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Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 Limited Edition

Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 Limited Edition

¡Vaya entrada en el otoño más espectacular la de Glashütte Original! Es una de las marcas del Grupo Swatch que ha estado más callada este año, pero ha merecido la pena. Este Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 Limited Edition es una de esas bellezas que salen de vez en cuando que te obligan a decidir por qué lado vas a mirar el reloj, si por el de la esfera o el del calibre.

No todas las invenciones relojeras vienen de Suiza. El tourbillon es una de las altas complicaciones, patentada por Breguet el 26 de junio de 1801. El objetivo del tourbillon es contrarrestar el efecto de la gravedad sobre los relojes -de bolsillo en ese entonces y durante más de un siglo-, que estaban la mayor parte del tiempo en una sola posición (vertical, en el bolsillo). Para alojar el tourbillon se creaba una «jaula» que era la que lo sostenía y lo anclaba al movimiento.

Cuando mostré en vivo dos Nomos Ludwig hace unos días, decía que uno de ellos era un homenaje a los 175 años de la creación de la relojería sajona en Glashütte (al igual que estos tres modelos de Lange). Pues bien, uno de los relojeros más destacados de Glashütte fue es quien da nombre a este Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 Limited Edition.

En 1920, casi 120 años después de la invención de Breguet, Alfred Helwig lanzó lo que conocemos como tourbillon volante. A diferencia del tourbillon clásico, anclado en ambos lados, la elegante construcción de Helwig solo precisa un anclaje en la parte inferior, de modo que parece estar flotando en la jaula. El volante y el escape giran sobre su propio eje ininterrumpidamente a exactamente 360° por minuto. De este modo, el tourbillon contrarresta eficazmente la influencia negativa de la gravedad sobre la precisión de marcha.

Como ya sabemos, el tourbillon es ahora mismo una auténtica complicación: los relojes de muñeca no lo necesitan porque durante el día van cambiando de posición, así que el tourbillon no es sino un estorbo maravilloso que hace de la marcha del reloj una cosa mucho más difícil. Pero claro, lo embellece tanto que es una de las complicaciones favoritas de los aficionados. Y, gracias al tourbillon volante, se aprecia aún mejor.

Una de las decisiones que hay que tomar cuando se quiere insertar un tourbillon es ¿lo hago visible por la esfera o sólo por detrás? En este caso se ha preferido dejarlo visible por el reverso para dejar la esfera impoluta. El resultado es un calibre manual, el 54-01, que resulta sobrio y elegante, respetando la tradición sajona: la decoración rayos de sol de la tapa del barrilete, las nervaduras Glashütte de la platina de tres cuartos, los tornillos azulados a mano mediante calor (como se puede ver aquí) y los chatones de oro montados sobre tornillos, además de un gran número de piezas de acero pulido.

El motor se mueve a 21.600 alternancias a la hora (es decir, 3 hercios) y tiene unas impresionantes 100 horas de reserva de marcha.

El otro placer del Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 Limited Edition está en la parte frontal. Ubicada dentro de una caja de oro rosa de 40 mm de diámetro y 11,60 mm de altura, la esfera es de una belleza que desarma. Salvo el nombre de la marca, que aparece bajo las 12, GO ha prescindido de todo para mantener una faz pura, limitada exclusivamente a dar la hora de manera precisa al estilo de los relojes de antes.

Es de oro macizo chapado en plata que se somete a un proceso de cepillado manual para dejar una superficie finísimamente graneada, para resaltar la textura de las indicaciones.

A las seis se encuentra el pequeño segundero levemente empotrado, con una manecilla azulada y con la inscripción «Tourbillon» (que no molesta, pero que para mí tampoco hacía falta). La minutería de ferrocarril de la esfera se repite también en el pequeño segundero, dando así armonía al conjunto. Los índices de oro aplicados son muy sencillos, pero están redondeados para dar un toque de calidez al conjunto. Por último, las manecillas de bastón son sencillas al máximo, perfectas para el reloj.

El Glashütte Original Alfred Helwig Tourbillon 1920 es, en resumen, una belleza. Y limitada, porque sólo se van a hacer 25 unidades. Y exclusiva, porque su precio es de 122.100 euros (a cuento de qué vendrán esos 100 euros extras, me pregunto yo). Eso son 10.000 euros más que la otra edición limitada Alfred Helwig, que apareció en 2017 y que vimos con fotos en vivo, y que además tenía un calibre automático y la fecha. Pero no era tan bonito, eso es verdad. Más información en GlashütteOriginal.com.

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