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Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon. Modelos y precios

los tres Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon

El Royal Oak, como ya sabemos, fue originalmente un reloj deportivo. EL reloj deportivo de lujo, a partir del cual vinieron todos los demás. Especialmente hoy en día, donde la categoría de reloj de lujo con caja integrada en acero es la más efervescente y la que cuenta con más marcas compitiendo. Pero todo surge del inmortal modelo creado diseñado por Gerald Genta para Audemars Piguet. Sin embargo, lo bueno que tienen los grandes diseños es que aguantan de todo, y hace ya mucho que el Royal Oak abrazó los metales preciosos y las más altas complicaciones. Recordemos, por ejemplo, que el año pasado el Gran premio de relojería de Ginebra (aquí están todos los ganadores en vídeo) fue a manos del Royal Oak Calendario Perpetuo, el más delgado del mundo. Dentro de esa línea de altas complicaciones en traje deportivo se enmarca el nuevo Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon, que además es novedad en la casa.

Royal Oak Tourbillon Extra-Thin

Digamos en primer lugar que el Royal Oak Tourbillon apareció por primera vez en 1997, en conmemoración del 25 aniversario del Royal Oak. Desde entonces la complicación ha estado dando vueltas en la colección, y de hecho hasta ahora mismo estaba -y va a seguir estando- el Audemars Piguet Royal Oak Tourbillon Extra-Thin en diversos colores, como éste de aquí encima en púrpura. Pero este es un tourbillon de cuerda manual, y conserva los puentes tradicionales de los torbellinos clásicos.

Ahora la marca presenta algo más moderno y con un movimiento que nunca antes se había usado en el reloj deportivo de lujo de la marca, el Calibre 2950 que se usó por primera vez en el Code 11.59. Y aunque éste no es el primer movimiento de tourbillon automático utilizado en el RO, sí es el primero en combinar un mecanismo de cuerda automática y una arquitectura volante. La caja de estos nuevos modelos mide 41 mm de diámetro y es un poco más gruesa que la de los modelos ultradelgados antes mencionados, aproximadamente 11,5 mm en vez de 9 mm. Aparte de eso, encontramos el mismo diseño que todas las demás ediciones del RO, con el bisel octogonal característico con 8 tornillos de oro y el brazalete metálico integrado. Todos los relojes combinan superficies cepilladas con excelentes pulidos.

En cuanto a la esfera, los modelos de acero y oro tienen una superficie labrada con el patrón «Evolutive Tapisserie» que se introdujo en los modelos de tourbillon de cuerda manual en 2018 al que me refería antes, con un punto focal que irradia desde el centro del tourbillon. El Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon presenta como novedad dentro de la colección Royal Oak el nombre de Audemars Piguet aplicado. Está hecho de finas capas de oro y obtenido mediante un proceso químico similar a la impresión 3D, conocido como crecimiento galvánico. Las letras se unen mediante finos eslabones de oro, casi invisibles a la vista. La firma se fija después a la esfera mediante unas patas en miniatura. Esta técnica se uso por primera vez en los Code 11.59.

El calibre de manufactura 2950, visible a través del zafiro posterior, es un movimiento que se introdujo por primera vez en la colección Code 11.59 y que combina el tourbillon volante, una arquitectura que AP utilizó por primera vez en 2018, en el Royal Oak Offshore, y cuerda automática. El movimiento, completamente decorado con técnicas de alta relojería, es grande y moderno. Late a 3 Hz y cuenta con una cómoda reserva de marcha de 65 horas. Según la edición, la masa oscilante calada está realizada en oro rosa o en oro rosa rodiado.

Pero la estrella de los tres modelos es, en mi opinión, el Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon en titanio. Por lo que no tiene, además: la casa ha prescindido de la tradicional tapicería del Royal Oak y la ha sustituido por una superficie arenada color pizarra, con manecillas e índices de oro blanco a juego. El resultado es excelente, ofreciendo un perfecto equilibrio entre la complejidad de la caja y los elementos de la esfera. Al quitar la tapicería resaltan mejor los índices y manecillas -que son parte de la idiosincrasia del Royal Oak- y por supuesto el tourbillon. Un acierto que supongo que se repetirá en el futuro con nuevas versiones.

Desafortunadamente RO significa también un precio alto, y los tres Audemars Piguet Royal Oak Selfwinding Flying Tourbillon siguen el mismo patrón: los modelos de acero y titanio cuestan 129.000 francos suizos y el de oro 159.000 francos. Eso es, al cambio, 152.800 y 188.300 euros respectivamente. Los relojes ya se pueden reservar en las boutiques de la marca. Más información en AudemarsPiguet.com.

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