Debo confesar algo: nunca he sido muy del Submariner de Rolex. O, por mejor decir, el Submariner no es el primer Rolex que yo me compraría. Mi Rolex favorito siempre ha sido el Perpetual, como los nuevos que vimos con fotos en vivo. Y también los que se presentaron en la feria de Baselworld de 2016 y que también pudimos verlos en vivo. El Sky-Dweller azul me apasiona, y el Daytona de platino con esfera azul glaciar me parece un sueño.
Pero algo ha cambiado este año con la presentación de los nuevos Submariner (aquí vimos en vivo las versiones con fecha). No cabe duda de que el Rolex Submariner es el reloj más conocido del mundo. Cualquier persona reconoce el reloj, incluso si no sabe que es un Rolex. Eso es porque tiene las formas más imitadas del historia, en particular la combinación de la manecilla horaria «Mercedes» y la de bastón de minutos. Y, en menor medida, la ventana de fecha aumentada gracias a la lupa Cyclops, presente en los Rolex Submariner Date, la otra versión del modelo que siempre aparece en la colección (y es tema de infinitas discusiones, tantas como preferencias personales hay).
Esta figura tan universal es un activo inconmensurable, como pueda ser la forma sinuosa de la botella de Coca-Cola. Y no es que el reloj sea el mismo que cuando apareció en 1953; por supuesto que ha evolucionado en todo este tiempo, pero siempre ha mantenido una esencia que es como el genoma del modelo. La evolución casi siempre ha sido a pequeños incrementos, porque es sabido que, una vez que aparece un modelo, los cambios que hace Rolex son siempre de poquito en poquito, con la idea siempre de no arriesgar la calidad (a costa, claramente, de resultar poco innovador). Pero es esa misma línea y esa misma calidad la que ha hecho del Rolex Submariner -y de Rolex en general- ese símbolo de la calidad perdurable, un prestigio nunca manchado.
ROLEX SUBMARINER 41 mm 2020
En este 2020 tan raro Rolex ha hecho una cosa rara: actualizar tanto el modelo sin fecha como con ella. La versión sin fecha sigue la misma norma que su antecesor: sólo aparece con esfera y bisel negro. La versión con fecha también sigue la norma: múltiples combinaciones de metales y colores.
El gran cambio es, en realidad, mínimo: la caja pasa de 40 milímetros y un poquito a 41 y un poquito. Son otros detalles los que sí varían la percepción del reloj. La «Supercaja» se ha estilizado, con asas más delgadas y con más ángulo. El ancho de las asas también se ha incrementado: de 20 a 21 mm. Por último, los protectores de la corona también se han rediseñado para darles más ángulo.
Constructivamente, el resto de los elementos permanece igual: la caja es de acero Oystersteel (904L) cepillado con superficies laterales pulidas. Corona Triplock y reverso cerrado. El cristal es de zafiro sin revestimiento antirreflectante (como es habitual en Rolex), pero al ser plano no es una ausencia que se lamente (o no mucho). La hermeticidad sigue siendo de 300 metros.
No hay cambios en el bisel (de Cerachrom) y la esfera (lacada en negro). El bisel es ligeramente más ancho, con la misma escala de 60 minutos grabada en platino. En la esfera los cambios están en las manecillas: la de horas es ligeramente más ancha y la de minutos gana ancho de material luminiscente y longitud, ya que ahora toca el carril de los minutos. El material luminiscente, Chromalight, sigue luciendo en azul. Índices y manecillas están hechos en oro. Bajo el índice de las 6 horas aparece la leyenda «Swiss Made», interrumpida por la corona de Rolex.
Y ¿por qué me gusta más esta versión que la que tiene fecha? Es muy difícil poner por escrito sensaciones que no sabes por qué se producen, pero yo creo que lo que pasa es esto: la esfera del Submariner tiene elementos muy grandes, como corresponde con un reloj de buceo. Los índices lo son y además tienen dos formas distintas. Las manecillas también. Debajo de las 12 aparece el logotipo, el nombre y una obviedad, el «Oyster Perpetual», que es algo que todos los Rolex son. Pero eso no es nada: justo enfrente, encima de las 6 en punto, aparecen nada menos que cuatro líneas de texto, que incluyen letras en negrita (el nombre) y cursivas (Ft, = y m). Y además escrito en mayúsculas, lo que reclama aún más atención. Y todo ello enmarcado por un bisel con grandes numerales.
Si a todos estos elementos, que están siempre demandando nuestro interés (el flanco vertical, con la palabra Rolex y la corona repetidos 360 grados, casi pasa desapercibido, pero también reclama su parte de cariño), le unes la ventana de fecha y la lupa Cyclops, que es bastante grande, resulta que la esfera tiene, en mi opinión, demasiados puntos de atención, desequilibrando el conjunto. No sabes a qué quedarte. En el Rolex Submariner 41 mm 2020, sin embargo, la ausencia de la ventana de fecha y el domo de aumento y su sustitución por un índice igual al de las 9 horas otorga al modelo un equilibrio necesario y una serenidad que se agradece, rebajando el tono deportivo y haciéndolo mucho más elegante. Pero claro, es una opinión subjetiva.
NUEVO CALIBRE 3230
La verdadera novedad de este Rolex Submariner es la que no se ve: el nuevo calibre 3230, que sustituye al 3130 y se equipara al 3235 que hemos visto, por ejemplo en este Yacht-Master de 42 mm. Así, el movimiento integra el escape Chrongery, un tren de engranajes más eficiente, un barrilete de alta capacidad para llegar a las 70 horas de reserva de marcha, un nuevo módulo de carga para que esta sea más efectiva y rápida, y la espiral Parachrom, que es antimagnética y muy resistente a las sacudidas.
Por último, el 3230 es también un «Superlative Chronometer», lo que significa que está certificado por el COSC y por la propia Rolex, que lo certifica ya montado en la caja. La precisión es de -2/+2 segundos al día, mucho más exigente que los -4/+6 que exige el laboratorio COSC.
El brazalete es comodísimo, lo que no es una novedad en la casa. El cierre tiene el sistema Glidelock, gracias al cual los submarinistas pueden alargar la correa hasta 20 mm, con incrementos precisos de 2 mm; la extensión de elementos Fliplock permite adaptar la correa hasta 26 mm.
Y, por supuesto y como todos los Rolex, el reloj se lleva de maravilla en la muñeca. La perfecta ejecución de todos los elementos hace que el reloj capte la mirada cada vez que giras la muñeca para consultar la hora, hasta el punto que la tienes que girar dos veces porque la primera no te enteras: te quedas mirando la esfera. Esa es la cualidad de los grandes relojes.
Y, cubriéndolo, el cierre Oysterlock, que no sólo es perfecto cada vez que se abre y se cierra por necesidad; es que además da gusto hacerlo, tanto al tacto como al oído.
El precio de este Rolex Submariner 41 mm 2020 es de 7.700 euros y es, como todos, muy difícil de conseguir. Más información en Rolex.es,