, porque Omega no querrá ver este reloj a la venta en una tienda online de segunda a mano a precios ridículos, como pasa con otros relojes. Supongo que querrá escoger quién se lleva uno de estos modelos tan singulares.

Es de los modelos más prestigiosos que pueden salir de la manufactura, y tiene la legitimidad histórica y técnica como para elegir muy bien qué hace con él y cómo lo vende. De hecho el reloj no se puede comprar en la tienda en línea de la casa. Entiendo que tenga lista de espera porque, a pesar del precio tan elevado, a quién no le gustaría tener un reloj original y escaso a la vez. Más información en Omega.es.

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