Todavía me acuerdo el día que descubrí a Laurent Ferrier: fue en la feria de Baselworld 2012, y estaban en lo que la organización pomposamente llamaba «Palace», que no era sino una tienda de campaña grande, sin baños ni nada, en la que se apelotonaban muchas marcas de todo pelaje. El caso es que iba viendo marcas de lo más peculiar (la mayoría ya no existen) cuando pasé por delante de algo que casi no era ni un stand, porque sólo tenía tres vitrinas con tres relojes, más o menos. Detrás, de pie, había un señor mayor y una mujer de mediana edad. Vi los relojes de reojo y seguí caminando. Pero de repente me paré y me dije «oye, espera. ¿Qué acabo de ver?» Y volví sobre mis pasos a mirar los relojes de esa marcha que, según decía el cartel, se llamaba «Laurent Ferrier». Y el hombre mayor era el señor Laurent Ferrier, y la mujer era Vanessa Monestrel, que llegó a ser la directora de marketing y ventas (y que desgraciadamente ya no está).
Desde ese momento, hace ya casi 11 años, estoy enamorado de los relojes de la casa, que representan para mí lo que uno busca en un reloj clásico: belleza elegante y perenne, perfección en los acabados y personalidad propia. Incluso cuando se ha lanzado a hacer un reloj deportivo, con lo arriesgado que es, Laurent Ferrier ha sabido crear algo muy distinto a lo que ya hay en el mercado, pero sin perder su esencia: el Tourbillon Grand Sport que vimos en vivo.
Por supuesto, el que en 2012 yo no lo conociera era culpa mía, porque el año que se lanzó la marca, en 2010, ya ganó el Gran Premio de Relojería de Ginebra con su reloj estrella, el Galet Classic Tourbillon Double Spiral. Así de bueno es. Y es que hacer una relojería clásica pero que sea imposible de confundir con otro reloj, o que te recuerde a otro reloj, es muy difícil. No puedes mirar a alguien que lleve un reloj como este Laurent Ferrier Classic Origin Green y no saber quién lo ha hecho. Pero es que pasa lo mismo con los Galet de hace diez años. Ese es el gran mérito de la casa.
Tras pasar por un período de reorganización en 2019, enrarecido por la pandemia en 2020, el pasado julio Laurent Ferrier lanzó el reloj de aquí arriba, llamado Classic Origin Opaline y que volvía a la caja Galet pero con un calibre manual menos complicado. Un reloj extremadamente sencillo pero que sabía ser diferente gracias a los elementos bicolor de la esfera. Ahora la casa estrena su tienda online con este Laurent Ferrier Classic Origin Green, que es bonito hasta decir basta.
El reloj era mi favorito para ganar el premio al mejor reloj de hombre en el GPHG, pero el jurado se equivocó y dio el premio (¡otra vez!) a Voutilainen (aquí está el vídeo con los relojes premiados). El Laurent Ferrier Classic Origin Green está alojado en una caja Classic de 40 mm y presenta las mismas líneas curvas suaves que el modelo inaugural de la marca, el Classic Tourbillon de doble espiral. Sin embargo, en este caso, la caja está hecha de titanio de grado 5, lo que le da al reloj un temperamento más moderno.
Siguiendo la preferencia de la casa ginebrina por una estética limpia, el Classic Origin Green exhibe una belleza minimalista. Las agujas de las horas y los minutos, llamadas Assegai (que en español se dice azagaya y que es una lanza corta), flotan serenamente sobre una esfera muy distintiva. El reloj presenta una esfera opalina degradada que cambia de verde translúcido en su centro a un verde bosque profundo cerca de su periferia. La minutería de ferrocarril gris pizarra está remarcada con números amarillos que le dan a toda la pieza un espíritu deportivo. A las 6 en punto, un pequeño segundero con un nítido círculo exterior amarillo y manecilla en forma de bastón. Las tres agujas están hechas oro blanco de 18 quilates. El reloj está equipado con la corona que distingue a los relojes de la casa. No sólo es bonita, es además cómoda de usar.
El Calibre LF 116.01 de cuerda manual, visible a través del zafiro posterior, está equipado con un volante de oscilación libre y curva Breguet. Esta última combinación mejora la precisión, mitiga los errores de posición y mejora el isocronismo. El sistema de trinquete de hoja larga de la firma es otro punto destacado de este movimiento. Este sistema, emblemático de Laurent Ferrier, ofrece una sensación muy agradable al dar cuerda al reloj, así como un sonido inimitable. Tiene una estimable reserva de marcha de 80 horas.
Si bien el Calibre LF 116.01 es más simple que algunos de los complicados movimientos de la compañía, mantiene el acabado de alta gama que se encuentra en todas las demás creaciones de Laurent Ferrier Los puentes están decorados con un acabado de rodio negro pulido a mano, como los cantos de los puentes. Cada cabeza de tornillo está pulida a espejo y el puente del volante está elegantemente curvado con un ángulo interior hecho a mano, en consonancia con la meticulosa atención al detalle que siempre ha distinguido a LF.
El Laurent Ferrier Classic Origin Green se entrega con una correa de piel marrón con forro de alcántara y hebilla de titanio. Es una edición limitada a 30 piezas con un precio unitario de 28.500 francos suizos, que sólo se puede adquirir en su tienda online. Quién pudiera. LaurentFerrier.com.