Qué gusto traer marcas nuevas al blog. Es decir, no es que Louis Erard sea una marca recién nacida, ni mucho menos. De hecho la empresa se creó en 1929, y comenzó a fabricar relojes en el 31. Pero siempre fue una marca sin especial relevancia, y de hecho estuvo la última década del siglo pasado desaparecida. En los últimos años, sin embargo, ha cambiado su estrategia: ha pasado de ser una marca más, particularmente conocida por sus relojes regulador, a ofrecer productos que destacan por su imagen singular, sus técnicas de alta relojería y sus buenos precios.
En los años 80 la marca modificó el famoso movimiento de cuerda manual Peseux 7001 para convertirlo en un regulador con indicación de reserva de marcha. Desde entonces esa variación del Peseus es de su propiedad, y la empresa lo ha utilizado siempre como uno de sus modelos estrella. El Regulator de aquí arriba es probablemente la mejor versión; a pesar de ese guilloché manual tan delicado y los números romanos, el reloj resulta sorprendentemente actual. Su precio es de unos 2.245 francos suizos, que al cambio es aproximadamente 2.000 euros.
Más sorprendente aún fue Le Régulateur Louis Erard x Alain Silberstein, lanzado para celebrar los 90 años de la firma, con una esfera casi infantil que sin embargo funciona. O al menos al principio, no sé si es un reloj para llevarlo continuamente. Pero hay que felicitar a la marca por el atrevimiento de dejar plena libertad a un diseñador tan particular como Silberstein.
Hace unos meses lanzó el Louis Erard Excellence Émail Grand Feu Small Seconds, un reloj de tres agujas que, en su sencillez, se distingue por la combinación de numerales romanos con índices y por las manecillas, que le dan un cierto aire marcial para compensar la delicadeza de la esfera. Está realizada en esmalte «Grand Feu» por la casa Donzé Cadran, perteneciente a Ulysse Nardin, y puedes verla, junto con una explicación en detalle de las diferentes técnicas de esmalte, en mi visita a la manufactura de Ulysse Nardin.
De nuevo Louis Erard ofrecía un reloj con técnicas artesanas pero sin disparar el precio, porque el reloj cuesta 3.900 francos suizos (3.500 euros al cambio). Estos relojes son siempre ediciones limitadas, lo que los hace particularmente deseables. Este nuevo impulso de la casa se debe a Manuel Emch, que ya conocíamos de su paso por la dirección de Jaquet Droz y Romain Jerome (que desapareció tras su marcha). Y esta es la idea detrás del nuevo Louis Erard Excellence Guilloché Main, un reloj de esos que levanta miradas.
Una vez más la casa vuelve al guilloché trabajado de forma manual, pero en este caso se aleja del habitual motivo de puntas de clavo o de semilla de cebada (puedes ver en vivo ambas decoraciones en estos Breguet) para crear un tapiz de cubos que, por supuesto, recuerda a la obra de M. C. Escher. El resultado es un efecto tridimensional completamente diferente a lo que estamos habituados, y que da una sensación de amplitud incluso mareante. Como además no hay horas ni minutos, el motivo se puede expandir sin problemas a todo lo ancho de la placa.
Incluso el nombre de la marca se ha grabado bajo el cristal, no sobre la superficie de la esfera, de manera que se acentúa la sensación de profundidad. Las manecillas, azuladas por calor, aportan una nota de color que de todos modos a veces cuesta leer por la apabullante presencia de los cubos.
La esfera del Louis Erard Excellence Guilloché Main se ejecuta pieza a pieza mediante la técnica del guilloché manual. El fabricante de esferas Fehr & Cie SA, de La Chaux-de-Fonds, realiza el patrón en un torno manual. No hay máquinas CNC ni procesos automatizados, sino una máquina centenaria controlada por el hombre que cincela la superficie de la esfera para revelar el metal y el patrón deseado. Merece la pena ver el vídeo para entenderlo mejor:
La combinación de una base de barniz negro, utilizada para cubrir la esfera antes del guilloché, y el rodiado final que da una pátina de plata al latón expuesto por el cincelado, potencian el efecto de profundidad. La caja de acero inoxidable de 42 mm y 12,25 mm de altura es la habitual utilizada por la marca, al igual que el cristal de zafiro abombado en la parte superior. El Louis Erard Excellence Guilloché Main se entrega con una correa de nobuk negra de 22 mm que acompaña muy bien al porte del reloj.
Bajo el fondo transparente de la caja se encuentra un sencillo pero robusto movimiento automático, el Sellita SW261-1 en grado élaboré con un rotor propio calado. Usar un calibre así ayuda a mantener el precio contenido, y es algo habitual cuando el interés de la pieza está en el trabajo artístico. Estoy pensando, por ejemplo, en Sarpaneva.
El Louis Erard Excellence Guilloché Main es una edición limitada de 99 unidades con un precio unitario de 3.900 francos suizos (IVA incluido), y se puede encargar en la web de la casa, louiserard.com.