Icono del sitio Horas y Minutos

Dos Dior Grand Bal y Grand Soir en vivo. La relojería en femenino

Los dos Dior Grand Bal

En el mundo de la relojería el cliente más difícil de complacer no es el experto o el que tiene los mejores relojes. Los coleccionistas son difíciles de satisfacer porque hay que darles algo que no tengan, pero una vez que lo tienen suelen ser fieles seguidores de una marca. Así que no es tanto problema como el de satisfacer a una mujer, que tradicionalmente ha utilizado el reloj como un complemento más, y todos vamos variando de adornos con frecuencia (pensemos en las corbatas, en el caso de los hombres). Por eso, conseguir un reloj que no entre en el cajón de esos complementos genéricos y que se distinga por su nombre porque es el que más tiempo pasa en la muñeca, es un gran reto para las marcas.

La mayoría de los relojes de mujer son relojes de hombre de menor tamaño y con diamantes, o madreperla, o las dos cosas. No es que estén mal en sí mismos, pero es una forma remolona y poco creativa de atraer a una mujer. Sin duda funciona -si no no estarían en el mercado-, pero son intrascendentes. La mujer occidental, durante la segunda guerra mundial, demostró que podía ser tan femenina en los talleres de construcción de obuses como antes lo era también en el salón de baile. Pero, tras cinco años de sólo vestir el mono de trabajo, la oferta de Dior devolvió a la mujer el gusto por vestidos más femeninos. Suya es la frase «un vestido de baile ha de ser el de tus sueños, y a su vez él debe convertirte en una criatura de ensueño«. Y son esos vestidos de baile que creó Christian Dior los que inspiraron los relojes Dior Grand Bal.

En el artículo en el que vimos ocho Dior Grand Bal en vivo ya conté cómo el reloj había usado un alteración técnica (trasladar la masa oscilante a la esfera) para convertir su reloj en algo distinto a todo lo que había. Parece una solución sencilla, pero obligó no sólo a recalcular y rehacer el calibre para alargar el piñón de transmisión del movimiento al rochete del barrilete, sino también adaptarlo para una transmisión vertical, no horizontal. Y los materiales usados como rotor -su gran hallazgo estético- deben tener el peso suficiente para dar la cantidad de movimiento necesaria para la carga.

El resultado es un firmamento de posibilidades estéticas con casi tantas opciones como gustos. Y si en las labores decorativas pones a los artesanos de Dior, el éxito y la capacidad de asombrar están garantizados.

DIOR GRAND BAL PLUME BLANCHE

Ya vimos en el otro artículo un Grand Bal Plume; ahora presentamos una versión más delicada y con más trabajo de decoración. Hay que mencionar que no vale cualquier pluma porque, como decía antes, deben tener el suficiente peso para girar adecuadamente, y también tener la suficiente rigidez como para estar sujetas a los extremos sin que se desgarren. Además deben guardar una apariencia similar para que mantengan la armonía estética. Así que es necesario un complicado proceso de selección y después de montaje -manual, por supuesto-.

La esfera añade otra labor artesana, de una delicadeza que casi sólo se aprecia con la ayuda de una lupa: sobre la superficie lacada y desde el centro de la misma parten hilos de oro rosa que se extienden para formar una figura que recuerda a una flor. No se cuántos, pero seguro que varias centenas. Las manecillas están facetadas para favorecer la lectura.

Ese mismo patrón se ha plasmado en el reverso del Dior Grand Bal Plume Blanche, un cristal translúcido que deja entrever el calibre «Dior Inverse 11 ½», con 42 horas de reserva de marcha.

La caja es de acero y tiene un diámetro de 36 mm. con una hermeticidad de 50 metros. Entre los diamantes del bisel y los de la esfera hay 197 piedras. La correa es de aligátor tintada en blanco.

El precio hay que consultarlo con la boutique, pero ronda los 30.000 euros.

Dior VIII GRAND BAL “PLISSÉ SOLEIL”

La caja de este modelo también tiene 36 mm de diámetro, y también integra diamantes en el bisel. La esfera está tratada con laca translúcida azul oscuro, sobre la que se situal una esfera central remarcada por diamantes (hay un total del 103). Las agujas también están facetadas. En este caso el rotor es de oro y está decorado con marquetería de nácar gris metalizado con bordes verde mar.

En este caso el reloj se ata a la muñeca con una correa de aligátor teñida en borgoña. Es una edición limitada a 888 unidades (un número que sin duda atraerá al cliente asiático porque el 8 es el número de la suerte allí) con un precio unitario que ronda los 15.000 euros.

DIOR GRAND SOIR PLISSÉ PRÉCIEUX

Los Grand Soir son los otros relojes mecánicos de mujer de Dior que aúnan la creatividad de la casa con una tradición relojera clásica de elaboración exquisita que se expresa en sus masas oscilantes, biseles, calibres y esferas. Esta lujosa pieza juega con volúmenes y materiales, dando la ilusión de un vestido de tul arremolinándose bajo el cristal. La esfera de oro blanco cepillado con diamantes de talla redonda engastados en efecto nieve con degradado, detalles plisados y calados en oro blanco y rosa, y agujas de horas y minutos de oro rosa facetadas (aunque la lectura de la hora no es precisamente una de sus virtudes).

La esfera está adornada con una delicada capa de elementos plisados y redes que recuerdan el universo de la alta costura. Al mover el reloj la luz va creando una miríada de reflejos, que se entrecortan con las rejillas de oro y se multiplican gracias a los diamantes dispersos por la esfera. El efecto es alucinante, la verdad.

La caja de oro rosa tiene 36 mm de diámetro, con un bisel de oro rosa con diamantes con talla baguette engastados, corona de oro rosa con un diamante de talla de rosa engastado y parte posterior en cristal de zafiro iridiscente y chapada en oro rosa.

En este caso el calibre usado es un Elite, fabricado por Zenith (recordemos que ambas marcas están dentro del grupo LVMH). Lo que se ha cambiado completamente es el rotor, que se ha realizado en oro rosa con un plisado que hace honor al nombre del reloj.

El reloj se entrega con una correa de satén gris con hebilla de oro rosa con diamantes de talla redonda, además de con una correa adicional de cocodrilo negro. Es una edición limitada a 88 unidades, con un precio unitario de 49.500 euros.

Puede parecer que estos Dior Grand Bal y Grand Soir son relojes caros (que lo son), pero comparados con los precios de otros relojes de mujer en realidad ofrecen mucho más. Por poner un ejemplo, el Patek Philippe Twenty-four en acero cuesta 24.400 euros, y su esfera pasaría vergüenza si se pusiera al lado de un Grand Bal. Más información en Dior.es.

Salir de la versión móvil