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Ya a la venta los nuevos Tissot T-Touch Connect Solar. Fotos en vivo y precio

Tissot T-Touch Connect Solar dorado

Ha sido una espera de años, pero por fin está en las tiendas: El Tissot T-Touch Connect Solar es ya una realidad. Y esta vez de verdad, porque el anuncio oficial se hizo en la presentación de cuentas anuales del Grupo Swatch en mayo de 2020, pero es ahora cuando ha llegado a las tiendas (a las españolas, en otros países ya lleva unos meses). El reloj va más allá de la gama de productos de Tissot; es en realidad una apuesta de todo el Grupo, que desde la aparición del Apple Watch se puso como objetivo conseguir el suyo propio.

UN POCO DE HISTORIA

Ya en 1991 el grupo presentó Swatch “The Peep”, un buscapersonas para la muñeca. En 2004 lanzó el Swatch “Paparazzi” de la mano de Microsoft, con una presentación muy al estilo de lo que vemos hoy en día (gran fiesta, personajes famosos, etc.). En 2005 apareció el Tissot “High-T”, que era una versión más cara (800 dólares) y de más calidad. Fueron modelos realmente avanzados conceptual y técnicamente. El High-T funcionaba como un teléfono inteligente moderno de hoy en día, moviendo el dedo sobre la superficie y pulsando sobre ella. El problema fue que el producto era caro para la época. Tengamos en cuenta que esos 800 dólares es algo menos de lo que cuesta el Tissot T-Touch Connect Solar ahora, diecisiete años después. Pero además era obligatoria una suscripción anual de 60 dólares para recibir la información. Y sólo estaba disponible en Estados Unidos y Canadá.

Aparte de los fallos del sistema -de los que siempre ha abominado Nick Hayek- el principal problema era el precio y que, sencillamente, la gente no necesitaba el producto. Recordemos que Blackberry lanzó sus teléfonos en 1999, y el iPhone apareció en 2007. No había, por tanto, suficiente cultura tecnológica como para que el producto se considerara importante o necesario.

Nick Hayek dijo en 2013 que el «iwatch» (como se conocía entonces al futuro Apple Watch, que acabó apareciendo un año después) no sustituiría al teléfono inteligente por su pequeña pantalla. En eso tenía razón (por ahora), pero quizá no previó que a quien sí acabaría sustituyendo es a los relojes de cuarzo, que desde entonces no hacen sino disminuir sus ventas más y más. Buen testigo de ello es el anterior Tissot T-Touch (como éste que vimos en vivo), al que las ventas de smart watches convirtió repentinamente en obsoleto.

Sea como fuere, el Grupo Swatch se puso en marcha para conseguir su propio reloj inteligente, para el que la base más lógica era el T-Touch, que ya tenía mucho camino avanzado. Pero las premisas eran exigentes: no se quería depender de empresas externas para el sistema operativo; Hayek no se fiaba (ni entonces ni ahora) de Microsoft, y tampoco de Google (Android) o Apple (IOS). Aunque, en realidad, cualquiera de ellas podría comprar el Grupo Swatch sin mayor problema y parecen tener un futuro más asegurado que el propio grupo suizo.

También quería que el producto fuera suizo (Swiss Made) y que no hubiera que recargarlo cada día. Son puntos excelentes para mantener la personalidad propia de la marca, pero a la vez ha supuesto un esfuerzo inversor en términos de tiempo y tecnología que, a la postre, ha llevado a un gran retraso en la aparición del producto que el tiempo dirá si es o no un lastre demasiado pesado para la carrera comercial del producto.

Otro aspecto importante es que el Tissot T-Touch Connect Solar no es un smartwatch al uso: es decir, no tiene una esfera que hace de pantalla. Conserva la mayor parte del dial dedicado a las células solares, que son las que le permiten tener una autonomía de 6 meses sin tener que recargarlo. La pantalla digital es más o menos un tercio del total (como en los T-Touch tradicionales). Así que el cliente, cuando se enfrenta a este reloj, debe desaprender lo que ya está interiorizado sobre cómo ha de ser un smartwatch.

No es tarea pequeña, porque llevamos mucho años ya con los artilugios «smart» y siempre los asociamos con grandes pantallas con las que interactuar. A cambio, Tissot ofrece un reloj-reloj: la construcción se siente de calidad, con una caja de titanio hermética hasta 100 metros, con superficies que alternan los pulidos y los satinados para darle mayor prestancia en la muñeca.

Incluye además un bisel de cerámica, perfecto para un reloj que está pensado sobre todo para la actividad física, donde la cerámica te garantiza durabilidad y colores que no pierden el brillo. Además el cristal es de zafiro irrayable, una gran ventaja para un reloj que hay que estar toqueteando y que se va a usar al aire libre.

Un detalle que denota su clara vocación de reloj: la lectura en la oscuridad no se consigue encendiendo una pantalla, sino que, al haber manecillas físicas, se logra mediante la pigmentación con una Super-LumiNova que brilla de manera esplendorosa.

Todos los componentes del Tissot T-Touch Connect Solar son de bajo consumo y su sistema de recarga solar se produce gracias a las células fotovoltaicas de su esfera, desarrolladas en Neuchâtel por el CSEM (Centre Suisse d’Electronique et de Microtechnique). Por cierto que el reloj incorpora un indicador que te dice la calidad de la luz que recibe; es decir, cómo de eficiente es esa luz para cargar el reloj. Pero como la demanda de energía es tan grande y se busca que el reloj se cargue con la luz, las placas solares ocupan mucho espacio, y por eso el tamaño del reloj es considerable: 47 mm de diámetro y 15,3 mm de altura, así que no es para las muñecas tímidas.

Debo decir, sin embargo, que lo he visto puesto en muñecas de mujer, y se defendía bastante bien. El hecho de que la correa se incline enseguida hace que se aferre mejor a la muñeca, lo que es un gran punto a su favor.

USAR EL TISSOT T-TOUCH CONNECT SOLAR

El Tissot T-Touch Connect Solar se aprovecha de las funciones que ya tenía el T-Touch tradicional: calendario perpetuo, cuenta atrás, cronometraje, alarma, temperatura, brújula y altímetro. Pero además ha desarrollado un sistema operativo propio que ha llamados SWALPS, que juega con el nombre de Swatch y los Alpes, y cuyas iniciales corresponden con Swiss Autonomous Low Power System, compatible con iOS, Android y Harmony (el sistema operativo de Huawei).

Al bajarse la aplicación del reloj y sincronizarlo con el móvil, se pueden almacenar todos los datos históricos de las actividades realizadas con el reloj, además de funciones como:

Por supuesto, el reloj recibe notificaciones de correos electrónicos, recordatorios, llamadas (no puede contestarlas pero sí identificarlas y rechazarlas) y redes sociales. Además se puede seleccionar qué notificaciones recibe. Por ahora no se pueden hacer pagos con el reloj.

La forma de manejarse es muy intuitiva, porque se usan los pulsadores tipo cronógrafo y la corona: el pulsador superior desbloquea la pantalla y a partir de ahí el movimiento por la pantalla se hace mediante la corona giratoria. El botón Back retrocede a lo largo de los menús hasta llegar al principio. También se pueden activar las diferentes secciones tocando sobre la pantalla, junto a la función descrita en el bisel.

Por ahora el Tissot T-Touch Connect Solar tiene 6 versiones: caja de titanio con bisel negro y blanco con correa de caucho roja o negra, cuyo precio es de 980 euros. Otra con titanio recubierto de PVD negro con acentos blanco o naranja y correa de caucho negra, con un precio de 1.040 euros. Caja de titanio con PVD color oro rosa y la misma correa de caucho negra. Su precio es de 1.065 euros. Por último, una versión con brazalete de titanio con un aspecto muy potente y con un precio de 1.080 euros. Las correas y el brazalete no son intercambiables.

Los relojes ya están disponibles en la tienda online de Tissot, así como en los distribuidores autorizados. No cabe duda que el Tissot T-Touch Connect Solar es un modelo atractivo que va a gustar a aquellos que ya les gustaba el T-Touch anterior, y que tiene en su larguísima autonomía su principal ventaja sobre la competencia. Pero también es cierto que entra en un mercado muy difícil: el de la electrónica de consumo, que no se mueve en absoluto con los mismos criterios que los de la relojería tradicional. Ahí la batalla es encarnizada y los productos se aceptan o desechan rápidamente, por lo que los pasos tienen que estar muy bien calculados.

El Tissot no va a luchar en el mercado básico porque su precio se lo impide (cuesta el doble que el Apple Watch básico y 100 euros más que el de titanio), y por tanto está más dirigido al nicho de los aficionados a la relojería que quieren tener también un reloj conectado. Ahí su competidor es el TAG Heuer Connected que vimos en vídeo que, en su versión más barata, es casi 1.000 euros más caro que el Tissot (aunque ofrece muchas más funciones). Y también el Montblanc Summit 2, que es más pequeño y permite realizar llamadas. En fin, veremos cómo progresa el reloj y qué respuesta da el mercado. Más información en Tissot.es.

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